El Espanyol estrena casa

Entre la multitud de gente se coló un ciclista despistado. Los hinchas, que lo vieron a lo lejos, le aguardaron impacientes. Y cuando pasó por su altura, le tiraron agua, cerveza y Coca-cola. Con gracia, con rabia. El ciclista, entonces, se dio cuenta de su tremendo despiste: llevaba la camiseta del Barça. Estaba en territorio blanquiazul, en el nuevo estadio del Espanyol, inaugurado ayer contra el Liverpool, un recinto para 40.000 aficionados y que ha costado 67 millones de euros. Es la nueva casa del Espanyol, estrenada por todo lo alto, con una goleada, 3-0, sobre el equipo de Rafa Benítez, Xabi Alonso, Torres y Riera. Luis García anotó el primer tanto en la historia de un campo que tiene una portería en El Prat, en la que marcó el ariete asturiano, y la otra en Cornellà, en la que el israelí Ben Sahar obtuvo los otros dos goles del encuentro.

En el campo se sembraron dos parcelas del césped de Montjuïc y Sarrià

La jarana y algarabía en los aledaños del estadio fue enorme desde primera hora de la tarde. Charangas, atracciones inflables para los niños, miles de globos blanquiazules y cánticos de los aficionados. Pero había dos puntos estrella, estratégicos. El primero era un bar que estaba en la calle contigua al estadio. "Nos ha tocado la lotería con este estadio", gritaba Pedro, dueño de la brasería; "¡hemos calculado mal y ya hemos tenido que pedir diez barriles más de cerveza!". El otro lugar clave, siempre a reventar de gente, era la tienda oficial del Espanyol. Las serigrafías en los dorsales no dejaron de ser curiosas. "El que más se han puesto, sin contar sus propios nombres, es el de Nakamura. Y Tamudo, el segundo", explicaba Silvia, encargada de la tienda. Todo el mundo llevaba distintivos del Espanyol. A los 1.000 aficionados del Liverpool apenas se les vio.

"¡Bienvenidos a casa!", gritó Daniel Sánchez Llibre, presidente del Espanyol, al tiempo que unos 700 voluntarios -durante un mes y medio han ensayado para que no hubieras errores en el día de ayer- realizaban diferentes dibujos sobre el césped. Un corazón, un saludo, el escudo del Espanyol, y la grada bramó. Hubo petardos en el exterior, varias bombas de confeti blanquiazul, serpentinas doradas y diversas actuaciones musicales y escenográficas, como doce actores haciendo puenting a la vez que bailaban. Incluso se escuchó you'll never walk alone, canción en propiedad del Liverpool. "Ya tenemos nuestro hogar", insistió el presidente blanquiazul. En el campo se plantaron simbólicamente dos parcelas del césped de Montjuïc y Sarrià, los dos antiguos estadios del Espanyol. "Esperemos que nos dé tantas alegrías o más", sugirió Sánchez Llibre. Sonó a despedida. Quizá se marcha en noviembre. El estadio, sin embargo, permanecerá mucho tiempo. Ayer, doce años después, se inauguró la nueva casa perica.

Pretemporada: Emirates Cup: Atlético de Madrid, 1 (Agüero); PSG, 1. Arsenal, 3; Glasgow Rangers, 0. Amistosos: Girondins de Burdeos, 2; Villarreal, 0. Lyon, 2; Deportivo, 2 (Riki y Juca). Athletic, 0; Sporting, 1 (Barral). Águilas, 0; Almería, 1 (D. Rodríguez).

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