Menos cosas raras
El calmado verano de este año podría dar a quienes invierten en bancos estadounidenses lo que necesitan: un indicio de la verdadera capacidad de las instituciones financieras para generar beneficios. Ciertamente, la recesión sigue golpeando. Pero los resultados obtenidos por los bancos en el tercer trimestre deberían ser mejores que en los últimos tiempos.
Para empezar, aunque los bancos seguirán añadiendo reservas para protegerse de la morosidad, la época de las inesperadas y generalizadas amortizaciones de miles de millones de dólares parece superada. De hecho, el precio de las acciones subía en el trimestre que acabó en septiembre. Eso podría anunciar aumentos de valor para el puñado de empresas que ajustan todas sus posesiones al valor del mercado. Y la mejora de los precios puede animar a otros a plantearse finalmente la venta de la escoria indeseada.
Hay incluso unos cuantos signos alentadores en algunos préstamos al consumo. Los datos sobre las pérdidas provocadas por las tarjetas de crédito este verano son alentadores, y Marshall & Ilsley Corporation, un banco pequeño de Milwaukee, indicaba el martes que su porcentaje de préstamos impagados cayó respecto al trimestre anterior por primera vez en cuatro años, aunque M&I ha puesto más empeño en afrontar sus préstamos problemáticos que muchos de sus iguales.
Es más, debería haber menos historias raras aisladas. No desaparecerán por completo: Bank of America, Citigroup y similares tendrán que asumir pérdidas porque el valor de mercado de su propia deuda ha subido; otros, como Capital One, JPMorgan, Goldman Sachs y US Bancorp, se verán golpeados por la recompra de los pagarés emitidos al Gobierno estadounidense. Los beneficios de Morgan Stanley disminuirán por ambas razones. Pero muchos menos bancos han vendido negocios o inversiones para obtener capital, lo cual significa que los resultados generales del pasado trimestre deberían ser más homogéneos y fáciles de comparar que en periodos anteriores.
Mientras, algunos negocios están dejándose de tonterías. El préstamo hipotecario, por ejemplo, se mantenía a buen ritmo, pero no tanto como en el primer semestre del año. Y el menor volumen de contratación y la menor diferencia entre precios de la demanda y de la oferta deberían hacer que a las secciones de los bancos de inversión dedicadas a la renta fija y a la comercialización de activos les resulte más difícil obtener ingresos récord.
Eso no quiere decir que los bancos estén fuera de peligro; los problemas en las carteras inmobiliarias comerciales todavía pueden asestar un duro golpe, y la recaída en la recesión sigue siendo una posibilidad. Pero los beneficios del último trimestre podrían aportar durante un tiempo la mejor indicación sobre qué hay bajo la capota de cada banco. -
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