_
_
_
_

A Coruña tala los árboles centenarios del centro histórico

El Ayuntamiento promete reponer todos los ejemplares, pero sin fecha

En A Coruña, con una acuciante falta de verde que busca corregir con nuevos parques, la supresión de patrimonio arbolado del centro de la ciudad, con ejemplares de gran valor y considerados insustituibles por su tamaño y edad, ha sido una constante este año. Y más en los últimos meses. A la tala "urgente" en septiembre de 77 olmos, muchos centenarios, por padecer la temida plaga de grafiosis, se sumaron otras desapariciones irremplazables en el casco histórico. Ya no queda un árbol al pie de la milenaria muralla, en pleno proceso de restauración. Hace 10 días fueron talados los dos magníficos olmos de más de un siglo que destacaban, al pie del baluarte, en A Maestranza.

El Ayuntamiento, desde su concejalía de Infraestructuras, Parques y Jardines, replica que "se repondrán" todos los árboles suprimidos. Aunque no especifica ni cuándo, ni cómo, ni qué especies remplazarán ejemplares en su mayoría insustituibles. Sin reponer sigue en el Parrote el espacio que ocupaba el viejo sauce llorón, de un metro de diámetro. Era otro "insustituible", con un precio estimado en 2003 de 2.400 euros, según la norma granada, un sistema de valoración prestigioso de la Asociación Española de Parques y Jardines públicos.

Algunos caen como efecto de un hongo devastador, otros, por las obras

Fue el ciclón Klaus de enero pasado el que tumbó el sauce. Y también uno de los tres olmos centenarios de A Maestranza. Era el mayor del espectacular trío, con un tronco de 3,3 metros y una valoración de casi 18.000 euros. Sus dos compañeros de similar precio y porte majestuoso permanecieron inmunes. Pero hoy ya no queda en pie ningún árbol junto al baluarte. Los dos olmos centenarios "también estaban afectados por grafiosis", alega el Ayuntamiento. Ninguno aparecía en el listado inicial de los ejemplares atacados por el destructivo hongo. Ni tampoco se les detectó mal alguno en la campaña especial de inspección que la concejalía realizó hace un año.

"Un árbol enfermo no tiene por qué ser cortado sistemáticamente, y la Ciudad Vieja está viviendo una tala constante", se indigna la arquitecta Ana Gallego. Con sus colegas Pascuala Campos y Soledad Bugallo, especializadas en paisajismo, elaboran un documento crítico que compara el arbolado inventariado en 2003 y su estado actual. Completarán el trabajo, iniciado por el casco histórico por el valor de su patrimonio forestal, con una propuesta de conservación y repoblación.

Además de los ancestrales olmos, se suprimieron 16 mioporos (también llamados siempreverdes) alrededor del baluarte de la ciudad. Valorados entre 300 y 400 euros, nueve de entre ellos eran también "insustituibles". Desaparecieron con las obras para renovar la pavimentación. Ana Gallego denuncia que se hicieron "zanjas sin contemplar la particularidad de los lugares que atraviesan, no hay voluntad real de mantener el arbolado singular".

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
SIGUE LEYENDO

Los técnicos del Ayuntamiento defienden "la retirada de los arbustos para realzar la muralla medieval, dentro del proyecto de recuperación" de la misma y aseguran que cuando acaben las obras "se repondrán". En las nuevas aceras al pie del baluarte, sólo queda, de momento, hueco para la iluminación.

Llamativa es también la tala de seis de los 11 árboles que lucía el Campo da Estrada, donde acaba la muralla. Suprimieron, entre otros, dos plátanos con un metro de diámetro (valorados en 4.600 euros) y dos arces. "Se van a sustituir por nuevas especies de más valor ornamental y urbano", asegura el Ayuntamiento.

A falta de prevención, motosierra

La grafiosis, provocada por un destructivo hongo, originó "la disminución del 80% de los olmos ibéricos en Europa", aducía el Ayuntamiento al anunciar, en septiembre, la "tala urgente" de 77 olmos del centro de A Coruña. Afectados estaban en su mayoría centenarios ejemplares únicos de los jardines de Méndez Núñez y la Avenida del Puerto. Las "medidas urgentes para frenar la epidemia", muy contagiosa, consistió en serrar de cuajo incluso ejemplares solitarios, como el olmo del Parrote.

El PP protestó porque "no se detectó a tiempo" la infección para actuar "de forma preventiva" y evitar la tala. Y es que contra la grafiosis "no hay medidas curativas, sólo prevención", corroboran desde la empresa a la que el Ayuntamiento, encargó un plan para evitar más contagios. Los ejemplares del Jardín de San Carlos, en el casco histórico, única olmeda protegida de la ciudad, "están vigilados", dice el Ayuntamiento. Y "por ahora a salvo de la enfermedad", asegura.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_