Sentirnos europeos

Visto lo visto en las recientes elecciones al Parlamento Europeo, parece claro que existe una desafección real de todos nosotros hacia esa extraña institución, a veces tangible a veces etérea, llamada Europa.

Los políticos de la Unión deberían empeñarse más en hacernos sentir europeos, en general, en el sentido de macro-estado, macro-nación o macro-lo-que-sea.

Ya fue un paso en esa dirección la abolición de las fronteras y la introducción del euro como moneda única. Pero nada de eso toca la fibra sensible del ciudadano europeo.

Esta mañana estaba yo mirando el medallero de los mundiales de Roma 2009, con China, EE UU y Rusia copando los tres primeros puestos. Se me ocurre pensar en Europa. ¿Cómo estaría Europa considerada como una unidad? Pues destacadísima: 61 medallas (17 oros, 24 platas y 20 bronces) por 28 de su inmediato seguidor, China (11, 7 y 10 respectivamente). Sería bueno considerarnos a nivel deportivo como una unidad: Europa.

Está claro que el deporte mueve y reune pasiones. Crea lazos afectivos procedas de donde procedas. ¿No sería pues bueno para el sentimiento colectivo europeo sentirnos Uno, al menos en el plano deportivo? Luego ya vendrá la política exterior, aunque eso es harina de otro costal.