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Un conflicto peatonal en Xàtiva

Las operaciones para aligerar de tránsito rodado los centros históricos de las ciudades suelen ser conflictivas. Y Xàtiva, uno de los núcleos antiguos más extensos de la Comunidad, en el que conviven residentes, comercios, locales de ocio y un importante patrimonio arquitectónico, no es una excepción: su futuro cierre parcial al tránsito, impulsado por el PP, se está saldando con una considerable bronca política y con las opiniones encontradas de comerciantes y vecinos. El plan, sufragado con 500.000 euros del Plan E, contempla restricciones a la entrada de vehículos a través de obstáculos con lectores ópticos de matrículas para permitir el acceso de los vecinos, emergencias y operaciones de carga y descarga en horario limitado.

El plan pretende aligerar el tránsito diario por el casco antiguo

PSPV-PSOE y Bloc, en la oposición, rechazan el proyecto porque no ha contado con la opinión de los sectores afectados y se ha planeado sin debate político alguno. La bronca tuvo su clímax el 15 de octubre, en una reunión informativa del equipo de gobierno -del PP- con comerciantes y vecinos, a la que se denegó la asistencia a dos concejales socialistas.

La controversia también es ciudadana. La Asociación de Empresarios de Xàtiva (Adexa), que integra a los comerciantes del centro, ha valorado positivamente la iniciativa tras las reuniones informativas. Sin embargo, un grupo de comerciantes del núcleo histórico no se considera representado por esta opinión y ha iniciado una campaña en contra del cierre. Temen una sangría de clientes si no se habilitan primero aparcamientos cercanos. Mientras, algunos residentes sospechan que se va a limitar seriamente su movilidad.

"Este proyecto no se puede llevar a cabo sin un plan previo de apoyo al comercio del núcleo antiguo que incluya alternativas para disminuir el impacto negativo del cierre al tránsito", alega Roger Cerdà portavoz socialista, quien, en todo caso, condiciona cualquier actuación al "visto bueno previo de vecinos y comerciantes". El Bloc es más cauto. Su concejal y secretario local, Juanjo Garcia, ve "positivo" el cierre pero pide "un estudio previo de las necesidades en materia de rehabilitación y de servicios".

El PP sostiene que las críticas "han creado una alarma injustificada" y no modificará sus planes. Vicente Parra, edil de Urbanismo, advierte de que el cierre "no tiene vuelta atrás", porque el centro "no puede seguir soportando este tránsito". Y si bien reconoce que la medida "puede generar malestar entre los vecinos", señala que los afectados "deben de ser conscientes de que es un paso que se debe dar".

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