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Necrológica:
Perfil
Texto con interpretación sobre una persona, que incluye declaraciones

Amin al Hafez, ex primer ministro libanés

Amin al Hafez sólo fue primer ministro de Líbano durante dos meses, pero su figura era tan ejemplar en la turbulenta historia política del país -por fortuna un poco más calmada desde las últimas elecciones de junio- que, tras su muerte en Beirut, el 13 de julio a los 83 años, el actual primer ministro, Fuad Siniora, decretó tres días de luto en el país, durante los cuales todas las banderas de las diferentes provincias, localidades y grupos políticos ondearon a media asta. La causa de la muerte fue una enfermedad crónica que sus médicos no han querido identificar, según informan los medios libaneses en inglés.

Musulmán suní, había nacido en Trípoli en 1926. Fue nombrado primer ministro por el presidente Suleiman Franjieh para formar gobierno el 25 de abril de 1973. Según el reparto de poderes de entonces, el puesto de primer ministro debía ocuparlo un suní, según el acuerdo al que habían llegado las diferentes facciones políticas y religiosas (o todo ello, mezclado) que protagonizaban la vida política de Beirut. Pero fueron los propios líderes suníes los que se opusieron al nombramiento y comenzaron las presiones para su destitución. Hafez tuvo que dejar el cargo el 21 de junio.

Esta crisis de gobierno se sumó a los continuos enfrentamientos entre las tropas libanesas y las guerrillas palestinas que tuvieron lugar ese año y que no cesaron hasta desembocar en la guerra civil que asoló Líbano durante 15 años y dejó más de 150.000 muertos.

El periódico libanés en inglés The Daily Star dedicaba esta semana un editorial a esta figura política, que no por breve fue menos importante en el devenir del país: "Suele ocurrir que hay personas que se adelantan a su tiempo. Hafez estaba hecho para un Líbano de pluralidad y democracia, dentro de su identidad árabe, algo que todavía necesitamos hoy con urgencia". Para este diario, Hafez era sinónimo de rectitud, porque prefirió retirarse que forzar un enfrentamiento, aunque ello significase que el Gobierno cayese de nuevo en manos de políticos cuya mentalidad no podía salirse del sistema dominado por las sectas políticas y los clanes religiosos y familiares.

De todas formas, durante los años setenta, Hafez siguió teniendo peso político, y siempre fue aliado del líder palestino Yasir Arafat en sus años de exilio. Volvió a la política y fue diputado por Trípoli desde 1980 hasta 1996, durante los momentos más crueles de la guerra civil.

"Líbano tiene incontables mártires de la política", continúa el editorial, "pero Hafez es una de esas extrañas criaturas libanesas: un mártir que sólo perdió su vida política, y por la más noble de las causas".

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