Fitch contradice a Moody's y avala la buena salud de la banca española
La agencia rebaja el riesgo de un mayor deterioro por el desplome inmobiliario
Los mismos datos pueden servir para argumentar puntos de vista distintos, cuando no opuestos. La reflexión viene a cuento de los informes publicados, en un intervalo de apenas tres días, por las agencias de calificación Moody's y Fitch sobre la banca española a partir de estadísticas similares. El pasado martes, Moody's llamó la atención de los mercados al afirmar que las entidades estaban "retrasando el reconocimiento de activos morosos", vinculados al sector inmobiliario, lo que se traducía en un agujero oculto de 57.000 millones de euros sin provisionar. Ayer, Fitch rebajó el impacto del desplome del ladrillo y anticipó que, en el caso de las grandes entidades, "el rendimiento seguirá siendo sólido a pesar de los retos" que plantea la crisis.
Donde Moody's ve ocultamiento, Fitch ve una "gestión activa del riesgo"
El informe señala a Caja Madrid por el bajo ratio de capital
Si el informe de Moody's provocó la airada reacción del sector -la patronal de las cajas lo tildó de "catastrofista", la bancaria de "confuso"-, el análisis que hizo público ayer Fitch contribuirá a calmarlo. "El sistema bancario español ha sorteado la crisis financiera con éxito hasta ahora, sin tener que recurrir a inyecciones de capital del Estado", constata Fitch en el prólogo de su informe.
Buena parte de esta visión más amable se debe a que Fitch centra su análisis en los cinco grandes (Santander, BBVA, La Caixa, Popular y Caja Madrid) del sector. El informe recalca que la concentración del negocio en la banca tradicional, una regulación prudente y "la escasa exposición a derivados financieros complejos" han contribuido a limitar los daños. Pero añade que "el intenso ajuste de la economía española, el pronunciado aumento del paro y la dependencia del sector inmobiliario han tenido efectos nocivos en los ingresos y la calidad de los créditos", lo que ya se deja sentir en los resultados del primer semestre.
"El impacto es variable, las grandes entidades han absorbido con facilidad un mayor nivel de costes, manteniendo una rentabilidad sólida gracias a la diversificación del negocio", explica Carmen Muñoz, analista de Fitch. "Pero otras entidades, sobre todo cajas de ahorros medianas y pequeñas, han sufrido un notable descenso de sus resultados. Y seguirán sufriendo una gran presión por la caída de los ingresos, un mayor nivel de costes y una mayor morosidad".
El informe de Fitch resalta que Santander y BBVA afrontan la crisis desde "una posición de fortaleza", que deriva de los ingresos que le asegura su presencia en Latinoamérica, y de una gestión que tiene bajo control los costes y ha reaccionado con prontitud al aumento del riesgo. Para las otras tres grandes, Fitch dibuja un horizonte algo menos claro, dada su mayor dependencia de la economía española y su "significativa exposición al sector inmobiliario". La agencia cree que la capacidad de generación de ingresos de Banco Popular y La Caixa les coloca en mejor posición que a Caja Madrid para afrontar el deterioro de la calidad de sus activos. De la entidad madrileña también señala que su ratio de capital de alta calidad (6,5% de sus activos con riesgo) es el más bajo entre las cinco grandes.
El análisis de Fitch también dedica mención aparte al impacto del pinchazo inmobiliario en las cuentas de la banca. La agencia de calificación de riesgos da por hecho que el frenazo del mercado inmobiliario y la dificultad creciente para pagar hipotecas por el aumento del paro seguirá afectando a la calidad de los créditos (aumentará la porción de cobro dudoso y los impagos) al menos hasta 2011. Pero también que el repunte de la morosidad será, a partir de ahora, más moderado.
Y donde Moody's veía un retraso en el reconocimiento de activos morosos, mediante la refinanciación de deuda a promotores, la compra de viviendas a propietarios que no pueden afrontar la hipoteca o la adquisición de participaciones en inmobiliarias, Fitch ve una "gestión activa del riesgo". El informe publicado ayer cree que si las viviendas intercambiadas por deuda se consideraran créditos de dudoso cobro, la morosidad pasaría del 4,9% actual a un máximo del 7%, cuando Moody's da por hecho que casi se duplicaría. Fitch añade que es muy difícil incluir en este cálculo el efecto de la refinanciación de créditos a promotores porque no hay datos actualizados.
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