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Columna
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Guantazo de coherencia

Arenas sufrió la pasada semana un ataque de coherencia. Nada grave, en principio. Dicen que fue algo pasajero y en el PP no están preocupados, ya que piensan que dos días más del caso Gürtel y se le habrán pasado los efectos. Es una dolencia que afecta raramente a los políticos en general y en contadas ocasiones al presidente del PP de Andalucía en particular. Quizás no llegó a ataque y sólo fue una especie de indisposición momentánea de la mente que le hizo predicar con el ejemplo. O a lo mejor se trató de un instante en el tiempo en que la vara de medir para los demás alcanzó la misma altura que la de medir a los suyos. Pero insisto, nada que el tiempo no cure. Ya saben que el tiempo es el peor aliado de la coherencia, sólo hace falta echar un vistazo a las hemerotecas.

El ataque de coherencia fue fugaz y provocó dos resplandores. El primero llevó a Arenas a pedir a los concejales del PP en Estepona que se rebajaran los sueldos, después de que éstos se los redujeran al alcalde y al equipo de gobierno pero se mantuvieran los suyos. Ya digo que el ataque de coherencia fue fugaz, de ahí que la reprimenda no fuera total. Los efectos no alcanzaron al hecho de que para sacar adelante la propuesta los ediles del PP en Estepona se hubieran apoyado en tránsfugas e imputados, y que además de rebajar los sueldos también suprimieran varias tasas municipales en un ayuntamiento en ruina. Hasta ese punto no llegó ese shock de congruencia repentina.

El otro resplandor fue más sorpresivo. Y tuvo como víctima al alcalde de Málaga. De la Torre es el jefe que a cualquier cargo de confianza le gustaría tener: paga bien y cuando pierde su confianza, en vez de despedirlo le da otro empleo igual de bien remunerado. Un chollo para los tiempos que corren. En su ayuntamiento hay alrededor de 25 altos cargos cuyas nóminas relucen más que la del presidente Griñán. En la defensa de los emolumentos de estos profesionales estaba De la Torre cuando empezaron los primeros síntomas del ataque de coherencia de Arenas. Empezó pidiendo que ningún cargo autonómico ganara más que el presidente de la Junta, de ahí pasó a los alcaldes, luego a los cargos de confianza y más tarde a los gerentes. Y el asunto acabó en un golpe de coherencia a De la Torre en toda la espinilla. Con lo que duelen los guantazos de coherencia.

Y es que cuando uno va lanzado, ya no hay quién lo pare. Empiezas con un ataque de coherencia a principio de semana y terminas llenando el domingo el velódromo de Dos Hermanas, el sanctasanctórum de las exhibiciones de poderío del socialismo andaluz. Con este acto político no sé si Arenas está más cerca de ganar unas elecciones en Andalucía, pero lo que sí ha demostrado es que su partido tiene la misma capacidad que el PSOE para alquilar toda la flota disponible de autobuses en la comunidad, lo que certifica que los empresarios del transporte discrecional de viajeros no son nada sectarios. Menor incidencia ha tenido este acontecimiento político histórico en el gremio de los panaderos y los charcuteros, ya que al parecer la crisis económica afectó esta vez al reparto de bocadillos. El mitin popular evidenció también que los dirigentes del PP en las ciudades andaluzas son tan buenos como los dirigentes PSOE. Que buenos son que nos llevan de excursión.

El PSOE andaluz debería empezar a preocuparse. Están demasiados tranquilos. Empieza tu contrincante con un pequeño ataque de coherencia y termina con un programa alternativo de gobierno. E incluso, quién sabe, hasta con un nuevo candidato. Y lo peor es que el asunto les coge a los socialistas en plena crisis económica, con Zapatero discutido y con 800.000 parados. Mucho para el empuje solitario de Griñán, algunos de cuyos consejeros generaron más expectación por su inclusión que por su actual acción de gobierno.

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