La natación regresa al pasado

La federación de Estados Unidos presionó ayer a la federación internacional de natación (FINA) para abolir definitivamente los trajes de cuerpo entero impermeables que han transformado la natación en un deporte irreconocible, caro y engañoso. El Congreso General de la FINA, celebrado en Roma, se convirtió en una lucha subterránea entre los ejecutivos del organismo y los técnicos de los distintos países, alentados por Estados Unidos. Una refriega política por volver al slip, el bañador tradicional. El resultado fue abrumador: 168 países votaron a favor de frenar el abuso tecnológico a partir de 2010, fecha en que se prohibirán los bañadores con que los nadadores han batido un récord tras otro en los últimos meses. Sólo siete se opusieron. Ahora la FINA deberá aprobar la redacción de un nuevo reglamento que pretende llevar la natación al lugar que empezó a dejar en 1996. Además de limitar el material y el diseño, el nuevo texto prohibirá expresamente "los artilugios y los bañadores que ayuden a flotar, a deslizarse, o a ir más rápido". Hasta ahora el reglamento sólo hacía referencias a "artilugios". Los nuevos bañadores no podrán cubrir el cuerpo de los nadadores de cintura para arriba ni de rodillas para abajo. Adiós a los trajes de cuerpo entero.

Las marcas se mantendrán, pero los nadadores usarán prendas antiguas

Rafael Escalas fue miembro del equipo español de natación que acudió a los Juegos de Moscú. Además, es ingeniero y empresario textil, y la FINA lo ha contratado para poner el sello de homologación a los bañadores que se emplearán en el Mundial de Roma. El trabajo le resulta tan extraño como indicativo de los tiempos que han conducido a la natación a la confusión y el descrédito. Él mismo, mientras pone los sellos a los más de 2.000 bañadores que se emplearán en el Mundial, menea la cabeza con una mueca de incredulidad. "Esto está afectando a las bases de la natación. Tal y como iba esto", dice, "si Phelps hubiera nacido ahora se habría tenido que dedicar a otro deporte. Su madre, Debbie, no tenía el dinero que están pidiendo por estos bañadores, que cuestan más de 400 euros cada uno y sólo sirven para tres o cuatro carreras. ¡Phelps habría necesitado 10.000 euros al año!".

Escalas, que vive en Nashville desde hace 20 años, manifiesta el sentir de los entrenadores y los nadadores estadounidenses. Ayer Aaron Peirsol, el capitán del equipo, fue claro como un cowboy: "La FINA no tiene ni idea de lo que quiere hacer. Si se hubiesen aclarado antes esto no habría pasado. Pero abrieron su tarro de gusanos, abriendo las puertas de la inundación".

Los funcionarios de la FINA han sido cachazudos. Querían retrasar la prohibición de los monos hasta 2012 para proteger lo que su director ejecutivo, Cornel Marculescu, llamaba "la industria del bañador". El próximo día 28 finaliza el ultimátum. Entonces se reunirán para aprobar el texto que les ha remitido la comisión técnica. Si lo hacen, en 2010 todo volverá a ser como antes de 1996. Hasta ese año, los nadadores compitieron con prendas de tela. Ese año, coincidiendo con los Juegos de Atlanta, Speedo inauguró una carrera presentando el modelo Aquablade, un mono compuesto de bandas de resina que ofrecía menos fricción que la piel.

"Teníamos que frenarlo ya", dijo ayer Alan Thompson, director técnico de Australia; "no podíamos permitir que la natación perdiera más credibilidad". La aparición del bañador italiano Jaked 01, en 2008, cuadró el círculo de la plastificación de cuerpo entero. Desde enero de 2008 se han batido más de 100 récords mundiales, entre ellos dos conseguidos por españoles (Rafa Muñoz en 50 mariposa y Aschwin Wildeboer en 100 espalda). Sólo cinco de las 40 pruebas del programa en piscina de 50 metros permanecen intactas al aluvión. Puede que no por mucho tiempo. En este Mundial se seguirán reventando marcas con los bañadores controvertidos y serán homologadas. Ante esto, la FINA se encoge de hombros. Marculescu lo dijo ayer: "No reconsideraremos bajo ninguna circunstancia los récords mundiales". Es decir, que a partir de 2010 seguirán vigentes las marcas actuales pero los nadadores competirán con bañadores del pasado.

Michael Phelps, el mejor nadador de todos los tiempos, está patrocinado por Speedo y ha batido algunos récords con un bañador que, en 2010, estará prohibido. Sin embargo, quiere volver a nadar carreras con un taparrabos: "En este Mundial tendré que nadar contra gente que no he visto en mi vida. Los bañadores deben ocupar un lugar y los nadadores, otro. Si vas a competir a un alto nivel tiene que ser por el valor de tu entrenamiento. Así era cuando crecí y así debe ser a partir de ahora. Si he llegado hasta donde he llegado ha sido porque me he pasado muchos años nadando 20 kilómetros diarios, mirando la raya negra en el fondo de la piscina".