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El veraneante español salva la campaña turística

Pese a acortar estancia y gasto, el sector destaca la fidelidad del cliente nacional, que en Benidorm ha cubierto el hueco extranjero

Casi como ocurría hace décadas, cuando una incipiente clase media española popularizó los desplazamientos a la costa con el Seiscientos cargado hasta los topes de familia y equipaje, el coche vuelve a ser este verano uno de los protagonistas de las vacaciones. Una realidad que ha sorprendido a los empresarios valencianos y que evidencia que aunque la crisis conlleva un recorte de la estancia y del gasto, la costa valenciana está recibiendo en julio y agosto más veraneantes españoles que otros años. Un comportamiento estimulado por la bajada de precios y que ni mucho menos estaba garantizado al inicio del verano. En zonas como Benidorm, además, ha cubierto el hueco dejado por el turista extranjero, principalmente los británicos.

"Las vacaciones se han instalado en la mentalidad de los españoles"
"Si nos faltaba alguna prueba por pasar, este año la hemos pasado"
La crisis ha hecho que este año las reservas sean más de última hora
Benidorm prevé un 92% de ocupación en la segunda quincena de agosto
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"Parece que las vacaciones se han instalado en la mentalidad de los españoles como algo irrenunciable", comenta con satisfacción y cierto alivio Vicente Marhuenda, gerente de la Asociación Provincial de Hoteles de Alicante (APHA). "El turismo es un producto de primera necesidad y un logro de la sociedad occidental", se congratula en el mismo sentido Antoni Mayor, presidente de la patronal hotelera de Benidorm y Costa Blanca (Hosbec). "Si nos faltaba alguna prueba por pasar, este año la hemos pasado", agrega el empresario, convencido de que esta situación debe otorgar una perspectiva de tranquilidad al sector.

Hacer balance del final del verano es aún complicado y, por otro lado, la realidad de la Comunidad Valenciana es muy heterogénea. Pero el sector empresarial apunta ya a un mantenimiento (e incluso mejora) de la ocupación en Castellón, y en las grandes plazas turísticas de Alicante los hoteleros consideran que pueden mantenerse los niveles del año pasado o en todo caso disminuir ligeramente. En Valencia, sin embargo, más afectada por la caída general del turismo urbano y de negocios y por la reducción de las conexiones aéreas, la situación es distinta y se prevé un descenso de ocupación en verano. Y eso a pesar de que los hoteleros dan por hecho el beneficio que supondrá la celebración de la fórmula 1 la semana próxima, no solo por el público que acude sino por todo el movimiento de organización inherente a la competición.

De norte a sur. El recobrado protagonismo del coche se detecta en toda la Comunidad Valenciana. El responsable de un hotel de Cullera, por ejemplo, explica que al menos en julio el establecimiento ha detectado que los clientes, principalmente procedentes de Valencia y Madrid, han "salido menos de vacaciones en estancias largas", mientras que los fines de semana han acumulado más desplazamientos, obviamente por carretera; En Castellón, plaza que tiene en el turismo nacional su gran cliente, se está repitiendo en líneas generales el buen comportamiento del visitante que llega en coche desde Cataluña o Madrid, por citar dos puntos de destino destacados; en la ciudad de Alicante los hoteleros han detectado también una buena afluencia, en buena parte por carretera, de turismo nacional y de un cliente francés "como hace años que no lo veíamos". Y también en Benidorm "ha funcionado el coche", destaca Mayor. "Se han potenciado los viajes por carretera", resumía en la misma línea esta semana Javier Luri, presidente de APHA. Una opción que "favorece a los hoteles de la provincia, ya que no tienen la dificultad añadida de que sus usuarios nacionales tengan que volar, como ocurre en los destinos turísticos de las Islas Baleares o Canarias". Un medio de transporte, en definitiva, claramente más barato, añade otro representante hotelero valenciano.

Esta percepción no ha evitado que el aeropuerto de L'Altet registrara en julio el primer aumento del tráfico de pasajeros en nueve meses, un 0,5%, debido especialmente al crecimiento de los vuelos españoles. En concreto, el aeropuerto alicantino registró el mes pasado 197.606 pasajeros nacionales, un 15,7% más que durante el mismo periodo del año anterior. Un aumento, además, que contrasta claramente con la caída de los viajeros procedentes del Reino Unido (4,9%), de Alemania (3,3%) y de Noruega (2%). Mientras, el segundo aeropuerto valenciano, Manises, registró en julio la mitad de pasajeros que L'Altet y una caída del tráfico del 14,1% sobre los datos registrados ese mismo mes de 2008.

El turismo nacional está apuntalando la campaña veraniega, que puede generar entre un 15% o hasta incluso el 85% del negocio hotelero anual, según zonas. El presidente de Hosbec asegura que el hueco dejado este verano por el turista extranjero -que estima entre un 15% y un 20%- ha sido cubierto por el veraneante español. Y vincula esta evolución a un comportamiento generalizable a nivel europeo que, ante la situación económica, ha llevado a "un cierto proteccionismo" que se ha traducido en que hasta un 20% de la población se haya decantado por destinos próximos.

"La caída de la demanda la está amortiguando un poco el turismo nacional", coincide Luis Martí, secretario general de la Federación Hotelera de la Comunidad Valenciana. Una realidad que al inicio del verano "era una incógnita", agrega a renglón seguido Martí. "El turismo nacional viene más, gasta menos y está menos tiempo", aporta Vicente Marhuenda.

Esta evolución ha sido posible en buena parte por el esfuerzo de precios que ha hecho el sector. Los hoteles de Alicante, por ejemplo, han bajado sus tarifas una media del 10%. Y en Benidorm, aunque Mayor asegura que no todos los empresarios han hecho ofertas, la rebaja de precios puede situarse en una media del 10% y llegar al 20% en algún caso puntual.

La crisis también ha hecho que este año las reservas se hayan retrasado hasta última hora de forma más acusada que en otros veranos. Diez días antes de agosto, de hecho, en Benidorm había un 60% de plazas por vender, recuerdan los empresarios.Al final, la ciudad logró una ocupación en la primera quincena de agosto del 90% (frente al 89% de 2008) y para la segunda prevé hasta un 92%, apenas un punto menos que el año anterior. La patronal está satisfecha. Y en el resto de la Costa Blanca, se prevé una ocupación "un poco más floja" pero con cifras "buenas".

En la ciudad de Alicante, los hoteleros también consideran que, tras crecer en julio la ocupación dos puntos sobre el año anterior, el verano puede cerrarse con cifras similares a las de 2008, "lo cual es un éxito", coinciden. Mientras, en Castellón, se espera mantener el 80% de media de ocupación logrado el verano pasado, porcentaje que incluso podría superarse. En Valencia, sin embargo, los hoteles sumarán menos clientes. La federación hotelera de la Comunidad Valenciana, más allá de los datos, explicó que la tendencia apunta a una bajada generalizada de precios que "incrementa la situación deflacionaria que vive la hotelería". "Bajaremos en precios, en ventas y en beneficios", resumía en su previsión de julio.

La federación insiste en ver la evolución de la ocupación con perspectiva y, en este sentido, recuerda que el balance del primer semestre refleja el fuerte impacto de la crisis. Castellón, la provincia donde la caída fue menos acusada, vio bajar su ocupación un 3,44%. Valencia, por el contrario, sufrió un desplome de la ocupación del 17,78% entre enero y junio y, finalmente, Alicante (exceptuando Benidorm) experimentó un retroceso ligeramente superior al 17%. Al final, agosto siempre será agosto para los hoteleros.

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