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Necrológica:
Perfil
Texto con interpretación sobre una persona, que incluye declaraciones

Joseph Msika, dos décadas a la sombra de Mugabe

Luchador por la independencia, fue vicepresidente de Zimbabue y orquestó la ocupación de las mejores tierras

Hasta para morirse Joseph Msika ha necesitado de la aprobación de Robert Mugabe, el hombre que controla Zimbabue desde hace casi 30 años. Un moribundo Msika, conectado a una máquina que le mantenía con vida, recibió la visita del presidente en la noche del 3 de agosto. A la mañana siguiente, la máquina fue apagada y Mugabe anunciaba la muerte, a los 85 años, del que fue su vicepresidente durante la última década.

A Joseph Msika le gustaba dar discursos iracundos en los que buscaba el aplauso del auditorio señalando a un enemigo al que achacar todos los males. En su retórica, la culpa era siempre de los periodistas, pagados por empresas extranjeras; de la oposición política, a la que auguraba "un baño de sangre"; de la juventud de Zimbabue, que no sentía el patriotismo como lo habían hecho sus padres; de los granjeros blancos, residuo del colonialismo británico. "Los blancos no son seres humanos", dijo en un mitin en 2001, como recoge The Daily Telegraph.

Nació en 1923, cuando Zimbabue todavía se llamaba Rodesia y era una de las más ricas colonias británicas. Mucho antes de los discursos contra el invasor inglés, Msika regentaba un negocio de fish & chips en su Chipinge natal. El Ejército de Salvación (organización benéfica protestante), donde había aprendido a leer, le ofrecerá un empleo como profesor en un instituto cercano a Bulawayo, segunda ciudad del país.

En la zona abundaban las fábricas de los blancos y, a su alrededor, las chabolas de los trabajadores negros. Un joven Msika entrará en contacto con el movimiento independentista, dividido desde el inicio. Msika militará en el partido de Joshua Nkomo, ligado a la minoritaria etnia ndebele. Mugabe se hará con el poder en el partido de la etnia mayoritaria, los shona. Acabarán todos en la cárcel, donde pasarán 10 años.

En 1974, Msika y Nkomo se exiliarán a Zambia, desde donde coordinarán una guerrilla que atacará Rodesia, forzando así unas negociaciones que culminan con la independencia de Zimbabue en 1980. Gracias a una alianza que dejaba a Mugabe como primer ministro y a Nkomo como ministro del Interior, Msika estará en el primer Gobierno. Pero en 1982 Mugabe acusa a sus rivales de preparar un golpe de Estado y los destituye.

A la sombra de Mugabe

Son los años de la Quinta Brigada, las fuerzas especiales entrenadas por Corea del Norte que recorren el país matando a unos 30.000 ndebeles. Esta brutal represión llevará a Nkomo a rendirse y a disolver su partido en 1987. A cambio será designado vicepresidente. Msika sigue a su líder, primero como ministro y, cuando muere, sustituyéndole en la vicepresidencia. A partir de ese momento se dedica a trabajar para Mugabe.

Será clave su papel en la campaña de ocupación de granjas en 2000. Sus proclamas incendiarias animan la invasión de las mejores tierras del país, en manos de blancos, por parte de los partidarios de Mugabe. Desde entonces Zimbabue vive en el desastre. A la tradicional corrupción política se suman un desempleo del 80% y la mayor deuda pública del mundo.

En 2005, Msika sufrió un derrame cerebral del que no llegó a recuperarse. Intentó abandonar la política en varias ocasiones, pero Mugabe se lo impidió. Cuando se lo permitieron, Joseph Msika se murió en un hospital de Harare, la capital del país. Mugabe se encargó de dar un discurso en su funeral.

Joseph Msika, a la derecha, junto a Robert Mugabe en 2008.
Joseph Msika, a la derecha, junto a Robert Mugabe en 2008.AP

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