Que espabile el PSOE
El martes 3, los andaluces recibimos otra mala noticia: 20.870 trabajadores más ingresaron en las filas del paro. Ya suman 844.400. El crecimiento del paro en octubre era previsible. Pero no por ello es menos grave.
Los datos del Inem provocaron las reacciones de siempre. Para el PP, son "preocupantes y tristes". Para IU, "una amenaza para la paz social". Los sindicatos anuncian movilizaciones y la patronal insiste en la reforma laboral (abaratar el despido). Los socialistas destacan los aspectos menos negativos: que el paro en Andalucía crece menos que en España y que el aumento este mes de octubre es la mitad que el del pasado año.
Lo peor, además, está por llegar. El informe de otoño de Analistas Económicos (Unicaja) prevé que el paro alcanzará el 29% a finales de año (la ultima EPA lo sitúa en el 25,64%, tasa sólo superada por Canarias y lejos de la media nacional, 17,93%).
¿Qué hacer? Soluciones mágicas no hay. La crisis es global, y las soluciones deben ser globales. Cierto: en España, a esa crisis generalizada se le suma el mal endémico de un paro siempre por encima de la media europea.
Pero aunque no haya fórmulas milagrosas, al menos hay que intentar encontrar alguna salida. La ciudadanía está harta de ver cómo Gobierno, oposición, sindicatos y patronal se arrojan descalificaciones continuas. Ante una emergencia social, urgen acuerdos excepcionales. Andalucía no puede soportar mucho más tiempo que uno de cada cuatro trabajadores esté desempleado. Y pronto puede ser uno de cada tres.
Pero dialogar no consiste en imponer tus propios criterios. Hay que transar, ceder. Aunque, obviamente, como recordaba el consejero de Gobernación y número dos del PSOE andaluz, Luis Pizarro, los que han perdido las elecciones no pueden imponer sus recetas económicas a los que las han ganado.
A los socialistas se les va acortando la cuerda del tiempo. Confiar en que sólo una recuperación mundial de la economía les sacará del atolladero es peligroso. Han de tomar la iniciativa. Si los acuerdos no llegan, tendrán que explicar muy bien quiénes son los que ponen trabas y por qué.
Increíblemente, a pesar del caso Gürtel o de la guerra fratricida de Madrid, las encuestas sitúan al PP por encima del PSOE en España y a poco menos de un punto en Andalucía. Hoy, los populares ganarían unas elecciones generales.
Para algunos, porque los socialistas abandonan con frecuencia sus viejas banderas socialdemócratas. Se lo han recordado tres centenares de intelectuales que firmaron el manifiesto Otra política y otros valores para salir de la crisis, impulsado entre otros por dos ilustres granadinos, Luis García Montero y Miguel Ríos.
El PSOE corre el riesgo, en España, y en menor medida en Andalucía, de perder el voto de izquierdas. Lo dijo claramente nuestro rockero mayor: "A veces, cuando un político te pide el voto, te dice que hará cosas que luego no cumple. Eso ha pasado con Zapatero en algunas cuestiones. Yo, hoy, no le votaría".
Los firmantes del manifiesto pedían, además de "medidas progresistas" para salir de la crisis, "reformas fiscales que garanticen la equidad, la solidaridad fiscal, sin paraísos ni privilegios para millonarios".
Zapatero tomó buena nota: el martes, cuatro días después de presentarse el manifiesto, los socialistas pactaban con la izquierda una reforma fiscal por la que los galácticos extranjeros que ganen por encima de 600.000 euros pagarán al fisco lo mismo que los nacionales, el 43% de sus ingresos y no el 24%. Porque tiene bemoles que un mileurista cotice a Hacienda lo mismo que una estrella de fútbol que se embolsa varios millones de euros al año.
Así, el martes terminaba con una buena noticia que suavizaba de alguna manera el mazazo del paro. Eso sí, o el PSOE espabila o... lo espabilan.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.