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Reportaje:Laboratorio de ideas

'Twiteando' dulcemente

La valoración de la página de 'microblogs' causa recelo en el mercado

Hablando de exuberancia irracional, cuentan que Twitter, la página de microblogs desprovista de ingresos, ha subido en 100 millones de dólares su valoración implícita de 1.000 millones. Ha habido gran cantidad de salidas a Bolsa oportunistas y emisiones sorprendentemente sólidas de deuda altamente rentable para empresas con problemas. Pero la valoración de Twitter, de ser cierta, sería el ejemplo más insistente de un mercado que se ha vuelto loco al empezar a recuperarse.

Previamente se había rumoreado que Twitter, emisario de pensamientos, reacciones o sermones de 140 caracteres, era el blanco de rivales de mayor tamaño como Facebook y

Google, a un precio que oscila entre los 250 millones y los 500 millones de dólares. Ahora, The Wall Street Journal afirma que está atrayendo nuevo capital a un precio cuatro veces superior que en su última operación para recaudar fondos, el pasado mes de febrero. Es cierto que el impresionante tráfico de visitantes de la página se ha triplicado a medida que Twitter se ha ido arraigando en la cultura popular, pero la empresa sigue sin obtener ingresos y necesita demostrar que es algo más que última moda tecnológica.

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Hasta Facebook, que ha entrado en rentabilidad, puede afirmar que está infravalorada, visto el hipotético precio de Twitter. La red social, que, de acuerdo con Mark Andreessen, miembro de su consejo directivo, podría generar este año 500 millones en ingresos, vale aproximadamente 6.500 millones si nos basamos en el precio al que cotizaban sus acciones en una reciente colocación privada de valores. Con 250 millones de usuarios en ese momento, sale a 26 dólares por cabeza, menos de la mitad de los supuestos 55 dólares que los nuevos inversores de Twitter pagan por cada uno de sus usuarios, que eMarketer calcula en 18 millones.

Tal vez Twitter sepa algún día cómo sacar dinero de esos mensajes. Y quizá Google, que nada en efectivo, decida sencillamente -como hizo con YouTube- que el servicio es demasiado fundamental para la búsqueda en Internet como para dejarlo ir. Pero, cuando los inversores parecen hacer sus apuestas basándose en hipótesis como éstas, es hora de preguntarse si las cosas no se habrán vuelto demasiado banales como para sentirse tranquilo.

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