Una ciudad "abierta por obras"

El alcalde de Vitoria, Patxi Lazcoz (PSE-EE), recorrerá esta mañana las cerca de treinta intervenciones que mantienen la ciudad abierta por obras, como la catedral de Santa María, en la que quizás es la mayor transformación global de la capital vasca en su historia.

Desde el núcleo de la almendra medieval, con la Cuchillería abierta en dos, hasta los barrios históricos como El Pilar o Zaramaga, sin olvidar el ensanche decimonónico, la capital sufre en este momento obras con una inversión total de 27,28 millones de euros. "Conocemos la trascendencia y las molestias que ocasionan en la ciudad, pedimos disculpas y comprensión a los ciudadanos, pero también anunciamos que todas estarán concluidas antes del 31 de diciembre", resume Marian Gutiérrez, concejala responsable de Vía Pública del Consistorio vitoriano.

Se asiste a los dos planes más ambiciosos del equipo de gobierno

Los comerciantes son muy críticos: "primero el tranvía y ahora, esto"

La confluencia de tantas obras en un año hay que rastrearla, en un principio, en la puesta en marcha de dos de los planes más ambiciosos del actual equipo de gobierno: el Plan de Movilidad Sostenible y el proyecto Alhóndiga, a los que hay que sumar las obras presupuestadas de reforma de calles y plazas que necesitaban una mejora. Como ejemplo, "la calle Puerto de Urkiola, que llevan ni más ni menos que 40 años sin tocarse", apunta Gutiérrez.

Y en esto llegó el Gobierno de España con su plan de ayuda a la crisis en obras públicas. "La propuesta de nuevas inversiones por parte del Ejecutivo central nos ha obligado a intensificar las actuaciones previstas, ya que las ayudas venían con un plazo preciso que si no lo cumplimos, nos hubiera dejado fuera, es decir, o lo tomas o lo dejas". Vitoria, como el resto de los municipios, asumió esa obligación y aceleró sus proyectos previstos. Así, por ejemplo, se iba a reformar la plaza de Zuberoa, en Zaramaga, pero ante la entrada de ese dinero del también llamado plan Zapatero, se ampliaron estas obras a la creación de un carril bus en la contigua calle Portal de Villarreal.

Así que uno de los accesos clave en la ciudad desde los polígonos industriales de Gamarra y Betoño ha estado colapsado durante meses. "En efecto, pero la obra está a punto de terminar y ya tenemos un carril preferente para el transporte público, ganando espacio al vehículo privado, una de las iniciativas del Plan de Movilidad Sostenible", explica. La edil socialista recuerda que la transformación que va a vivir la ciudad va a ser "espectacular". "Dentro de poco la gente va a disfrutar de una ciudad nueva", añade.

Por ejemplo, los bidegorris. La red de carril bicis, de 38 kilómetros, es buena, aunque adolece de cierta inconexión. El Ayuntamiento pretende diseñar 46 kilómetros más, de los que en este 2009 se completarán 13. Antes de fin de año, está previsto que se realice el bidegorri más largo, que, a lo largo de la avenida del Zadorra, conectará los polígonos industriales de Ali y Gamarra, en 6,5 kilómetros.

Pero, sin duda la intervención más ambiciosa en este momento es la que se desarrolla alrededor de la calle Sancho el Sabio. La más ambiciosa y la más polémica. Entra dentro del proyecto Alhóndiga, que cuenta con el respaldo de vecinos y comerciantes, sobre el papel, pero con un fuerte rechazo en las formas en las que se lleva a cabo. "Acabamos de sufrir la llegada del tranvía, con lo que ello ha supuesto durante dos años, y ahora vuelven a levantar las calles", comenta un representante de los comerciantes de la zona, críticos con la gestión municipal.

Todo el eje desde la calle Prado hasta Sancho el Sabio, pasando por Magdalena, sin olvidar las vías de Ricardo Buesa y Badaya se encuentra levantado. Pero la que está viviendo la mayor transformación es Sancho el Sabio, donde se han invertido casi 5 millones de euros en la reforma de una calle de 100 metros de largo. El caos viario es patente en esta arteria comercial de toda la vida, cuyos establecimientos sufren caídas en las ventas de hasta un 60%. "El problema es que no nos han dado tiempo a recuperarnos de las afecciones que vivimos por el tranvía y esto puede suponer, en tiempos de crisis, el cierre inevitable de muchas tiendas y bares", explica el citado comerciante.

El Ayuntamiento, por su parte, asegura que mantiene una interlocución permanente con vecinos y negocios de la zona, por medio de una persona del Departamento de Promoción Económica dedicada en exclusiva a atender las quejas que llegan desde Sancho el Sabio.