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Reportaje:LIGA DE CAMPEONES | Cuarta jornada

El Barça precisa un golpe de autoridad

Tras la derrota en el Camp Nou, al equipo azulgrana no le queda más remedio que ganar en el congelador de Kazán

Al Barcelona no le queda prácticamente más remedio que ganar hoy (18.30, Gol TV) su partido 200 en la Copa de Europa. Aunque lidera su grupo, está empatado a cuatro puntos con el Rubin y el Dinamo de Kiev mientras que el Inter es el último con tres. La clasificación exige un golpe de autoridad de los azulgrana en Kazán antes de recibir al Inter y viajar a Kiev. "No es una final, pero una victoria nos permitiría vivir más tranquilos", resume Messi.

Invicto en sus últimas salidas europeas, el Barça ha empatado los dos últimos partidos de Liga jugados en cancha ajena, en Valencia (0-0) y Pamplona (1-1), dos resultados que invitan a la reflexión: "No hay mucho tiempo para flagelarse ni en lo bueno ni en lo malo", advierte Pep Guardiola, consciente de que su equipo será hoy más exigido que en encuentros anteriores por su derrota en el Camp Nou ante los rusos (1-2).

Durante el partido se esperan nueve grados bajo cero y una humedad del 96%

Así que, por mucho que el encuentro se juegue en un congelador enorme -se esperan temperaturas de nueve grados bajo cero y una humedad relativa superior al 96%- y que el entrenador rival, Kurban Berdiyev, lleve una semana sin cortar el césped, Guardiola prefiere olvidarse de las excusas. El propio Berdiyev le dio la razón: "Para un equipo tan grande como el azulgrana, el clima no deber ser nunca un problema". "¿Hace frío? Pues nos abrigaremos y correremos para no helarnos", aceptó Guardiola; "si quiere hacer cosas grandes, un equipo debe superar el frío, 40 grados a la sombra o jugar contra doce porque el público les anima mucho". "¿Que el césped está mal?", prosiguió el técnico azulgrana; "después de jugar en Mónaco [el terreno de juego era impracticable], todo lo que venga será bienvenido".

El mensaje de Guardiola a sus futbolistas es claro: tienen a su disposición gorros, bufandas, ropa térmica de abrigo y un equipo de masajistas dispuesto a impermeabilizarles las piernas con cremas. O sea que a jugar y a jugar como saben, esto es moviéndose para facilitar la circulación del balón -"mejor que corramos un poco o nos quedaremos helados", dice Guardiola- y para hacer correr al rival detrás del balón. Justo lo que ya hicieron en el Camp Nou hace 15 días -"por algo tuvimos el control el 70% del partido"-, cuando remataron 23 veces, nueve entre los tres palos, dos a la madera, productividad que, en cualquier caso, no les evitó la derrota al acertar el Rubin, campeón y líder de su Liga, acertara en sus dos tiros a puerta.

"El Rubin es un señor equipo, maravillosamente organizado. Nunca vi otro igual", insiste Guardiola, convencido de que los rusos ganarán potencial ofensivo con Bukharov, ausente en Barcelona por lesión. Las dudas azulgrana son Henry y Alves, cuya recuperación podría dar más alternativas al eje defensivo, cuestionado en los últimos choques.

Guardiola no quiere apelar a la suerte -"no existe: si va al palo y sale fuera, haberla tirado dentro"- mientras Berdiyev, que ya le empató al Inter (1-1), prefiere no pensar en milagros: "No pudo pedir a mis jugadores que vuelvan a ganar al Barça. Hemos de ser conscientes de lo que somos".

La situación la define Messi: "No tenemos nada que demostrar. Sabemos lo que somos, como también sabemos que en la Champions nos puede ganar cualquier equipo". El argentino, que se llevó una bufanda del equipo sobre hielo local, campeón del mundo, y un tubeteyka, el típico gorro tártaro, tampoco acepta excusas: "Espero que no lo notemos". Mejor pensar en que el Barça aspira a celebrar su partido 200 con un triunfo.

Pep Guardiola, en el entrenamiento del Barcelona en Kazán.
Pep Guardiola, en el entrenamiento del Barcelona en Kazán.AP

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