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Nigeria se hace galáctica

El equipo africano se impone a Argentina y gana por segundo año consecutivo el torneo de fútbol entre 27 selecciones de inmigrantes

Akim Salam es nigeriano, tiene 22 años y hace seis que llegó a España. Cuando le preguntan a qué se dedica, normalmente, responde que es un pintor que trabaja en San Fernando, pero ayer, no. Ayer era futbolista, y no sólo eso, era un campeón internacional.

Si el fútbol es una fiesta, la final del Mundialito de la Inmigración y la Solidaridad que se jugó ayer en el Antiguo Canódromo de Madrid fue el ejemplo perfecto de ello. Nigeria y Argentina trataban de consagrarse como campeonas de entre las 27 selecciones de inmigrantes que jugaban el torneo. Los africanos no dejaron pasar la oportunidad. Y ya van dos años seguidos.

Bastante antes del partido la gente empezó a llenar el recinto. Un karaoke, las arriesgadas acrobacias del campeón de España de Trial Bici, Jorge Arroyo, o las llamadas internacionales gratuitas de cinco minutos, eran algunos de los aperitivos que la Comunidad de Madrid, la Federación de Fútbol de Madrid y Telefónica tenían preparados para los asistentes al acto.

El árbitro pitó el inicio del encuentro y los 3.000 aficionados que asistieron a la séptima edición del evento hicieron de las abarrotadas gradas una celebración que nada tenía que envidiar a los partidos oficiales. Puro fervor por el fútbol.

Los argentinos formaron su barra. Bufandas, camisetas y banderas albicelestes hondeaban justo al lado de los tambores de los verdiblancos. "¡África! ¡África!", cantaban y bailaban los nigerianos. La primera parte del partido terminaba con un 0-0 en el marcador y Mundi, la mascota del torneo, ya temía sufrir la prórroga enfundado en su disfraz de algodón bajo los 35 grados que marcaba el termómetro. Pero Sani Goringo, futbolista nigeriano del Pozuelo, no iba a hacerle esa faena. A los diez minutos de la segunda parte el delantero enchufó una falta directa que se coló como un obús contra las redes, y los americanos no supieron reaccionar en el resto del encuentro. Se quedaron sin el ordenador que ganaban los vencedores.

Un año más el torneo fue un éxito. Akim celebraba su triunfo entre los jugadores argentinos y ambas aficiones aplaudían a la vez. Ahí quedan los sueños de todos de consagrase en el mundo del fútbol, pero de momento, como aseguraba el defensa albiazul Ezequiel Giaccoglia, "lo importante es pasar un buen rato".

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