"El récord de Biedermann en 400m libre es el más legal de todos"
La natación española le debe mucho al espaldista Aschwin Wildeboer (Sabadell, Barcelona; 1986), un caso único de consistencia y versatilidad. Durante los Mundiales disputados hace una semana en Roma se convirtió en el único nadador del mundo que logró estar en las tres finales de su especialidad. Fue bronce en 100 metros, cuarto en 50 y quinto en 200.
Pregunta. ¿Cómo lo hizo?
Respuesta. El planteamiento que hemos hecho con mi entrenador [su padre, Paulus, director técnico del equipo danés] ha sido distinto del de otros nadadores, que han hecho un trabajo más específico para competir en un par de pruebas y ya está. En mi caso hemos trabajado para conseguir un nivel extraordinario en las tres distancias.
"Hoy, para marcar diferencias, hay que picar pies en los virajes, como Phelps"
P. ¿A qué atribuye el gran nivel de la espalda en el año postolímpico?
R. Los 100 espalda de Pekín fueron la prueba con más nivel de los Juegos. Me olía que mucha gente optaría por no tomarse el año sabático porque correría el riesgo de quedarse fuera. En otros estilos, como en la mariposa con la retirada de Crocker o en la braza con los años sabáticos de Hansen y Kitajima, las figuras no estuvieron. En espalda los buenos han seguido y, además, han surgido nuevos talentos, como los japoneses Irie y Koga y el polaco Kawecki, del que jamás había oído hablar.
P. ¿Cómo vio a Peirsol?
R. Volvió a demostrar que es el mejor espaldista del mundo. En los 100 se equivocó. Me dijo que no entró en la final porque en la semifinal creyó que yo iba más rápido de lo que realmente estaba yendo. Y que, al ser una piscina descubierta, la sensación de velocidad no es la misma.
P. ¿En qué distancia ayudó más el traje impermeable?
R. En las pruebas de medio fondo. En 200 a mí me costaba competir por debajo de 1m 58s. Con el bañador de poliuretano he nadado dos veces en 1m 54s y una en 1m 55s.
P. ¿Lo que usted hizo en Roma fue excepcional?
R. Al contrario. Mi estado de forma no fue el mejor. Estuve un poco lejos de encontrarme al 100%. En los 100 nadé a ritmo de entrenamiento, no a ritmo de competición. Por eso me costaban más las salidas y los virajes, porque los trabajos subacuáticos, que son de velocidad pura, exigen estar muy fino. Ahí es donde se nota si te falta ajustar la puesta a punto. Si en el futuro me cuesta acercarme a estas marcas será por los bañadores, no por no tener nivel.
P. ¿Cómo debe ajustar la puesta a punto?
R. Se trata de hacer coincidir los momentos de energía más altos del organismo con la competición. Cada nadador lo busca a base de ensayo y error a lo largo de los años. Antes nos entrenábamos muy fuerte y cuando llegábamos a un punto de agotamiento muy alto empezábamos a descansar. Eso, a veces, me creaba el efecto contrario. El cuerpo no reconocía el descanso, desconectaba, y me bajaban las defensas. Incluso llegué a enfermar. Ahora he empezado la puesta a punto al revés. Primero, descanso; luego, ensayos de calidad.
P. ¿Piensa dejar Dinamarca para volver a España?
R. Está claro que la natación es mi prioridad, pero desde hace tiempo quiero probar a vivir por mi cuenta y empezar a estudiar una carrera.
P. ¿Qué es lo que más le impactó de los Mundiales?
R. El 800 libre de Zhang y las carreras de Biedermann. Con Biedermann tenemos un amigo en común que me iba diciendo que Paul estaba muy fuerte sin utilizar bañadores impermeables. Hizo el récord de Europa en 200 libre y prometía. Lo que más me impactó fue cómo terminó los 400 libre. Como una moto. Me da la sensación de que el récord en 400 fue el más legal de todos. Ese récord lo tenía Ian Thorpe y, en su día, Thorpe nadaba con un neopreno de cuerpo entero. No era justo que ningún otro nadador tuviese ese bañador, que tampoco se vendía. Todo el mundo decía: "¿Por qué Thorpe está un poco entrado en carnes?". Porque usaba un bañador especial. Por eso creo que el récord de Biedermann tiene mucho, mucho mérito.
P. ¿Qué opina de Rafa Muñoz?
R. Es un talento natural. A nivel fisiológico, le falta mucho por desarrollar. Le queda mucho por entrenar y mucha experiencia que ganar. En Roma demostró que a la hora de aguantar la presión sabe competir. Si se lo propone, podrá ser uno de los mejores mariposistas de todos los tiempos.
P. ¿Cree que necesitaba demostrarse a sí mismo que podía competir a ese nivel?
R. Tanto para Rafa como para mí la competición es nuestro momento de divertirnos. No nos tenemos que levantar a las seis de la mañana como todos los días para entrenarnos seis horas. Salimos a dar lo máximo y ya está.
P. ¿Qué aspecto técnico mejoró más?
R. El nado subacuático me ayudó a batir el récord del mundo en piscina corta. Ryan Lochte hizo lo mismo cuando sustituyó el volumen de nado por el volumen de pies. Hoy día, en la natación, para marcar las diferencias tienes que picar pies. El subacuático es un quinto estilo y hay que procurar nadar los 15 metros reglamentarios. Entre nadar 15 y cinco metros la diferencia de entrenamiento es mucho mayor. El gasto de energía es enorme. Las piernas consumen mucho oxígeno y te condicionan. Todo el mundo ve a Phelps nadar y, cuando hace los virajes, dice: "¡Ohhh!". Pues eso mismo es lo que hay que hacer para estar en las finales.
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