La plaza Redonda cierra por reforma
Los vendedores confían en que las obras acaben por serles beneficiosas
Llevan dos años con los andamios en las puertas de los comercios y muchos meses con la crisis económica a cuestas. Los vendedores de la plaza Redonda de Valencia afirman que hace tiempo que no tienen beneficios, pero aguantan porque confían en que las reformas del mercado les devuelvan los clientes, y los ingresos. Tal y como afirmó ayer el concejal de Urbanismo del Ayuntamiento de Valencia, Jorge Bellver, después de las Fallas del año que viene se iniciará la segunda fase de la rehabilitación de la plaza -la que se está llevando a cabo ahora comprende solo la restauración de las fachadas y ventanas-, lo que implicará que los puestos comerciales tengan que ser trasladados a otro lugar cercano, posiblemente, la plaza de Lope de Vega.
De momento, el proyecto no está terminado, y tampoco se sabe cómo será la nueva cubierta que tendrá la plaza. Sin embargo, Bellver adelantó que la estructura que tendrán los comercios variará, e incluso no será circular. "Será como una especie de cubos para amoldar y acomodar la actual estructura de las propiedades", declaró el concejal. Para Pilar, dueña de la parada 44-45, los nuevos locales les quitarán espacio, ya que, según explica, serán más pequeños y entre puesto y puesto habrá un pequeño almacén para cada propietario. "No hace falta tanta reforma, porque al final, lo estamos pagando nosotros", declaró desde dentro del mostrador.
"Nos guste o no, había que intervenir". Para Javier Zurriaga, presidente de la plaza, la rehabilitación era necesaria; sin embargo, no esperaban que las obras fueran a afectar tanto a la dinámica del mercado. Ayer viernes, apenas había gente y, según los comerciantes, casi ninguna venta.
Las principales molestias que dicen tener los vendedores son los andamios. Además del polvo de las obras, que obliga a forrar con plásticos gran parte de la mercancía, las estructuras metálicas están repartidas por toda la plaza, tanto en las entradas al recinto como en todo el interior del mercado. Según Aurelio, propietario de Confecciones Chipre, los andamios repercuten en el hecho de que cada día entre menos gente. "Es normal que tengan miedo a que se les caiga algo".
Según el concejal, que prevé que las obras de rehabilitación de la fachada estén terminadas en noviembre, el traslado de los puestos comerciales será provisional. Al respecto, Bellver manifestó que su intención es que el plazo de ejecución no supere "en ningún caso" los seis meses.
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