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Reportaje:

Sueños que nunca se cumplirán

Alberto Rodríguez relata la historia de tres fracasos en la película 'After'

Manuel, Ana y Julio son amigos desde la adolescencia. Están muy cerca de los 40 años y han alcanzado el estatus social que parece garantizar la felicidad. Sin embargo, son desdichados. Salen a romper la noche, a hacer realidad un paraíso que creyeron atisbar en su juventud. Bailan hasta el amanecer y empapan su cuerpo de cocaína y otras drogas. La mañana los encuentra envueltos en soledad y en fracaso. Manuel, Ana y Julio son los tres personajes principales de la película After, que ha dirigido el sevillano Alberto Rodríguez.

El filme, que se estrenará el próximo 23 de octubre, traza un retrato sobre la falta de esperanza en un mundo en el que las personas parecen condenadas. Hay resacas salvajes, empleados despedidos de su trabajo, enfermedades que destruyen las familias, humillaciones gratuitas a los más pobres con sus consiguientes revanchas, palizas, incomunicación...

"Los protagonistas no terminan de madurar", comentó el director

Manuel, que encarna Tristán Ulloa, guarda en su interior una capacidad inusitada para la violencia. Es una bomba andante que estalla cuando la presión le sobrepasa. Ana (Blanca Romero) es incapaz de comprometerse y hiere a quien se le acerca sin la armadura puesta. Julio (Guillermo Toledo) recibe golpes por todas partes y es experto en meteduras de pata. Su triunfo profesional corre parejo con la desdicha de otros, ya que su oficio es el de despedir a la gente de sus empresas. Los tres protagonistas deambulan por unos escenarios rodados en Sevilla, Palomares y Camas que por su desolación podrían trasladarse a muchos paisajes urbanos europeos.

"El título de la película, After, juega con el espacio público y con la idea de posterioridad. El gran problema de los protagonistas es que no toman decisiones. Son personas que no terminan de madurar", comentó ayer Alberto Rodríguez, en la presentación de la película en los cines Nervión Plaza, en Sevilla. "No termino de estar muy de acuerdo con que sea una película generacional. Es la historia de tres personajes y punto", explicó el director, que estuvo arropado por Guillermo Toledo y Blanca Romero.

"Llega un momento en tu vida en que te das cuenta de que algunas cosas las vas a hacer y otras no las harás nunca", dijo el director, en cuya filmografía destacan películas como El traje y 7 Vírgenes (Concha de Plata del Festival de San Sebastián y un millón de espectadores). "A determinada edad, sabes que los sueños que te han contado no van a cumplirse. Sabes que no vas a ser alpinista y que no vas a llegar a la Luna", resumió el cineasta.

La película, que está producida por La Zanfoña y Tesela, PC, ha contado con un presupuesto de 2,5 millones de euros. After, cuyo guión ha sido escrito por Rafael Cobos y Alberto Rodríguez, ha sido seleccionada para la sección a concurso del Festival Internacional de Roma.

Guillermo Toledo definió a su personaje como "un tipo que busca, que no se da por vencido, que es incapaz de mostrar empatía con casi nada". "Intenta acercarse pero no tiene las armas para hacerlo. Tiene una vida solitaria y con un trabajo despiadado para los demás", precisó el actor. "Nos han engañado desde pequeños. Nos han dicho que hay que ganar mucho dinero, tener cultura y un gran trabajo. Y que si cumples esto serás feliz. Mi personaje ha fracasado consigo mismo. Es el que se lleva más palos, el más solitario", señaló Toledo.

Blanca Romero habló de las carencias de su personaje. "Cuando se encuentra con desconocidos, Ana se siente menos expuesta al daño emocional. Tiene fobia y pánico al dolor. Y sólo puede hacerle sufrir la gente con la que tiene más relación. Ana está sedienta de cariño y amor. Y está muy sola", comentó Romero.

La película se sumerge durante casi dos horas en un espacio marcado por la frialdad y la falta de contacto. El sexo es un intercambio de fluidos y expectativas que siempre concluye en frustración. La mujer de Manuel ve cómo los juegos amorosos se trastocan en un inicio de violencia incontrolada. El hijo de Manuel es un niño triste que escapa de su padre. Julio contempla la mañana en cuartos de hotel que parecen fabricados en serie. Las relaciones a través del ordenador son un sucedáneo para aliviar sus miedos y colmar su necesidad de estar acompañado. Ana saca las garras ante las personas que de verdad le importan. Los tres se mueven por las calles de una ciudad del siglo XXI.

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