Elche encandila a la Unesco
La ciudad ilicitana vuelve a recibir otro galardón del organismo internacional, en este caso al Museo escolar de Pusol
Elche sigue de luna de miel con la Unesco. El rico patrimonio histórico y cultural de la capital ilicitana acaba de recibir otro parabién del organismo internacional. El Museo Escolar de Pusol de Elche ha entrado a formar parte del Registro de Prácticas Excelentes en Materia de Salvaguarda del Patrimonio Cultural Inmaterial de la Unesco.
La Unesco premia el trabajo realizado conjuntamente entre el museo y la comunidad educativa por recuperar la cultura y las tradiciones populares. El Museo se creó a partir de la labor que un grupo de profesores liderados por el actual director del museo, Fernando García y los estudiantes y sus familias que desde la década de los setenta, se empeñaron primero por recuperar herramientas y técnicas de cultivo y terminaron creando todo un centro de cultura tradicional con más de 60.000 ítems inventariados y 770 archivos orales.
El museo se creó en los 70 para recuperar las tradiciones
Los estudiantes restauran y catalogan los objetos
Todo comenzó con la inclusión en la Escuela Unitaria de la pedanía de Pusol, al sur del término municipal de Elche de una línea pedagógica basada en la relación de las personas con su entorno. "Nos dimos cuenta de que con la industrialización los chavales habían llegado a desconocer el significado de palabras como trilla o el nombre de oficios y herramientas básicas de la labor agrícola, palabras por otra parte cotidianas para sus abuelos o sus padres", explicó Fernando García. Decidieron incorporar en el currículo el proyecto La Escuela y el Medio y enviaron a los escolares a entrevistar a sus mayores, luego los llevaron a presenciar algunas de las tareas propias del campo como la siembra y pidieron a los padres que se implicaran también y acudieran a la escuela a contar a los niños sus oficios.
"Empezaron a traernos también todo tipo de objetos, hicimos fichas con los utensilios y montamos un taller para enseñar a los alumnos a restaurar y conservar estas herramientas", explicó García. La primera exposición se organizó en una de las dos casas de maestros que tenía la escuela, en la otra se instaló el almacén. Desde entonces la idea fue creciendo y de la recuperación del trabajo agrícola se pasó a la primera industria alpargatera en Elche y el incipiente proceso de industrialización del calzado.
Los mismos estudiantes eran los encargados de restaurar y catalogar los objetos y preparar las fichas con el relato de cada elemento de la exposición. El museo en estos más de 30 años ha ido ampliándose y en la actualidad dispone de unas modernas instalaciones donde se expone de forma ordenada parte de la colección que posee. En él se han formado más de 500 escolares que han investigado la riqueza del entorno en contacto directo con los depositarios de las tradiciones.
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