Entre modestos, cuestión de suerte
Un gol en propia puerta de David Prieto pierde al Xerez ante el Athletic, que falló un penalti
A veces, el fútbol, por encima de tácticas de pizarra y de cálculos empíricos, queda reducido a una cuestión de suerte; en demasía, les ocurre sobre todo a los modestos. El Xerez, quizá el más débil de salida en este campeonato dividido entre ricos y pobres, lo sufrió en carne propia, posiblemente cuando menos se lo merecía. Ante su gente ilusionada, en un duelo de Primera que se antojaba todo un sueño hace unos años en la ciudad, el mal fario le castigó hasta la fatal resignación.
Además, en este juego de vibraciones, reducto de laboratorio para sensaciones de cerebros rápidos y piernas ágiles, la torpeza se penaliza. Por eso, Cuco Ciganda se pensó lo peor cuando el salto estrafalario de Abel en su área le permitió a Ayza Gómez señalar un penalti para debatir en la taberna. Incluso, hasta creyó que los árbitros volvían a acordarse de sus enganchadas en Osasuna cuando aireaba en exceso los errores del colectivo. De hecho, en la primera jornada ya perdió a dos jugadores por tarjeta roja. Anoche, uno más.
XEREZ 0 ATHLETIC 1
Xerez: Renan; Francis, Aythami, D. Prieto, Mendoza; V. Sánchez (Viqueira, m. 46), Abel (Antoñito, m. 62), Bergantiños; Armenteros, Bermejo (Maldonado, m. 71), Momo. No utilizados: Chema; Redondo, Gioda y Keita.
Athletic: Iraizoz; Iraola, Aitor Ocio, Amorebieta, Castillo; Susaeta (Gabilondo, m. 83), Javi Martínez, Yeste, De Marcos (Muniain, m. 62); Toquero (Gurpegui, m. 66) y Llorente. No utilizados: Armando; Ustaritz, Koikili y Etxeberria.
Gol: 0-1. M. 31. David Prieto, en propia puerta.
Árbitro: Ayza Gámez. Expulsó a Mendoza (M. 87) por roja directa. Amonestó a Abel, V. Sánchez, Yeste, Toquero, A. Ocio, Maldonado y David Prieto.
Municipal de Chapín: 20.400 espectadores.
Los andaluces hicieron el gasto ante un rival tímido, que puso en el escaparate a Muniain
Como modesto que es, el Athletic también penó su torpeza. Fue en este caso Javi Martínez al lanzar el penalti y así no quebró el ánimo de los locales para que siguieran haciendo un juego agradable, pero sin mover el marcador. Y les quedaba lo peor. Habían pasado ya los azules por el trance de ver cómo Iraizoz salvaba los muebles frente a Mario Bermejo, otro de los productos de Lezama que se hacen hombres lejos de casa, cuando llegó la puntilla. Fue el fatídico error de David Prieto en el centro apacible de Susaeta, que siempre pasará a la historia del Xerez como el jugador que marcó el primer gol de la Liga de las Estrellas en Chapín.
Caparrós, que no acertaba a justificar hasta entonces la razón del miedo en una noche lluviosa de su timorato equipo, se frotaba los ojos con la situación favorable sobrevenida. Son los escenarios que el curtido técnico sevillano mejor domina. Por eso durmió la pelea.
Por si acaso cambiaba la suerte, el Xerez siguió haciendo el gasto como corresponde a los valientes aunque acaben con la cara partida. Además, acompañó el sudor con jugadas trenzadas en el área bilbaína, posiblemente porque conocía que es el punto más débil de su rival. Supone la mejor esperanza para el calvario que le aguarda hasta mayo.
Mientras, al Athletic le bastaba con mirar el marcador para creerse que siempre hay alguien con peor mala suerte que tú. Para suavizar las críticas a su habitual juego ramplón, aseado tímidamente por aquel cabezazo al larguero de Llorente antes del descanso, Muniain salió al césped para acabar con la teoría de que la cantera rojiblanca es sinómino de hombres fuerza. Pizpireto, veloz y vertical, este jugador navarro tiene el futuro en sus pies. De momento, a él se le debe atribuir que sus mayores decidieran sacudirse de sus temores a medida que comprobaban cómo el Xerez era presa de sus biorritmos. Cuando trenzaba, Iraizoz pasaba miedo; cuando agachaba la cabeza, las más, el Athletic se salía con la suya.
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