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Los gallegos acaparan el 93% de los trabajos que antes ocupaban inmigrantes

El Gobierno oferta en el extranjero nueve profesiones frente a las 130 de hace un año

Con 192.859 parados apuntados en el Inem, se ha puesto caro lo de renunciar a un puesto de trabajo. La hostelería o el naval que tiraron de la inmigración en época de bonanza, cubren ahora sus plantillas con personal autóctono. En los últimos años eran la opción más fácil para que los extranjeros se colocaran al llegar a Galicia, ahora es terreno vedado.

La caída de actividades como la construcción ha provocado el trasvase de trabajadores al sector servicios. Y eso se traduce gráficamente en el catálogo de profesiones de difícil cobertura, la llave de entrada para inmigrantes de fuera de la UE desde que el Ministerio de Trabajo de Celestino Corbacho endureció los requisitos para la llegada de extranjeros. Esa lista de oficios que elabora cada comunidad ha ofertado en Galicia nueve puestos en el último trimestre. Hace un año eran 130.

No se ofertan plazas de socorristas, y tres playas perdieron por eso la bandera azul
El ciclón Klaus ha obligado a buscar técnicos eléctricos fuera de España

El inventario del último trimestre se nutre con demanda de empleados derivada de situaciones excepcionales, y prueba que cada vez son menos los puestos que los gallegos desechan. A principios de año eran 12. De no haber sido porque se necesitó un gran número de personas para arreglar los desperfectos del ciclón Klaus, la cifra ya se vería reducida entonces. Reparar el desastre, recoger los troncos y reparar el tendidos eléctrico dio trabajo durante seis meses a extranjeros que arreglaron líneas de energía eléctrica, empalmaron cables aéreos y subterráneos, y condujeron maquinaria forestal.

El sector servicios, antes primer colocador de extranjeros, es ahora la salida más fácil para los autóctonos. Hasta principios de año daba trabajo a emigrantes como camareros, cocineros, reposteros, pasteleros o pinches de cocina, ahora se muestra "proteccionista", en palabras del presidente de los hosteleros de Santiago, Jesús Sordo. En los últimos meses bares, restaurantes y hoteles han dejado de contratar a extranjeros para llamar a "amas de casa, ex obreros y albañiles". Lo explica este hostelero: "Tenemos millones de parados y hay que ayudarles, es prioritario dar formación a personas de la tierra".

Nicolás, mexicano e ingeniero de profesión, es de los que ha tenido suerte. Consiguió colocarse en un bar de Santiago. Ya había trabajado en España hace tres años. Ahora ha visto que las cosas no son tan fáciles como antaño. Cuando empezó a tramitar sus papeles le pusieron "mil trabas, tanto en México como en España". Tardó seis meses en conseguir la documentación, un trámite que no solía tardar más de uno o dos meses.

Cada trimestre, el Servicio Público de Empleo Estatal (dependiente de Trabajo e Inmigración) elabora un inventario de ocupaciones de difícil cobertura por provincias, según una base de datos sobre la gestión de empleo de los cuatro trimestres anteriores de cada autonomía. Los puestos que no ocupan los españoles, engrosan la lista. Los emigrantes que acrediten cumplir los requisitos y son contratados, pasarán a legalizar su situación en España. Para elaborar el catálogo se tienen en cuenta los contratos, las ofertas, las colocaciones, los trabajadores que entran, los que salen y los que se quedan. Durante 2008 se ofertaron en Galicia 476 puestos para emigrantes. Este año, 31.

Para Cite, la oficina de Comisiones Obreras (CC OO) que asesora a extranjeros en el empleo, el catálogo "es farragoso, lento y funciona mal", explica Montserrat Pérez. Comisiones reconoce que en Cite tienen este año el mismo trabajo que el pasado; que los emigrantes "no tienen en cuenta que aquí hay crisis, y siguen viniendo, porque su situación en el país de origen es aún peor". La ayuda que pueden prestarles, sin embargo, está mucho más limitada. "Si siempre fue difícil encontrarles un trabajo", explica Pérez, "ahora que no hay, la cosa empeora". El principal problema que se han encontrado los inmigrantes al llegar a España es la convalidación de títulos. Por eso, explica, "cubrir los puestos del catálogo no es fácil, porque los trámites para demostrar experiencia y licenciatura a veces llevan meses".

Con este obstáculo se topan, especialmente, los licenciados en medicina que llegan desde Latinoamérica. La carencia de médicos, sobre todo de especialistas, es una evidencia reconocida por la Xunta. Durante 2008 sí se pedían médicos. Ya no. En el catálogo de profesiones se demandan facultativos de medicina general, pero no especialistas. Preguntados por esta situación, las asociaciones de médicos insisten en que las convalidaciones no son ágiles. La de doctor no es la única profesión que necesita manos de fuera. La ausencia de socorristas, por ejemplo, hizo perder su bandera azul a tres playas de Ribeira este verano. Tampoco aparecen en el catálogo. Nadie en la Consellería de Traballo que envía los datos al ministerio ha querido explicar la ausencia de estas profesiones.

La entrada en vigor de nuevos decretos y leyes también puede abrir el catálogo a nuevos empleos. Ocurre, por ejemplo, con los terapeutas ocupacionales, una carrera que lleva poco tiempo aquí. Gran parte de los que trabajan en Galicia, explican desde la Asociación de Terapeutas Ocupacionales, son extranjeros. "Vienen de Latinoamérica. Hay algunos brasileños en puestos importantes". La Ley de Dependencia es la responsable. La Xunta pidió 50 plazas, que no pueden cubrir, porque los licenciados que esperábamos ahora han de cursar dos años más para convalidar el Plan Bolonia".

Podólogos y ópticos, sí

Desde hace casi un año no se necesitan ni titulados ni peones. A Coruña lleva un año sin ofertar un sólo puesto para inmigrantes. En lo que va de año, Lugo sacó 12 puestos; Ourense,7 y Pontevedra, 12.

Trimestre tras trimestre, el número de profesiones merma. Tanto, que de un año a esta parte hay empleos que ni existen. Ya no se piden empleados del hogar, ni lavacoches, ni bomberos, ni entrenadores o socorristas, ni albañiles, ni siquiera pasteleros ni panaderos. Todas las vertientes del sector naval, desde sobrecargo a engrasador de máquinas, también han desaparecido de un plumazo. Igual suerte corrió la rama sociosanitaria y de ingenieros.

En el nuevo catálogo, reducido a la mínima expresión, se cuelan podólogos, técnicos en dietética y ópticos; pero la principal demanda corresponde a puestos derivados de catástrofes medioambientales (como el Klaus) o titulaciones con pocos licenciados en España, como terapeutas ocupacionales para cubrir las necesidades de la Ley de Dependencia.

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