Arenas se fortalece con los alcaldes

Pasó el verano y con él se fue el desencanto que dejaron las elecciones europeas de junio entre las huestes populares, quienes comprobaron, una vez más, que la distancia con el PSOE seguía siendo demasiado amplia para alcanzar la pregonada victoria en la Junta andaluza. Ahora en la agenda del PP hay un nuevo reto (aunque queda año y medio) para reavivar los bríos: los comicios municipales, donde este partido es fuerte siempre en las capitales, y donde el líder andaluz, el crónico aspirante a presidir el Gobierno autonómico Javier Arenas, se encuentra más cómodo y seguro.

Ayer abrió oficialmente la escalada con la presentación de los candidatos a los municipios de más de 100.000 habitantes -que son los mismos, salvo uno, que en las elecciones de 2007-, pero el símbolo del intento de remontada es el macroacto del domingo 27 en el velódromo de Dos Hermanas (Sevilla), para el que la organización andaluza y nacional están echando el resto. No en vano, el desafío es llenar un auditorio capaz de reunir a 20.000 personas que, además, ha sido el santuario de la fuerza del PSOE en los últimos años.

"Con el acto de Dos Hermanas decimos: vamos a por todas", señaló un dirigente

El desgaste de la devastadora crisis económica está pasando ya factura a los socialistas, en este momento concentrados en que se vea con claridad el respaldo sin fisuras a José Luis Rodríguez Zapatero. Javier Arenas no va a dejar pasar la ocasión. Arrancó esta legislatura con el propósito de exprimir todas las posibilidades de ganar las elecciones de 2012, y lleva desde principios de este año caldeando el ambiente con manifestaciones callejeras -la central fue el 15 de febrero en Málaga, luego las ocho provinciales que prometió han ido languideciendo hasta derivar en pequeños actos dispersos-. Pero el argumentario, seguido con disciplina por todos los cargos medios, ha sido constante e indesmayable en cada oportunidad: número de parados, desgracias de las familias, supuesto despilfarro del Ejecutivo andaluz y corrupción.

Con el nuevo curso escolar y un Mariano Rajoy (presidente del PP nacional) disfrutando de cierta estabilidad interna -si bien la sombra del caso Gürtel sigue pesando en exceso-, Arenas ha dado orden de expandir en el terreno municipal la estrategia andaluza. Los cinco alcaldes de capitales (Málaga, Granada, Almería, Cádiz y Huelva), son el mejor activo, en el exterior y en los entresijos de su partido, del candidato a la Junta, junto con la ya alegórica Marbella. Sobre todo frente a un PSOE al que le cuesta mantener en la oposición municipal a sus alcaldables fallidos. Ayer los enumeró como si recitara la alineación de un equipo de fútbol: Marisa Bustinduy (Málaga), Manuela Parralo (Huelva), Javier Torres Vela (Granada) y Paulino Plata (Marbella). "Todos han abandonado". Los llamó "líderes de moqueta" y contrapuso la "avanzadilla del cambio" de los regidores del PP, a los que atribuyó, como a él mismo, "hambre de gobierno". Tan interiorizado tiene Javier Arenas lo que suponen las elecciones locales para su cuarta (y probablemente, última) tentativa a la Junta que se refirió a los protagonistas del mitin como "mis alcaldes", quienes, en consonancia, le devolvieron la deferencia con un amplio y variado abanico de elogios.

Pese al mensaje de renovación que siempre difunde el líder del PP -hace unos días cuestionó incluso que un político siguiera más allá de los 65 años, ojo con Pedro Rodríguez (Huelva), que los ha cumplido-, únicamente uno de los 12 candidatos de ayer es nuevo. Se trata de José Enrique Fernández de Moya, diputado andaluz que sustituye a Miguel Sánchez de Alcázar en Jaén.

El acto de Dos Hermanas del próximo domingo definirá, según los propios populares, la estrategia de los meses posteriores. "Queremos decir con él que vamos a por todas", explicó un dirigente. Las alusiones al paro será el estandarte que los candidatos van a blandir en sus municipios. El paro, y la asfixia económica de los ayuntamientos, en medio de la negociación de las dos leyes locales que pretende sacar adelante el Gobierno andaluz, y que, aventuró el mismo dirigente, tendrá que aprobar en solitario.