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Reportaje:

El bombero más rápido de la Tierra

El campeón mundial de ascenso de escaleras trabaja en Parla - El domingo subió 30 pisos cargado con 25 kilos en cuatro minutos y 10 segundos

Casi 600 escalones más arriba, con 25 kilos a la espalda, el corazón a 170 pulsaciones por minuto y respirando dentro de una máscara de oxígeno en la que los jadeos retumban como el motor de un avión. Mario Verdugo, de 29 años y de Aranjuez, se detuvo y saboreó su éxito. Había subido el primero los 30 pisos de un hotel de cinco estrellas de Barcelona. Con un tiempo de cuatro minutos y 10 segundos es, desde el domingo y de forma oficial, el bombero más rápido de España.

Por detrás dejó a 89 colegas. Al subcampeón (también madrileño), por un segundo y medio. Tampoco sorprendió a nadie porque Mario, que trabaja en el parque de bomberos de Parla, ganó en 2007 en los Juegos Olímpicos para Policías y Bomberos la medalla de oro en la prueba reina: carrera vertical con equipo completo. Completo significa traje de intervención, casco, mascarilla y botella de aire: los 25 kilos.

"Cuando llegas quieres tirarte y que te quiten el traje", dice Mario

El objetivo de la prueba es reproducir las condiciones de un rescate real. Al contrario de lo que pueda parecer, ir enchufado a una bombona de oxígeno no ayuda. La máscara está completamente cerrada y es más complicado chupar de ella que abrir la boca y respirar a pulmón abierto. Hay bomberos a los que les enloquece el sonido de su respiración.

"Si has dado todo, cuando llegas arriba quieres tirarte y que te quiten el traje", explicaba ayer Mario por teléfono en su camino de regreso de Barcelona. Pero él no se tiró. "Llegué cansado, aunque menos que en los entrenamientos". Desde enero lleva preparándose para defender el 31 de julio en el Sheraton de Vancouver (Canadá) su título olímpico. Entrenar significa levantarse sabiendo que esa mañana va subir hasta 200 pisos, torre Picasso arriba y abajo. Y eso no asegura ser campeón: es necesario un extra de motivación. En lugar de cargar con las bombonas de fibra actuales, elige un viejo lastre. "Cojo las botellas antiguas, las de acero. Son 12 kilos, cinco más que las nuevas", explica. Practica en los días libres, cuidando que no coincidan con las guardias. "Tengo que estar fresco para trabajar bien", dice Mario, y se pone serio por primera vez.

Aparte queda el esfuerzo económico. Las autoridades se felicitan cuando un bombero de Parla es campeón del mundo, pero entretanto la contribución a su éxito es discreta. Para Vancouver, la Comunidad de Madrid ayuda con 500 euros a cada miembro de la Agrupación Deportiva del Cuerpo, "pero el billete son ya 1.200", cuenta Mario. La diferencia la cubre apostándose en la calle Preciados a vender calendarios de bomberos untados en aceite. "Este año me centré en las camisetas", precisa. Vendió 350 con apoyo de un gimnasio que le patrocina.

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Le impulsa el hambre de revalidar el título que consiguió en Adelaida (Australia). Hace dos años ganó en su categoría (hasta 29 años) y en la absoluta. Sus adversarios ya le han avisado de que le tendrán marcado como favorito. En general, los españoles suelen tener éxito: en Adelaida, el tercer clasificado también lo era.

"Tengo tres semanas para coger mi mejor forma", dice Mario. Quiere perder tres kilos para quedarse en 1,88 metros y 83 kilos de fibra. "Hombre, estoy fuerte", reconoce, "como todos los bomberos. Pero los de mi prueba procuramos no inflar el tren superior". Por lo del lastre.

No le pesa ser la estrella de la prueba más popular de los Juegos, que se celebran desde 1985. En total serán 10.000 participantes. La inscripción sigue abierta, pero, si usted es policía o bombero y piensa ir, compruebe las condiciones para viajar con armas y bombonas.

Mario Verdugo, en un entrenamiento en Torre Picasso.
Mario Verdugo, en un entrenamiento en Torre Picasso.JUAN LUIS VICENTE IGLESIAS

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