Más fuertes que antes de la crisis

Hubo una crisis. Hubo nadadoras importantes que se marcharon dando gritos y poniendo apóstrofes. Paola Tirados y Laura López, dos de las medallistas de los Juegos de Pekín, dos atletas de peso, abandonaron el equipo español de sincronizada el año pasado denunciando los malos tratos de la seleccionadora Ana Tarrés. Incluso insinuaron que las marginaba porque no eran catalanas como la mayoría. La tormenta arreció en el CAR y llegó a oídos de los responsables del CSD. Hubo momentos de gran temblor. Sin embargo, tanto la seleccionadora como las demás chicas del grupo respondieron con la misma determinación e indiferencia con que ayer ganaron otra medalla. Al cabo de la marejada se puede decir que la gestión de Ana Tarrés recordó aquella respuesta de Henry Kissinger cuando le preguntaron por la crisis que se avecinaba: "No puede haber una crisis la semana que viene porque mi agenda está completa".

La ausencia de Gemma Mengual en la final demuestra la autonomía del equipo

La transición está en camino, y en Londres 2012 España será un equipo potente

Los huecos que dejaron Paola Tirados y Laura López se rellenaron con Paula Klamburg, de 19 años, y Cristina Salvador, de 17. "No ha habido más remedio que hacerlo sobre la marcha", dijo Andrea Fuentes, una de las líderes espirituales del equipo. "Cristina y Paula lo han hecho muy bien. Ahora estamos más unidas que nunca. Y disfrutamos como nunca".

Andrea Fuentes habló así después de conquistar la medalla de plata en la final de la rutina técnica por equipos, ayer, en un duelo que puso al equipo de Rusia en un serio aprieto. La sucesión de figuras obligatorias, liderada por Fuentes y por las veteranas Irina Rodríguez y Raquel Corral, fue una exhibición de poderío, velocidad y técnica. La demostración más sólida de la autonomía que ha logrado el equipo con el que trabaja Ana Tarrés desde 1991 fue la ausencia de su estrella en la final. Gemma Mengual, que durante tantos años abanderó al grupo, ayer en Roma estuvo en la grada. Fue suplente por decisión propia. Se reservó para las seis finales que restan. No fue necesaria para conquistar la plata. Su vacante lo ocupó Cristina Salvador. Lo mismo hizo Margarida Crespí con Gisela Morón, otra veterana de Pekín, que ayer fue suplente.

Ana Tarrés recuerda cómo tuvo que meter a competir a la más pequeña del grupo. "A veces", dice, "no deberíamos contar cómo hacemos las cosas porque si la gente supiera la verdad... Hubo una baja de una de las chicas en la Copa de Europa de Andorra, este año, y la que nadó fue la júnior Cristina Salvador, que no había entrado ni una vez en el equipo. ¡No había hecho la coreografía ni una vez con música! Y salió. Tuvimos un día y medio para prepararlo durante la competición. Eso indica la salud del equipo. En otros países los deportistas no están preparados para esto. Aquí es lo que hay".

Ayer, la seleccionadora estaba exultante. Sabía exactamente el significado de la medalla que acababa de conseguir. Era la confirmación de que la transición estaba encaminada y de que los Juegos de Londres 2012 tendrán un equipo español potente. No faltaron mensajes subliminales a las ausentes. "La expectativa ha sido por encima de lo esperado", dijo Tarrés. "Las jóvenes se han estresado muchísimo porque, por problemas de organización, no se han podido tirar 20 minutos antes para calentar los músculos en el agua. Margarida y Paula se pusieron a saltar y a hacer estiramientos que no habían hecho nunca. Es su primer Mundial y sienten la responsabilidad enorme de no cantar. Que hayan sido capaces tiene un gran mérito".

"Hemos tenido la gran habilidad, y la gran responsabilidad por parte de las chicas, de darle al deporte una transición ordenada", explica Tarrés; "donde las veteranas están enseñando una manera de hacer y comportarse a las más jóvenes, y cuando ellas se vayan, las reemplazarán Ona, Paula y Marga, que ya empiezan a despuntar como apasionadas. Se las ve felices. Ellas serán las que cojan las riendas con toda esta lección de vida que les da este tipo de competición".

"Por una vez en la vida todo el mundo hace esto porque quiere y está contento de estar bajo estas condiciones, con este equipo técnico...", prosiguió la técnica. "La gente que está aquí quiere pagar el precio que hay que pagar por el oro".

En resumen, que después de la mayor convulsión del equipo en 15 años, España aspira a la mayor cosecha de su historia. "Ante la crisis nos reinventamos", dice la entrenadora. "Porque también nosotras tuvimos una crisis".