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Entrevista:DOMINIQUE STRAUSS-KAHN | Director del Fondo Monetario Internacional (FMI)

"Debería reconsiderarse el sistema de remuneración"

El director gerente del Fondo Monetario Internacional (FMI), Dominique Strauss-Kahn, de 60 años, habla de lo poco dispuesta que está Wall Street a aprender de la crisis financiera, del futuro de la economía mundial y de sus ideas para una nueva función del FMI como colchón de seguridad financiero mundial.

Pregunta. Al día siguiente de la quiebra del banco de inversiones Lehman Brothers, la crisis del mercado inmobiliario estadounidense se convirtió en un terremoto que se dejó sentir en toda la economía mundial. ¿Han aprendido algo de los acontecimientos del pasado septiembre las personas que provocaron la crisis?

Respuesta. Unos meses antes de la quiebra de Lehman Brothers, el entonces secretario del Tesoro, Hank Paulson, organizó una cena para altos funcionarios y un puñado de consejeros delegados de grandes bancos de inversión estadounidenses. Casi nadie conocía entonces los problemas de Lehman, pero Bear Stearns ya había caído. Así que los problemas del sector financiero eran evidentes. Durante la cena, uno de los banqueros de alto nivel nos dijo: "Miren, realmente éramos demasiado codiciosos. Por eso tenemos que controlar nuestra codicia con una regulación mejor".

"Es peligroso pensar que ya hemos superado la crisis financiera"
"Se prevé que el paro siga subiendo durante al menos otro año"
"Hay que aumentar los requisitos de capital en el sector financiero"
"No veo al FMI como un policía, sino más bien como un médico"
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P. Suena bien. ¿Pero está seguro...?

R. Ya sé lo que va a preguntarme, y no, no estoy seguro. No sé si él diría lo mismo ahora.

P. La mayoría de los banqueros de Wall Street parecen sentirse optimistas otra vez. Una vez más, se están repartiendo millones en primas, como recompensas por acuerdos empresariales de alto riesgo. A los banqueros les gustaría que los políticos les dejasen en paz otra vez.

R. Bueno, la debilidad humana es más fuerte que la razón.

P. El consejero delegado de Goldman Sachs dijo después de empezar la crisis que era una "tormenta perfecta" y que no hay nada que uno pueda hacer para protegerse de una tormenta perfecta.

R. Esa metáfora es defectuosa. La sociedad humana no es una fuerza de la naturaleza. La crisis financiera ha sido un acontecimiento catastrófico, pero creado por la mano humana. La lección que tenemos que aprender es que incluso una economía de mercado necesita alguna regulación porque, de otro modo, no puede funcionar. Todas esas ideas sobre la liberalización (que una mayor liberalización siempre es mejor y que el mercado es capaz de resolver todos los problemas) están muy bien sobre el papel, pero no funcionan en la realidad.

P. Ludwig Erhard, el cerebro que estuvo detrás del Wirtschaftswunder alemán, el milagro económico de la posguerra, vio todo esto claro hace 60 años. Acuñó su propio término para ello, lo llamaba la "economía social de mercado".

R. Erhard es una leyenda alemana, pero sus ideas atraen a cada vez más seguidores de todo el mundo. Actualmente hay muy pocas personas que digan que no deberíamos tener ningún mercado. Y también hay muy pocas que no quieran ninguna regulación. Es muy interesante que, durante esta crisis, todos los gobiernos, ya sean liberales o conservadores, hayan tomado las mismas medidas, que van desde el estímulo fiscal hasta la reestructuración del sector bancario.

P. Pero, por otro lado, las cosas no han cambiado mucho en realidad. En los círculos políticos estadounidenses, la motivación para llevar a cabo una reforma parece estar disminuyendo.

R. En general, comparto parcialmente su escepticismo. Me acuerdo perfectamente del primer informe sobre las lecciones que debíamos aprender de la crisis. Fue durante la reunión del G-7 en la primavera de 2008, cuando los problemas del sector financiero ya eran evidentes. Todos estábamos de acuerdo con la mayoría de las propuestas de reforma, pero 17 meses después sólo parte de ellas se han puesto en práctica. No es una tarea fácil, pero es algo que me preocupa, especialmente cuando pienso en los inversores de Wall Street.

P. ¿Está dando a entender que no existen incentivos para que modifiquen su comportamiento arriesgado?

R. No tiene mucho sentido que los políticos, académicos y escritores saquen conclusiones de los acontecimientos si éstas no llegan hasta el agente joven que está en el banco. Sin normas, es probable que el agente recurra a su antiguo comportamiento. Tratará de correr mayores riesgos para obtener mayores recompensas, porque habrá otro que cubrirá los riesgos. Eso es exactamente lo que pasó hace un año.

P. ¿Pero no está generando nuevos riesgos la actual respuesta a la crisis? Ahora los banqueros saben que, en última instancia, el gobierno acudirá al rescate cuando todo vaya terriblemente mal. Los economistas llaman a esto "peligro moral", que los individuos tengan un incentivo para comportarse irresponsablemente porque saben que no se les castigará por sus errores. ¿Fue necesario, como medida educativa, que Lehman Brothers cayera?

R. Desde el punto de vista del peligro moral, puede que dejar que un banco se hunda sea una decisión acertada. Pero hay que tener en cuenta las consecuencias para el sistema, y en este caso han sido graves. Creo que hoy la mayoría de la gente opinaría que permitir que Lehman se hundiese no fue una buena idea. Pero la retrospección siempre es más fácil que la premonición. En aquel momento hubo que tener en cuenta muchos factores y situaciones en un tiempo limitadísimo. Los responsables políticos tenían que tomar una decisión y hacerlo con rapidez.

P. ¿Significa eso que la próxima vez los consejeros delegados sabrán que pueden contar con el gobierno para que les rescate? ¿Por qué iban a cambiar de comportamiento?

R. Olvida usted que muchos banqueros de inversión han perdido su empleo. En cualquier caso, estoy de acuerdo en que debería reconsiderarse el sistema de remuneración dentro de las instituciones financieras. Me interesa especialmente el vínculo que existe entre los incentivos de los inversores para correr riesgos y las repercusiones para la economía mundial, más que las cuestiones éticas (aunque éstas desde luego me preocupan como ciudadano particular). Pero no basta con abordar el tema de las remuneraciones; hay que aumentar los requisitos de capital en el sector financiero.

P. ¿Se siente satisfecho con los logros del FMI en esta crisis?

R. El FMI tiene tres funciones diferentes. La primera es tratar de advertir de antemano sobre las crisis inminentes. Antes de esta crisis no fuimos tan eficaces como deberíamos haber sido en ese aspecto. No fuimos lo bastante elocuentes.

P. ¿Y la segunda función?

R. La segunda parte de nuestro trabajo consiste en ofrecer asesoramiento a los responsables políticos. En ese sentido, hemos desempeñado nuestro papel. Al fin y al cabo, las principales respuestas a la crisis (el estímulo fiscal y la reestructuración del sector bancario, e incluso el hacerse cargo de bancos en algunos casos) se propusieron aquí. Fueron muy controvertidas porque eran caras, pero acertamos. La tercera función es la habitual: proporcionamos recursos a los países que sufren crisis financieras.

P. ¿Tiene el FMI recursos suficientes para desempeñar su papel en el futuro?

R. Ahora contamos con un compromiso firme por parte de los países miembros de aportar 500.000 millones en recursos adicionales. Tenemos recursos suficientes para asumir nuestra responsabilidad habitual de hacer préstamos. En un mundo globalizado, las crisis se desbordan y atraviesan las fronteras con mucha más rapidez.

P. ¿Qué parte del dinero que se comprometieron a dar en Londres se ha gastado ya?

R. Ya se han destinado unos 165.000 millones a los países necesitados. Eso es el doble de lo que prestamos durante la crisis asiática de los años noventa.

P. ¿Le preocupa que el FMI pueda quedarse sin fondos dentro de poco?

R. En este momento tenemos fondos suficientes. Pero el FMI podría tener otra función adicional en el futuro. Para esta nueva función necesitaríamos recursos adicionales.

P. ¿Qué conllevaría esta nueva función?

R. En el pasado, muchos países procuraban no hacer tratos con el FMI porque no les gustaban las normas y condiciones inherentes a nuestros préstamos. Después de las crisis de Asia y Latinoamérica acumularon enormes reservas de moneda. Esto es comprensible desde un punto de vista político, pero es malo para las respectivas economías y malo para la economía mundial, porque ese dinero no se pone en circulación, sino que está prácticamente inmovilizado. Sería mucho mejor tener una red de seguridad financiera coordinada por el FMI a la que pudiesen recurrir los países con dificultades financieras.

P. ¿Una especie de seguro mundial contra crisis financieras globales?

R. Exactamente. No pretendo decir que los países tengan que estar asegurados al 100% y no deban acumular ninguna reserva. Pero sería lógico recurrir al FMI como rescatador mundial. Eso ahorraría muchos recursos nacionales y contribuiría a generar estabilidad en el sistema económico mundial.

P. A muchos les gustaría ver al FMI haciendo de superregulador, una especie de policía mundial del sistema financiero global. ¿No le parece atractivo?

R. Esa idea ha partido de los periodistas, no del FMI. No queremos desempeñar la función de establecer normas. No tenemos el personal suficiente ni la experiencia apropiada. No veo al FMI como un policía, sino más bien como un médico. Ofrecemos consejos al paciente sobre cómo mantenerse sano. Si se pone enfermo, le proporcionamos medicamentos.

P. Pero durante la crisis actual, ustedes fueron un médico indulgente. Recomendaron a su paciente EE UU que bebiese más: ¡échese otro trago de la botella de la deuda!

R. En esta crisis yo compararía nuestro papel y el de los gobiernos con el de los bomberos. Todos vimos que la casa estaba ardiendo. Se necesitaba mucha agua para apagar el fuego. Por supuesto, después hay que pasar la fregona. Pero es mejor tener una casa mojada que una casa convertida en cenizas.

P. ¿Tiene idea de cuándo estará la casa seca de nuevo, cuándo podrá ponerse fin a las intervenciones gubernamentales? ¿Hay un plan de salida?

R. Estoy de acuerdo en que necesitamos un plan de salida y estamos trabajando en él. Pero no estoy de acuerdo si su pregunta implica que deberíamos plantearnos ponerlo en práctica ya.

P. ¿Cuántos miles de millones de dólares más deben seguir bombeando los gobiernos a sus economías nacionales?

R. Hay demasiada gente (no sólo gente corriente, sino también políticos de primera fila) que se figura que ya hemos superado la crisis financiera. Es peligroso pensar de esa manera. La crisis económica mundial continúa a pesar del hecho de que Alemania y Francia hayan visto algunas cifras positivas de crecimiento en el último trimestre. Sin embargo, se prevé que el paro siga subiendo durante al menos otro año y que alcance su máximo a mediados de 2010. Así que a la crisis financiera no sólo la ha seguido una crisis económica, sino también una crisis social que todavía no ha llegado a su peor momento.

P. Pero la pregunta sigue siendo: ¿cuál es el plan de salida? ¿Serán capaces los bancos centrales y los ministros de Economía de sacar todo ese dinero de los mercados antes de que la inflación mundial se trague los ahorros y el poder adquisitivo de miles de millones de personas?

R. Tendremos que extraer liquidez de los mercados, de eso no cabe duda.

P. ¿Pero de qué manera?

R. Posiblemente, combinando una subida de los tipos de interés con la finalización de las intervenciones directas por parte de los bancos centrales.

P. ¿No aceptan usted y otros la inflación de forma tácita? Después de todo, también contribuye a reducir el valor de la deuda, incluida la deuda federal.

R. En este tipo de crisis no hay ninguna medida política que no conlleve riesgos. Pero la pregunta es: ¿dónde está el mayor peligro? Desde mi punto de vista, el riesgo de que la demanda se contraiga de forma prematura es actualmente mucho mayor que el riesgo de inflación.

P. El economista y premio Nobel Paul Samuelson aconseja a EE UU reducir la velocidad del capitalismo. Según él, el crecimiento económico futuro debería ser más lento, pero más sostenible.

R. Samuelson tiene razón: el crecimiento probablemente será más lento en el futuro. Pero quien defienda que el crecimiento se ralentice también debe reconocer que eso provocará unas tasas de paro más elevadas en todo el mundo.

© 2009 Der Spiegel. Distribuido por The New York Times. Traducción de News Clips.

El director del Fondo Monetario Internacional (FMI), Dominique Strauss-Kahn, considera muy peligroso pensar que la crisis ha  terminado.
El director del Fondo Monetario Internacional (FMI), Dominique Strauss-Kahn, considera muy peligroso pensar que la crisis ha terminado.BLOOMBERG

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