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ESTA SEMANA
Columna
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Alivio

La unidad de Asuntos Internos del Cuerpo Nacional de Policía ha esclarecido, por fin, el sorprendente robo de más de cien kilos de cocaína y heroína de la Jefatura Superior de Sevilla. Un lamentable episodio que provocó un enorme bochorno entre la propia Policía, sus dirigentes y en el mismo Ministerio del Interior, incluido su titular, Alfredo Pérez Rubalcaba.

Con la detención de tres personas en relación a estos hechos, entre ellos un funcionario adscrito en su día a la UDYCO, se considera cerrado el asunto ya que se ha conseguido, además, dice la información oficial, el suficiente número de pruebas para que no escapen de sus responsabilidades ante los tribunales.

En su día se llegó a denunciar desde estas mismas páginas el escándalo que suponía el que, un año después de producirse el robo, aún no se hubiera resuelto debidamente mientras que esta circunstancia era aprovecha por otros narcotraficantes para quedar en libertad ante la falta de pruebas por no poder contrastar la droga que se les intervenía con la que se encontraba en las dependencias policiales. Un hecho gravísimo hasta entonces sorprendentemente impune.

Desde luego que los primeros interesados en aclarar el caso eran los propios mandos locales. Sin embargo, tuvieron que hacerse a un lado al asumir agentes especializados llegados desde Madrid todo el peso de la investigación. Un mal trago que tuvieron que aceptar a pesar de que ellos se consideraban en condiciones de dar con el autor o autores de tal sustracción.

Alcanzado pues este punto, sólo nos cabe felicitarnos por la conclusión de un triste y hasta cómico capitulo protagonizado por la propia policía. Sin embargo, no es de recibo que aquellos que más pegas ponían a las indagaciones, protestando porque se les tomaran huellas o muestras de ADN, se sitúen, ahora, en primera fila para las felicitaciones. Tampoco tiene que ser una buena noticia para los que en el Congreso de los Diputados creyeron encontrar en este tema munición política suficiente para el desgaste de uno de sus principales contrincantes como es Rubalcaba.

Lo mejor será quedarnos con una inmediata conclusión: la necesidad imperiosa de dotarnos de los depósitos adecuados para este tipo de sustancias y su rápida destrucción con el fin de evitar así otras situaciones similares. Es, en todo caso, todo un alivio para los mandos policiales de Sevilla ya de por sí sometidos a una gran presión por otras truculentas historias como ocurre con la muerte de Marte del Castillo.

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