Bulgaria, a por el euro
El Gobierno de Sofía lucha por mantener el equilibrio presupuestario para ser admitido en la moneda única
Bulgaria se ha unido al grupo de miembros de la Unión Europea que aspiran oficialmente a adoptar la moneda única. El nuevo Gobierno, elegido el mes pasado, ha decidido dar un paso adelante anunciando que en noviembre espera ingresar en el ERM2, el sistema de estabilización monetaria que sirve de etapa previa a la entrada en la zona euro. Este anuncio ha venido, además, acompañado del compromiso del Ejecutivo liderado por el centroderechista Boiko Borisov de mantener inalterable su política de contención del gasto público y el orden en sus cuentas fiscales.
El problema es que estas intenciones chocan frontalmente con la crisis económica global, que también está pasando factura al país báltico. Las últimas previsiones del Fondo Monetario Internacional (FMI) hablan de una contracción del PIB del 7%, duplicando las previsiones realizadas por este mismo organismo en abril. Las nuevas autoridades también han rebajado sus pronósticos hasta un 6% de crecimiento negativo. Estos síntomas hablan de que el derrumbe financiero mundial está afectando a Bulgaria mucho más de lo esperado sólo hace un par de meses.
La menor demanda de sus socios de la UE ha mermado los ingresos del Estado
Según la Oficina Nacional de Estadísticas, durante el primer trimestre de este año la caída del PIB fue del 3,5% si se compara con el mismo trimestre del año pasado. Los motivos son la caída de la inversión extranjera a la mitad, la reducción de las exportaciones en un 30% y, sobre todo, el desplome del consumo interno, principal motor del desarrollo económico reciente de Bulgaria.
Del mismo modo, la reducción de la demanda de sus socios occidentales ha reducido considerablemente los ingresos del Estado, enfriando una economía que en los últimos cinco años creció una media del 6,2%, el triple de la Europa de los 27. No obstante, los expertos concuerdan en que hay síntomas que hacen pensar en una recuperación, como la existencia de una cantidad importante de reservas de divisas, una fuerte posición fiscal y un sector bancario bien capitalizado.
Por eso, mantener la disciplina presupuestaria es la principal tarea que se ha impuesto el ministro de Finanzas, Simeon Djankov. En diferentes foros, este ex economista del Banco Mundial ha señalado que está dispuesto a modificar los Presupuestos para ajustarse a la nueva realidad -que incluye una caída del 16% en los ingresos- sin disparar el déficit fiscal. La meta del Gobierno es estar en el euro en 2013, pero todos los analistas concuerdan en que este ingreso no se producirá antes de 2015.
Todo dependerá del éxito de las políticas presupuestarias. Gracias a su boyante desarrollo, Bulgaria ha acumulado en los últimos cinco años un superávit fiscal del 1,6% del PIB como media. Esto le ha permitido tener una de las deudas públicas más reducidas del continente, inferior al 15% del PIB.
Pero la crisis puede trastocarlo todo, y el Ejecutivo ya ha señalado que si este año no están por debajo del 3% del déficit fiscal, pueden olvidarse del euro. Los datos de los primeros meses del año hablan de un déficit del 2,5%, mientras que las agencias de clasificación de riesgo, como Moody's, prevén que se cierre el curso con un desequilibrio equivalente al 2,7% del PIB. -
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