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Reportaje:

El hijo de gladiador

El heredero de Xosé Cuiña combina su militancia en el PP y en favor del idioma gallego

A la asamblea constituyente de ProLingua, una de las plataformas en defensa del idioma gallego, el pasado sábado, asistieron personalidades como Xosé Manuel Beiras, Camilo Nogueira o el escritor Xabier P. Docampo. Sin embargo, quizás la intervención más aplaudida fue la de Rafael Cuiña. Rafa Cuiña (Lalín, 1972), como apunta su apellido, es hijo de Xosé Cuiña, el que fue secretario general del Partido Popular de Galicia y eterno delfín hasta que reclamó su primogenitura. Y es, como lo fue su padre, militante del PP. "Probablemente me aplaudieron porque mi presencia y mi intervención era la más sorprendente, pero cualquiera que me lea [Cuiña escribe habitualmente en Vieiros y ha publicado tribunas en prensa sobre este tema] ya sabe cómo pienso al respecto del gallego", dice.

En ProLingua "sí habrá rojos, pero dudo que sean peligrosos"
"Hay mucha gente del PP que se me acerca y me dice que están conmigo"
"En el colegio en Lalín, las clases de gallego nos las daban en castellano"
"En mi casa no se respiraba un clima precisamente españolista"

De hecho, uno de los promotores de ProLingua, Xabier P. Docampo, reconoce que le propusieron formar parte de la plataforma "porque queríamos que hubiese de varias ideologías, y era el candidato ideal del PP. Quedamos un día en Santiago Xavier Alcalá y yo con él, y dijo que sí sin problemas ni condiciones. Después se han integrado otros militantes del PP en ProLingua, pero son, digamos, más tímidos". "Me interesó como me interesa cualquier iniciativa que defienda la lengua o la cultura de nuestro país, que luche en positivo contra esos grupos de presión que pretenden erradicar el gallego de la enseñanza. Y me apunté porque puedo, no tengo ningún cargo en el partido ni pretendo tenerlo, ni pretendo tampoco ser el pepito grillo del PP". En su intervención en la asamblea reconoció que en su entorno se extrañaron de que se apuntase "a un grupo de rojos peligrosos. Sí habrá rojos, pero dudo que sean peligrosos".

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No ha tenido críticas de sus compañeros de plataforma reivindicativa, pero sí le han llovido improperios en medios de derecha extrema. "Hay mucha gente del PP que se me acerca y me dice que están conmigo y que tengo razón, pero que ellos no pueden significarse, aunque no descarto que quizás después me pongan a parir", señala Cuiña, que posiblemente tenga en cuenta la experiencia de su padre, que después de proclamar en público que prefería luchar como un gladiador que contemplar la vida desde la grada, se vio abandonado por muchos de los que habían pregonado ser sus seguidores.

De todas formas, Rafa Cuiña tampoco considera que su actitud sea opuesta a la de su partido. "En el PP hay muchas sensibilidades, más galleguistas y menos, y en las ciudades hay unas pseudoélites acomplejadas que consideran inferior todo lo gallego, pero la base electoral siempre fue galleguista", dice. Tampoco se siente solo, o como el último mohicano de la corriente galleguista que encabezó su padre. "Yo he visto manifestaciones de Xesús Palmou, de Agustín Baamonde o de Xosé Manuel Barreiro en la misma línea de las que yo digo".

Con todo, no niega que las posturas recientes de su partido y las decisiones de la Xunta han supuesto un duro golpe para el idioma gallego. "Eso es cierto, y si no hubiese pasado eso, no estaríamos hablando de lo que estamos hablando, pero yo creo que Anxo Lorenzo es la persona más adecuada para realizar un buen decreto sobre el idioma". ProLingua considera objetivos irrenunciables la totalidad de la actual Lei de Normalización Lingüística de 1983 y el Plan Xeral de Normalización da Lingua Galega de 2004.

Contra lo que se pueda pensar, sobre todo "en esos grupos de presión a favor del monolingüismo en castellano", en palabras de Rafael Cuiña, el hijo de Xosé Cuiña nunca fue monolingüe en gallego. "En mi casa no se respiraba un ambiente precisamente españolista, mi madre es maestra especializada en gallego, y yo lo hablaba con mi padre, pero no en mi entorno de amistades. De hecho, en el colegio en Lalín, las clases de gallego nos las daban en castellano. También cuando estudiaba en Madrid y tenía posturas a favor de Galicia era como un marciano. Ahora estoy en un proceso de regalleguización, y a mis dos niñas pequeñas se lo hablo siempre para que vayan tomando conciencia de la cultura de su país".

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