Nekounam decide un partido gris
El iraní, de penalti, firma la segunda victoria consecutiva de Osasuna
En todo partido insípido, carente de pegada, el gol sólo suele conseguirse gracias a un golpeo certero a balón parado a corta, media o larga distancia. En esta ocasión tuvo que ser además de penalti. El iraní Nekounam no desperdició la ocasión y firmó la segunda victoria consecutiva de Osasuna, que inaugura así el casillero local con los primeros tres puntos de la temporada. Ningún mérito más ha de adjudicarse el equipo de José Antonio Camacho, que, a pesar de dominar el combate, en ningún momento pareció ser capaz de tumbar al adversario. Un Sporting timorato, sin sangre, que apenas pisó el área rojilla y que regaló un penalti inocente que Osasuna no perdonó. El protagonista de la jugada determinante fue el veterano defensa Sastre, que, a plena vista del colegiado, bloqueó con el brazo un malintencionado centro de Masoud.
OSASUNA 1 - SPORTING 0
Osasuna: Ricardo; Oier, Flaño, Josetxo, Monreal; Juanfran (Calleja, m. 91), Nekounam, Puñal, Masoud (Camuñas, m. 70); Pandiani y Aranda (Galán, m. 83). No utilizados: Roberto; Rúper, Vadocz y Roversio.
Sporting: Juan Pablo; Sastre, Gerard, Iván Hernández, Canella; Pedro (Diego Castro, m. 58), Míchel (Camacho, m. 72), Rivera, Maldonado (De las Cuevas, m. 48); Bilic y Barral. No utilizados: Cuéllar; Kike Mateo, Andreu y Lora.
Gol: 1-0. M. 55. Nekounam transforma un penalti cometido por Sastre al desviar con la mano un centro de Masoud
Árbitro: Estrada Fernández. Amonestó a los sportinguistas Michel, Sastre y Rivera y al osasunista Josetxo.
Unos 19.000 espectadores en el estadio Reyno de Navarra.
El iraní, que volvía a la titularidad, lo intentó por la banda izquierda, pero no tuvo su día. Su remate más peligroso lo desvió Autet bajo los palos cuando el balón ya se colaba en la portería. Desaparecida la banda izquierda, renació la derecha. Juanfran recordó por fin al de la temporada pasada. A ese jugador incisivo, revolucionario, que terminó por certificar la permanencia de su equipo con un gol que retumba todavía en el Reyno de Navarra. Hasta ayer, el alicantino no había recordado aún a aquel jugador. Regateó, centró, remató y, eso sí, falló la mejor oportunidad del encuentro. Un mano a mano con Juan Pablo que terminó por encontrarse con el poste tras una pésima cesión de Rivera.
Nada parecía funcionar en el Sporting, que no logró amedrentar a los locales en ningún tramo del partido. Tan sólo Barral, abandonado en el ataque, fue capaz de inquietar la portería de Ricardo. El gaditano lo intentó desde fuera del área, una decisión que, aparte de incorrecta, fue muy recurrida por el resto del ataque visitante. Cambió de extremos Preciado en la segunda mitad y el guión no pareció inmutarse.
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