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La mística envuelve Sagunto

La cuarta edición de Peregrinatio lleva el arte contemporáneo en las ermitas

José Luis Pardo

A través de la mirilla de la ermita de San Miguel, en Sagunto, se observa la imagen del santo enviando a lucifer al infierno, y en primer plano un conjunto de fotografías desgarradas de rostros humanos que expresan sufrimiento, desesperación, éxtasis. Arte contemporáneo y religión se dan la mano para proponer un viaje a través de la mística. Peregrinatio reinterpreta por cuarto año los coquetos templos de la localidad valenciana con intervenciones de ocho artistas que reflexionan acerca de los misteriosos caminos del espíritu.

Cada proyecto es una pieza efímera creada expresamente para las improvisadas galerías de arte. En esta edición participan por primera vez artistas extranjeros: el cubano Armando Mariño, el portugués Baltazar Torres y la japonesa Kaoru Katayama, que acerca la cultura nipona de las carpas. "Una combinación de gente contrastada y joven", comenta Tomás Ruiz, coordinador de la exposición. Las obras analizan a través de la pintura, el vídeo o la escultura, los rincones de la condición humana; las virtudes, como la capacidad de convivir, y las miserias producto de un progreso desbocado.

Ecúmene, de José Albelda, propone un espacio de entendimiento entre todas las religiones, recubriendo el interior de la ermita de El Buen Suceso con pan de oro (elemento común de todas las religiones monoteístas) y proyectando en la frente de la virgen un bindi (el punto rojo típico de los hindúes). Mariño construye una torre de libros sagrados culminada por una luz discotequera que inunda la ermita de San Roque. "Cuando la acabó le preguntó a un vecino qué le parecía y éste le dijo que a través de los libros se alcanza la luz, a Dios. ¡Ahí lo tienes, es imposible definirla mejor!", se emociona Ruiz.

Los vecinos del casco viejo de Sagunto han abrazado este proyecto. Las piadosas señoras que cuidan las ermitas presumen de artistas. Doña María observa el diminuto templo de Santa María, en la que Nieves Torralba ha plasmado su Árbol de la Vida con frases bíblicas: "Los que vienen a verla dicen que ésta es la más bonita. Estamos muy contentas".

El proyecto nació cuando el Ayuntamiento sentó a la mesa a varias personalidades para que idearan una forma de dar a conocer la zona histórica, eclipsada por el castillo y el teatro romano. Tomás Ruiz, vivaz y extrovertido hombre de pelo largo cano y ataviado con un sombrero indiano, es el padre del proyecto. "Vi muchas ermitas y me llamaron la atención", comenta. Así que se puso en acción y tiró de agenda después de convencer a las cofradías, propietarias de los templos: "Llamé a varios amigos, artistas de nivel como Bernardí Roig. El primer año marca la línea".

Su vocacional trabajo y la buena voluntad de los vecinos han hecho que el proyecto revolucione cada verano las calles de esta localidad cargada de historia y leyenda. En el año 221 a. de C., Aníbal asedió la ciudad, y antes de sucumbir ante las tropas cartaginesas los saguntinos se suicidaron en masa. En el siglo XIX, una terrible peste acabó con la vida de miles de personas en lo que hoy es la Comunidad Valenciana, pero un milagro evitó que entrara en Sagunto. Los beatos se lo adjudicaron a San Roque y una familia pudiente cedió un habitáculo para erigir la ermita dedicada al santo.

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Peregrinatio recupera el lado más trascendental del pueblo, aderezándolo con un halo de modernidad. Una arriesgada combinación que ha calado entre los religiosos vecinos del casco histórico. La exposición, que se podrá visitar hasta el 17 de septiembre, contará con nuevos alicientes el año próximo. "Tengo pensado arreglar las campanas de todas las ermitas y dar un concierto para la inauguración del año que viene", concluye Ruiz.

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