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Obama en el olvido

La "regeneración democrática" que prometió Feijóo en campaña se esfuma ante los escándalos de la nueva Xunta

"El presidente de Estados Unidos hizo lo que tenía que hacer y yo he hecho lo que tenía que hacer". No hace tanto de esa cita. La pronunció Alberto Núñez Feijóo en precampaña, cuando una investigación de la SER le obligó a cesar a su candidato en Ourense, Luis Carrera Pásaro, por cobrar comisiones en paraísos fiscales.

El ejemplo lo tenía fresco el candidato popular. Recién elegido presidente y en plena luna de miel con la opinión pública mundial, Barack Obama había aceptado a principios de febrero la renuncia de quien iba a ser su jefa de control presupuestario. Nancy Killefer dimitió después de que el distrito de Columbia destapase sus problemas fiscales derivados de no haber cotizado por su empleada de hogar. Poco más de 1.000 dólares.

De los "imputados" del bipartito a los "juicios paralelos" contra el PP

Con el gesto de Obama congelado en todos los telediarios y las elecciones a tres semanas, Feijóo buscó enseguida la comparación con el líder llamado a cambiar el mundo. Los columnistas de la derecha pronto compraron ese discurso que caló en los mítines del PP. El Audi de Touriño, siempre a mano, sirvió a Feijóo para pedir "perdón en nombre de la política". "La regeneración democrática se consigue en un día", clamó la mañana que el Bloque desvió una excursión de jubilados a un acto de Quintana. El candidato del PP exigió entonces a Touriño el cese del vicepresidente.

La campaña pasó y medio año después Feijóo se ha topado de vuelta en la Xunta con su propio caso Killefer: la directora general de Formación e Colocación, Ana María Díaz López, condenada por despido improcedente nada más llegar al Gobierno. La sentencia firme prueba que la alto cargo de Traballo despidió a una mujer empleada sin contrato y sin seguro en un domicilio y un restaurante familiar.

Relegada a las hemerotecas de campaña, la doctrina Carrera Pásaro no figura ya en el discurso del PP. Recién llegado de las vacaciones, Feijóo despejó el escándalo tras su primer consello hace diez días: "No hubo relación laboral, se trata de una multa a la familia". Díaz compareció esta semana para dar los datos del paro.

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El capítulo ha sido el último en poner a prueba el listón de la ética que el PP levantó en campaña. La regeneración democrática prometida también dejó sin castigo las subvenciones de Agadic, organismo que premió a la empresa de su nuevo director, Juan Carlos Fasero, con tres ayudas y 18.000 euros, antes de que éste se deshiciera de la empresa. Ningún reparo desde la Xunta.

Que las convicciones de Feijóo sobre poder y ética no son las mismas que empujaban a dimitir a las conselleiras del bipartito que iban con chófer a la peluquería lo demuestra, más que ningún otro, el caso Hernández. El presidente sabía cuando le entregó Medio Ambiente, Territorio e Infraestructuras, de su tránsito desde la Xunta de Fraga a las sociedades con las que había contratado en el Gobierno. Y se enteró luego de que el propio Hernández avaló ya en la Diputación de Pontevedra el fin de una obra que su ex empresa ni había comenzado. En las antípodas de su determinación con Carrera, Feijóo lo zanjó así: "No fue su acto más brillante".

La concepción del PP sobre los procesos judiciales también ha dado un giro al llegar al Gobierno. Su guión de campaña repetía que Política Territorial tenía a "medio departamento imputado" a raíz de una denuncia del propio PP que se quedaría en nada. La corrupción de los populares es ahora para Feijóo "juicios paralelos". En el epílogo de sus mítines, el candidato pedía a sus fieles que le refrescasen sus promesas si llegase a la Xunta. No será la militancia quien se las recuerde. Una batería de iniciativas de la oposición pondrá a prueba esta semana en el Parlamento su "contrato" social.

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