La desconfianza frena al mercado

El nivel de los 11.900 puntos del Ibex 35 se está convirtiendo en un problema de confianza para los inversores, al terminar esta semana muy por debajo de esa cota, a pesar de haberla superado en cuatro ocasiones.

En la jornada de cierre, el Ibex 35 marcó un nuevo máximo anual intradía en 11.960,40 puntos, pero una vez más se vino abajo en la segunda parte de la jornada para cerrar en 11.739,80 puntos, con lo que consigue una ganancia semanal del 0,54%, prácticamente lo que perdió en la tanda anterior.

Los elementos que los inversores han tenido que valorar esta semana eran pocos y, en general, se han centrado en los resultados empresariales de las empresas estadounidenses. Vista así, la evolución del Ibex 35 en torno al nivel de los 11.900 puntos no deja de ser pura retórica sobre la capacidad de recuperación de las grandes empresas de Estados Unidos. Los resultados han sido, en conjunto, bastante positivos, pero son muchos los analistas que consideran que reflejan más los programas de recorte de gastos que la situación real de la economía.

Aun así, cada publicación de beneficios ha tenido un impacto puntual en los mercados, dándose la paradoja de que las acciones de las empresas españolas subían porque Wells Fargo ganó mucho dinero, o bajaban porque Microsoft no hizo los deberes todo lo bien que debía. En cualquier caso, más que los resultados en sí, lo que los mercados han entrado a valorar ha sido su adecuación, o no, a las estimaciones previas de los analistas, lo cual resulta aún más paradójico.

Para esta próxima semana, los inversores españoles tendrán argumentos más cercanos para evaluar la posibilidad de romper la resistencia de los 11.900 puntos, ya que los grandes bancos españoles publicarán sus resultados trimestrales. Hasta ahora, la mayoría de las entidades financieras que han publicado sus cifras del trimestre han mostrado un fuerte impacto de las provisiones sobre el dato final de beneficios.

Los valores bancarios han sido en los últimos días, junto con Telefónica, los protagonistas casi únicos de las evoluciones de la Bolsa española, posiblemente porque los inversores han querido ver en las cuentas de los bancos estadounidenses como un anticipo de lo que puede ofrecer la sólida banca española.

Al margen de las cuentas de beneficios de las sociedades, la semana ha ofrecido discretos retazos sobre la marcha de la economía, que sigue creciendo en Estados Unidos, aunque a un ritmo muy moderado. En Europa han sido algunos índices de confianza los que han permitido a los mercados justificar su altura, aunque los datos no son aplicables a todos los países por igual.

La contratación en el Mercado Continuo se ha mantenido en unos niveles bastante discretos, como muestra de la poca confianza de los inversores en la continuidad de la racha alcista.