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Reportaje:Abierto de Estados Unidos

Una asimetría peligrosa

El sobrepeso del brazo dominante del tenista provoca problemas en la columna vertebral

Carlos Arribas

Como si en vez de con una raqueta de mínimos y medidos gramos le dieran a la pelota con un buen jamón. Así debe de sentirlo la columna vertebral de los tenistas, deportistas asimétricos en los que la masa muscular y, por lo tanto, el peso del brazo dominante, el que maneja la raqueta, es entre un 11% y un 20% mayor que la del otro brazo.

"La columna vertebral, que debe soportar el desequilibrio de peso, acaba resintiéndose", dice José Antonio López Calbet, fisiólogo de la Universidad de Las Palmas y coautor de un estudio en el que por primera vez se han practicado, aparte de resonancias magnéticas, biopsias en el brazo de 15 tenistas profesionales para cuantificar la contribución relativa de cada grupo muscular a la hipertrofia de su brazo dominante. "Es una intuición aún no corroborada por ningún estudio, pero este desajuste seguramente es el causante de un gran número de las lesiones, incluidas las de los músculos abdominales, que son extraordinaria y sorprendentemente poderosos en los tenistas y que también sufren de la misma asimetría".

La musculatura de la articulación que lleva la raqueta es entre un 11% y un 20% mayor
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No es una cuestión que afecte sólo a los profesionales, sino que en estudios efectuados en niños prepuberales, menores de 11 años, se ve el mismo problema, que debería solucionarse con la práctica de ejercicios compensatorios. En chavales que practican el tenis solamente dos veces por semana ya se ven asimetrías musculares de un 8%. "La buena noticia, la que sugiere que hay una solución a los problemas que provoca la hipertrofia asimétrica", prosigue Calbet, "es que las resonancias magnéticas, realizadas en el hospital San Roque, de Maspalomas, muestran que el aumento de volumen muscular en el brazo dominante es proporcionado: cada músculo del brazo dominante ocupa la misma fracción del volumen total que en el otro brazo". Sin embargo, ello no obsta para que un músculo en especial, el tríceps, de gran importancia en el servicio, la derecha y la volea de revés, se salga del mapa: la biopsia muestra que el área de sus fibras musculares es un 25% mayor en el brazo dominante que en el contrario. Y el contrario no es manco precisamente. Su volumen medio de desarrollo le iguala al brazo dominante de deportistas no tenistas que practican regularmente ejercicios de pesas.

La vista no engaña, efectivamente. El tríceps braquial izquierdo de Rafael Nadal no es una ilusión óptica ni lo es la tabla de lavar de los abdominales de Fernando Verdasco. Son el peaje del tenis moderno, en el que se busca, junto al toque, la máxima expresión de la fuerza física. "En este sentido", dice Joaquín Sanchís, también de la Universidad de Las Palmas y autor principal del estudio, publicado en el Scandinavian Journal of Medicine & Science in Sports, "nuestra investigación sugiere, por primera vez, la existencia de una relación entre la potencia muscular que es capaz de desarrollar un jugador de tenis y la hipertrofia muscular".

Las biopsias han permitido por primera vez estudiar el tipo de fibras de los músculos. No sorprendentemente, el tipo dominante en los brazos es el II, las fibras de los velocistas y los lanzadores, preparadas para movimientos de corta duración y gran velocidad, que ocupan dos tercios del músculo, dejando un tercio para las fibras de tipo I, las de los deportistas de resistencia.

Sin embargo, en los cuádriceps de las piernas de los tenistas esta proporción se invierte: dos tercios son de tipo I y un tercio de tipo II. Son cuádriceps típicos de los ciclistas y de otros deportistas de resistencia.

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Sobre la firma

Carlos Arribas
Periodista de EL PAÍS desde 1990. Cubre regularmente los Juegos Olímpicos, las principales competiciones de ciclismo y atletismo y las noticias de dopaje.

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