'Yo soy Bea' echa el cierre
El serial de Telecinco finaliza esta tarde después de tres años en antena
¿Cómo se resolverá el futuro sentimental y profesional de los personajes que pululan por la revista Bulevar 21? ¿Serán felices y comerán perdices? La solución a los complicados líos personales y al tejido de malos entendidos que han dado lugar a las situaciones más disparatadas, esta tarde en el último capítulo de Yo soy Bea. (15.45). "Todas las historias tienen un final", apuntan desde Telecinco y el serial diario no podía ser ajeno a esta máxima. Por eso, después de casi 800 capítulos, 8.000 horas de rodaje, 29.000 páginas de guión escritas y 9.800 cambios de vestuario, bajará el telón una de las ficciones nacionales más longevas junto a Cuéntame cómo pasó y Amar en tiempos revueltos (TVE-1).
Tras casi 800 capítulos, el culebrón ha ido perdiendo audiencia
La caída de espectadores ha contribuido a no alargar más la agonía, a pesar de que algunos actores como Patricia Montero (Be) pensaban que las tramas podían haber dado más de sí; mientras que otro de los intérpretes, Miguel Hermoso (Diego), ha criticado en su blog la decisión de la cadena privada.
La versión española de la colombiana Betty, la fea arrancó en la cadena privada el 10 de julio de 2006. Desde el primer momento, los buenos índices de audiencia acompañaron a la telenovela, producida por Grundy, que recuperaba el clásico mito literario del patito feo. Hace un año, y tras casi dos de éxito ininterrumpido, empezó a mostrar signos de debilidad. En 2007, por ejemplo, entre el 1 de julio y el 15 de agosto, una media de 3.395.000 personas (33,9% de cuota) estaban pendientes de las vicisitudes de Beatriz Pérez Pinzón (Ruth Núñez). En 2008, en el mismo periodo, solo reunía a 1.779.000 (18,2%). Y es que una vez que la heroína se transformó en cisne -nada menos que ante ocho millones de teletestigos- y, poco después, el 20 de junio de ese año, pronunciaba el sí quiero ante Álvaro Aguilar (Alejandro Tous), y ambos desaparecieron de la escena, empezó el declive.
Su marcha fue el detonante que cerró la primera etapa del culebrón. La idea de Telecinco de prorrogarlo, incorporando personajes pero sin perder la esencia original, parecía una buena solución, aunque los resultados no fueron los apetecidos. La nueva tanda de capítulos, que se ha mantenido en antena más de un año, ha logrado una media de 1.530.000 seguidores (17,2%).
Unos registros a años luz de los más de tres millones de aficionados (31,4%) de la primera época, que convirtieron a Yo soy Bea en la serie diaria más vista de los últimos 10 años. Es más, en verano de 2007 no encontraba rival ni en el mismísimo Real Madrid, ya que lideró varias veces la jornada, superando a los partidos de fútbol del torneo Teresa Herrera, emitidos por TVE-1 en horario estelar.
120.000 euros en juego
Telecinco no se ha calentado mucho la cabeza a la hora de pensar en el relevo de Yo soy Bea. La cadena privada ha optado por un concurso, un género en boga y que no empobrece las arcas de las televisiones. Se titula Toma cero y a jugar... y estará presentado por Daniel Domenjó (El enemigo en casa, El debate de Supervivientes, El topo). El nuevo formato enlazará a continuación con el ya veterano Pasapalabra, que conduce Christian Gálvez.
En cada entrega de Toma cero... se pondrán a prueba los conocimientos, la astucia, la perspicacia y el temple de los concursantes con un doble fin: superar al contrincante y mantener lo más alto posible el importe del premio: 120.000 euros. Responder correctamente a un cuestionario de diez preguntas sobre cultura general y actualidad es uno de los requisitos del concurso. Utilizar la intuición a la hora de elegir y acatar el dictamen de las libretas que custodian 20 azafatos -cuyo contenido puede ser cero u otras cifras superiores- son otras de las situaciones a las que se enfrentarán los participantes, acompañados por tres miembros de su familia.
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