"Que no digan que me falta ambición"
Presionado por la directiva, Emery, técnico del Valencia, se defiende de los ataques de Llorente y de Villa
"A mí", explicó ayer Unai Emery, técnico del Valencia, a este periódico, "que me critiquen por ser demasiado ofensivo, pero que no me digan que no sé a qué jugamos o que nos falta ambición". Eso fue, precisamente, lo que declaró, tras el empate del domingo a última hora ante un Sporting con 10 (2-2), el presidente valencianista, Manuel Llorente: "Nos ha faltado ambición. Con nombres no se ganan los partidos".
Emery siente la presión de la directiva en el cogote. "Quieren que le siga la estela al Madrid y al Barça, pero estamos para pelear con el Sevilla. Lo de Villa tampoco ayuda", añade.
Lo de Villa fue un torpedo en la línea de flotación del banquillo. Acostumbrados a que los futbolistas recurran a lugares comunes para evitar pisar algún charco, sorprendió Villa, el domingo por la noche, en sus declaraciones a Canal Plus. Su crítica, en caliente, tuvo mucho calado. "El planteamiento después del gol no ha sido el correcto. Si seguimos así nos pasará como el año pasado". Ayer por la mañana, instado por el club, Villa quiso suavizar sus palabras, pero no se retractó: "Me refería al colectivo, a todos y a mí el primero".
"Quieren que estemos con Barça y Madrid, pero estamos para luchar con el Sevilla"
"El planteamiento tras el gol del Sporting no ha sido el correcto", había dicho El Guaje
Villa el primero, porque se siente importante, segundo capitán, y porque ha asumido su continuidad en el Valencia, sí, después de que el club rechazara sendas ofertas por él del Madrid y del Barça, pero no a cualquier precio. Quiere un equipo competitivo que no caiga en la desidia del ejercicio pasado, cuando los jugadores se quedaron dos meses sin cobrar por los problemas económicos del club. Y no ganaron, en ese lapso, ni un solo partido. Y para evitar que se repita, lanza una puya que apunta en dos direcciones. Sus propios compañeros y, por supuesto, el entrenador.
Sobre los primeros, hay un caso reincidente: el lateral derecho portugués Miguel. Ni siquiera jugó, pero de alguna manera influyó en el discurrir del encuentro porque Emery hubo de ajustar varias veces la defensa por culpa de no contar con él, excluido de la convocatoria por llegar tarde 40 minutos al entrenamiento del sábado. Respecto a Emery, Villa desliza cierta desconfianza sobre su capacidad para gestionar los partidos. Sobre si se impone el atrevimiento para tratar de ir siempre a por la victoria o la cautela de administrar el resultado. Las dudas, por ejemplo, sobre la manera de reaccionar cuando el Valencia se puso por delante ante el Sporting y quedaban 20 minutos por disputar. Si es carne o pescado, en definitiva.
Entre Emery y Villa siempre ha habido cierta distancia. El ojito derecho del preparador vasco nunca fue el goleador asturiano, sino Silva. De hecho, cuando el Madrid y el Barça trataron de fichar a Villa este verano, Emery no se negó como en el caso de Silva, sino que pidió que, a cambio, le trajeran a Negredo.
A Emery le quedan pocos valedores en el Valencia. Tampoco el director deportivo, Fernando Gómez: están enfrentados desde el verano por las prioridades en los fichajes: Emery quiso un portero (Moyà) y Fernando prefería a un mediocentro (Granero).
A Emery sólo le pueden salvar su trabajo y su determinación. Saber lo que quiere e ir a por ello sin titubeos. En eso tiene varios ejemplos. Benítez, salvando el gusto futbolístico, siempre tuvo un plan en el Valencia. Y otro referente más cercano en el tiempo, más alejado en el espacio: el Manchester United y su exhibición del domingo ante el City. Ese vídeo debería figurar en los manuales de los entrenadores que quisieran enseñar lo que significa la palabra ambición, la fe con la que los chicos de Alex Ferguson buscaron la victoria hasta el minuto 96.
El técnico vasco, de 38 años, termina contrato en junio y sabe que su renovación pasa, ineludiblemente, porque el equipo se clasifique entre los cuatro primeros. El Valencia es quinto en la Liga, con dos victorias y un empate, además de haber empatado en Lille en la primera cita de la Liga Europa. "Si pierdo dos partidos seguidos...". Emery sabe lo que le espera.
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