Días de comedia, drama y negocios
La Feria de Teatro de Palma del Río ya es en referente para los profesionales
La Feria de Teatro de Palma del Río (Córdoba) echó ayer por la noche el telón. Detrás quedan cuatro días en los que el pueblo se ha convertido en un gran escenario invadido de compañías, actores, directores de salas, escenógrafos, productores, programadores y distribuidores. Los asistentes han podido disfrutar de 26 espectáculos en cinco salas. La cita, que este año cumple 26 ediciones, es mucho más que un festival. Es un gran mercado de compraventa de arte, donde el producto más preciado es el talento.
El jueves a mediodía, bajo una carpa situada junto al Teatro Coliseo, comenzaba a verse algo de movimiento. La noche anterior había sido intensa y muy larga, protagonizada por la fiesta organizada por el grupo Ron Lalá. Poco a poco, el aforo de la carpa se va llenando. Los personajes de la Feria -actores, directores, productores...- ocupan poco a poco sus sitios. La mayoría, cerca de la barra del bar, porque el calor aprieta y la sed también. Uno de los protagonistas del guión es, sin duda, Ramón López, director del Gran Teatro de Córdoba y creador de la Feria. "El balance que hemos hecho estos años es muy positivo. Palma del Río se ha convertido en un referente. Las compañías que vienen saben que, en parte, se la juegan. Si triunfan en la feria, tienen el éxito y el futuro de la obra asegurado. Si fracasan en la feria, saben que les va a resultar muy complicado remontar", explica López.
La cita es más que un festival. Es un mercado de compra y venta de arte
Uno de los que se la ha jugado es Ángel Calvente, director de El Espejo Negro, compañía de títeres ganadora de un premio Max. Calvente presenta Es-Puto, su vuelta al mundo del cabaré y a las ácidas historias de marionetas para adultos. "Hace 20 años que vengo. Me liga una relación muy personal con la Feria. Palma es mi examen. Pero no todo es negocio, es también una gran familia", señala.
Es precisamente el buen ambiente lo más valorado por aquellos actores secundarios, como los programadores de las salas o los distribuidores, en lo que no siempre se repara pero que son absolutamente imprescindibles. Gerardo Ayo es el programador de en el Teatro Social de Basauri (Bilbao). También es presidente de la Red Española de Teatros. "Es mucho más fácil saber qué gusta y qué no cuando lo ves en directo, cuando lo puedes hablar con los compañeros. Tener un buen clima así facilita mucho las cosas", afirma. Ayo ya ha cerrado dos visitas de sendas compañías andaluzas a su teatro. También los distribuidores aprovechan para tratar de colocar sus productos. Como 8co80 Gestión Cultural, "que nació como distribuidora y se ha convertido en una empresa de servicios integrales centrada en el teatro", destaca su portavoz Elena Carrascal.
Los encuentros sirven, asimismo, para contrastar ideas artísticas. José María Roca, escenógrafo de la sevillana Producciones Imperdibles, lo cree así: "Podemos confrontar nuestro trabajo con el de otros profesionales. El recibir estos flujos externos es muy interesante. Lo más interesante de esta feria es que supone un encuentro de profesionales andaluces muy serio".
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