Luciano Emmer, uno de los padres del neorrealismo

Su madre le solía preguntar en sus inicios "qué era eso del cine". Posiblemente, según admitió el propio Luciano Emmer, era lo único que sabía hacer. Este cineasta italiano, fallecido en Roma a los 91 años el pasado 16 de septiembre, semanas después de sufrir un accidente de tráfico, fue uno de los padres del neorrealismo y dirigió algunas películas de enorme éxito comercial en la década de los cincuenta. Dos de esas cintas, París, siempre París y Tres enamoradas lanzaron a la joven actriz Lucia Bosé a la fama.

"Uno en la vida tiene que hacer algo, dejando al margen la realización personal, para sustentarse, y yo no he sido capaz de encontrar otra cosa", contó Emmer a propósito de su oficio en unas declaraciones recogidas por el Corriere della Sera.

Nacido en Milán en 1918, guionista y productor además de realizador, lo primero que "encontró" en su camino fue una cámara, durante la II Guerra Mundial. Trabajó con Enrico Gras produciendo documentales antes de centrarse en su primer largometraje de ficción, Domenica d'agosto, estrenado en 1950 y en el que actuaba Marcello Mastroianni. Dos años más tarde, Emmer volvió a dirigir al gran galán del cine italiano junto a Lucia Bosé en Tres enamoradas, una historia de sueños y desilusiones que valió fama internacional a la actriz. El título original de la película es Le ragazze di piazza di Spagna, ya que narra las vivencias de tres chicas que trabajan en una boutique romana y que se reúnen para compartir sus experiencias amorosas en la céntrica plaza de la capital italiana.

En cualquier caso, Emmer se hizo famoso en Italia ante el gran público como director de Carosello, el primer contenedor de publicidad de la televisión pública RAI. Esos anuncios, emitidos alrededor de las nueve de la noche durante veinte años, a partir de 1957, iban más allá de la simple idealización de un producto y en muchos casos se convirtieron en memorables piezas cómicas. El mismo Jean-Luc Godard admitió que "exceptuando a Rossellini, lo mejor del cine italiano de los cincuenta y los sesenta fue Carosello".

Casi 3.000 'sketches'

En calidad de realizador de casi 3.000 de esos sketches, colaboró con el dramaturgo y premio Nobel Dario Fo, la cantante Mina o el actor napolitano Totò. Emmer dejó el cine para dedicarse exclusivamente a la televisión en 1960, después de rodar algunas comedias y La ragazza in vetrina, con guión de Pier Paolo Pasolini. Sin embargo, volvió 30 años después, en 1990, con el filme Basta! Adesso tocca a noi, y realizó películas de ficción hasta 2003.

Durante la última edición del festival de cine de Venecia, se concedió al director el premio Cipputi a toda una carrera, un reconocimiento promovido por los sindicatos italianos para galardonar a los cineastas que mejor representen a los trabajadores.

A propósito de trabajo y el amor por el cine, Emmer recordó recientemente que se había negado a seguir los consejos de su madre, quien le deseaba un futuro de fontanero: "Hoy, ya que no he hecho el fontanero, no sabría arreglar un grifo ni a cambio de un billón. Bueno, si me dieran un billón podría intentarlo, igual invertiría ese dinero en rodar una película".