Mil rumanos tramitan cada mes sus documentos para viajar a su país natal

Unos mil rumanos tramitan mensualmente sus documentos de identidad en el Consulado de Rumanía de Castellón para poder emprender un viaje a su país natal, lo que supone un "incremento espectacular" con respecto a años anteriores, según explicó el cónsul de Rumanía en Castellón, Liviu Popa.

Desde el inicio del verano, cerca de 50 rumanos visitaron cada día las oficinas del consulado para obtener los documentos de identidad que permiten el regreso temporal o definitivo a su país de origen. Popa precisó que no todos los que abandonan Castellón han de acudir necesariamente a tramitar estos documentos, sino solamente aquellos que han de renovarlos, de manera que "la mayoría" de los rumanos no pasa por el consulado antes de partir.

Pese a que es complejo para el organismo oficial estimar el número de familias que este año no volverán de sus vacaciones, Popa admite que son "muchos" los compatriotas que abogan por marcharse debido al aumento del paro especialmente entre la población inmigrante. En el último año casi 100 rumanos al mes han solicitado información en el consulado de Castellón sobre las ofertas públicas y privadas de empleo en el país Balcánico, asegura la misma fuente.

Según el Ministerio de Trabajo en julio de 2009 las cotizaciones de extranjeros a la Seguridad Social descendieron un 18,99% en Castellón, la segunda provincia española donde más cayó la afiliación de este colectivo. Castellón tiene 7.337 afiliados extranjeros menos, al haber caído las cotizaciones de las 38.683 personas a las 31.301 actuales. Los rumanos son los extranjeros que más han sufrido el desplome del trabajo en Castellón, ya que también son el colectivo más numeroso.

Popa ha admitido que algunos de sus compatriotas se han dirigido al consulado para solicitar ayudas económicas para el regreso a su país, pero el organismo oficial, "sólo puede intervenir en casos extremos como siniestros, y fallecimientos". También a la Asociación Rumana de Castellón acuden diariamente familias pidiendo ayuda para el regreso, según su mediadora cultural, Cristina Dobre.