'Principito' Muniain

Un partido extraño, casi estrambótico, terminó con un empate que puede resultar escaso, pero también balsámico a la vista de lo que ocurrió en el césped. Tres expulsiones, el marcador girando como una peonza y dos equipos con urgencias cuando sólo se lleva un mes de competición. De entre las sombras surgió un futbolista singular, Iker Muniain, que ingresó en el campo en el minuto 62 y 14 después se convirtió en el futbolista más joven (16 años y 297 días) en marcar un gol en la Liga desbancando a Xisco, que lo hizo en 2003 con el Villarreal.

Lo demás tuvo un punto de locura. El Athletic se adelantó, se pasó casi una hora con uno menos y terminó empatando y con uno más cuando todo apuntaba a un final muy distinto porque el Valladolid, con mucho sufrimiento y poco brillo, había conseguido remontar y por primera vez en mucho tiempo tenía cercana una victoria en su estadio. El partido comenzó a todo trapo, los dos volcados en presionar, en pelear cada posesión, en obstruir, en trabar, pero con la portería contraria entre ceja y ceja. No había existido peligro en las áreas cuando llegó el gol de Susaeta, un disparo perfecto, lejano, duro, pegado al palo. Caparrós se preparaba para una tarde apacible, el gol les daba tranquilidad y había atragantado al Valladolid cuando Llorente cayó fulminado en un salto con Nivaldo. La cabeza del delantero chocó de una manera brutal con la del defensa. Después de cinco minutos fue retirado del campo casi inconsciente y trasladado a un hospital de Valladolid, donde pasó la noche al sufrir un traumatismo craneoencefálico.

Llorente pasó la noche en el hospital al sufrir un traumatismo craneoencefálico

Caparrós colocaba entonces a Etxeberria en el campo, y sólo un par de minutos después llegaba la expulsión de Ustaritz tras derribar a Diego Costa cuando era el último delantero. En diez minutos el partido perfecto se convertía en una pesadilla, y aún pudo ser peor, porque de la falta de la expulsión salió un balonazo al palo de Canobbio.

El Valladolid se reactivó y tomo la opción de llenar de balones a Diego Costa, que cada vez que enganchaba el cuero provocaba una tempestad en la defensa del Athletic. De una banda a otra el brasileño regaló ocasiones claras a Sesma, Sisi, Borja, pero todo se estrellaba en una falta de puntería escandalosa, hasta que el propio Costa se enfrentó a la portería y convirtió en gol un pase de Sisi. El partido parecía haber girado definitivamente, Nivaldo consiguió el segundo, y en la jugada siguiente Marcos cometió la segunda falta en diez minutos y equilibró las fuerzas con su expulsión. A continuación, Muniain, con un remate blandito, empataba, y poco después Nivaldo veía la tarjeta roja por una falta absurda en ataque.