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Tres campus valencianos luchan por estar entre los 15 mejores de España

Los elegidos recibirán millones de euros - La Universitat articula el proyecto en Salud y Sostenibilidad - La Politécnica rechazó su oferta para acudir unidas

Ignacio Zafra

El Gobierno elegirá en septiembre a 15 universidades españolas, de las 77 que forman el sistema, para convertirlas en Campus de Excelencia, capaces de medirse con los grandes centros internacionales y de meter la cabeza entre los cien primeros de las clasificaciones mundiales. Entrar en ese grupo de elegidos supondrá recibir financiación extra (se calcula que unos 190 millones a repartir entre todos) y, quizá más importante, lograr una etiqueta que puede ser clave en el futuro. Tres universidades valencianas se han lanzado a la carrera, lo que supone que un puñado de sus dirigentes se han pasado el verano trabajando para tener listos los proyectos el 8 de septiembre, fecha única de presentación.

Las tres valientes son la Universitat de València, la Politécnica de Valencia, y la Jaume I de Castellón. El viernes, la Universidad de Alicante no sabía si se lanzaría a la carrera y la Miguel Hernández de Elche no podía confirmarlo, lo que hace pensar que sus posibilidades son reducidas, visto el frenético trabajo de sus competidoras. El decreto de convocatoria de los campus de excelencia internacional se publicó el 23 de julio, lo que significa que en total tendrán 50 días (fines de semana incluidos) para redactar el plan.

El campus de excelencia fue planteado inicialmente como una figura que debía promover la alianza entre universidades, y entre éstas y otros organismos públicos de investigación, fundaciones y empresas privadas. Quizá por falta de insistencia en esa dirección, o por la dinámica solitaria del sistema universitario español, da la impresión de que no habrá muchas sinergias.

La Politécnica declinó, tras alguna reunión exploratoria, la oferta de la Universitat de València para acudir con un proyecto común a la convocatoria. Y todo apunta a que sólo desde Cataluña el Ministerio de Educación recibirá siete solicitudes, una por cada universidad pública.

La idea del campus de excelencia se basa en tres aspectos: entrar en grandes líneas de investigación internacionales, atraer capital humano (profesores y alumnos) de otros países, e incrementar los servicios que los centros ofrecen tanto a la comunidad universitaria (alojamiento, actividades deportivas, apoyo a recién llegados, guarderías para los hijos de los empleados...) como a la sociedad en general.

Los proyectos deben incidir en las tres vertientes, y la línea de investigación debe ser lo más concreta posible. Eso, en un campus grande y generalista como el de la Universitat de València, ha supuesto no pocos quebraderos de cabeza. El proyecto se articula finalmente en torno a la "salud y la sostenibilidad", en el que se tratará de embarcar a la mayor parte posible de la comunidad universitaria, explica su rector, Francisco Tomás.

La doble línea abarca no sólo a las facultades estrictamente sanitarias (Medicina, Enfermería, Farmacia...) y a la carrera de Ciencias Ambientales, sino al conjunto de facultades de Ciencias Básicas, a los institutos de investigación asociados, y al conjunto de las Ciencias Sociales. Cuando la universidad habla de sostenibilidad no se refiere sólo a la ecológica sino también a la sostenibilidad social. Un concepto, indica Tomás, que engloba desde la facultad de Economía a la de Sociología, y a todas las que están a caballo de ambas. En un futuro podrían hacerse propuestas para Humanidades.

El horizonte inmediato de los campus de excelencia es 2015. El Gobierno quiere tener calificadas como tales para entonces una treintena de universidades (las 27 privadas pueden solicitar ser incluidas en la lista pero de momento sólo las 50 públicas pueden optar a la inyección económica), lo que implica que habrá futuras convocatorias. Pero no es ningún secreto que es importante entrar en el grupo de cabeza. Un tercio del presupuesto total del programa lo pondrá el Gobierno (en el marco del Plan E). El resto será un crédito blando que deberán avalar los Gobierno autonómicos.

La guerra por su cuenta

La convocatoria de los Campus de Excelencia Internacional (CEI) ha puesto de manifiesto la débil sintonía que existe entre las universidades valencianas. Vista con distancia, la unidad de acción de los últimos cursos estuvo basada más en los intentos de la Generalitat de escamotearles el presupuesto que en una estrategia de largo recorrido.

La Politécnica de Valencia declinó educadamente la propuesta de ir de la mano con la Universitat de València a la convocatoria. Estando juntas el proyecto hubiera sido, probablemente, imbatible. Por separado, aunque hay pocas dudas de que ambos campus se encuentran tranquilamente entre los 15 primeros de España, cabe la posibilidad de que los factores político y territorial jueguen contra de una de ellas.

La Jaume I jugará sus cartas. Su tamaño y la búsqueda de equilibrios que seguramente influirá en el Ejecutivo, parecen limitar sus opciones, pero presentarse a la primera convocatoria constituye por sí una declaración de principios. Lo mismo que la indefinición habla de las universidades de Alicante y Elche, que hace ya varios meses descartaron la idea de presentarse juntas. Algunos estragos tardan en ser reparados.

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Sobre la firma

Ignacio Zafra
Es redactor de la sección de Sociedad del diario EL PAÍS y está especializado en temas de política educativa. Ha desarrollado su carrera en EL PAÍS. Es licenciado en Derecho por la Universidad de Valencia y Máster de periodismo por la Universidad Autónoma de Madrid y EL PAÍS.

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