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Columna
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Fin de curso

Anuncian los periódicos que Alarte ordena zafarrancho de combate. Y parece como si el PSPV inaugurara el curso político justo ahora, cuando por calendario correspondería celebrar su remate. Será que hay pocas medallas y diplomas que repartir, muchos deberes sin hacer, demasiadas asignaturas colgadas para septiembre.

Otro salto vertiginoso en el almanaque: "El 2011 empieza hoy", acaba de anunciarnos Mònica Oltra en el acto de fin del periodo parlamentario convocado por Compromís. Encuentro que este año se ha tenido que exiliar a un colegio mayor porque la presidenta del Parlamento autonómico no les da "ni pan, ni agua, ni sal, ni sala. En el PP están nerviosos", según interpreta la aguerrida síndica. Dice también que Milagrosa Martínez ha incumplido su promesa de dirigir la institución como una buena ama de casa, ya que es evidente que no quiere a todos sus hijos (grupos parlamentarios) por igual, ni a todos permite disfrutar de la casa común. De hecho, en la invitación al acto de ayer aparece sobreimpreso el aviso siguiente: "Cambio de lugar por la persecución del PP". Gajes de que la oposición ejerza la oposición. Porque en el vídeo resumen pudimos comprobar cómo muchas de las intervenciones en pleno de diputados y diputadas de Compromís acababan con el micrófono de la tribuna enmudecido y la inconfundible voz de la presidenta espetando un "muchas gracias" que sueña a regañina y reproche del estilo "ya has dicho bastante". Lo cierto es que en ese bastante abundaban los términos cobardía, transparencia, vergüenza, cloaca, mentiras... Para quien lo quiera comprobar, aún flotan en Internet algunas intervenciones de Mònica agradeciendo "el placer inusual de tenerlo aquí" al Camps de los 5 millones de amigos, el que ofrenda un millón y medio de votos a Rajoy. Al Molt Honorable Imputado que, en correspondencia, componía en su pedestal todo un recital de muecas de desprecio como sabiéndose "arropado por la cantidad de ropa que tiene" (Oltra).

Quizá sea significativo que en la clausura política no se haya hablado de las votaciones europeas. Compromís, esta minoritaria hermandad de nacionalistas, verdes y rojos (con la venia de IU, sospecho que definitivamente alejada del pacto) lamenta "una cierta anestesia social" y aspira a "articular un espacio necesario en la política valenciana" presentándose como "garantía del cambio". Lo que no deja de tener mérito cuando el PP de los imputados y sospechosos sigue convertido en Iglesia triunfante y el cambio político parece tan difícil como variar el curso de las estrellas.

Uno de los ejemplos concretos que se pusieron sobre la mesa para demostrar la inanidad de la política realmente existente (y de la política económica), corrió a cargo del líder del Bloc, Enric Morera, el cual advierte de que ante las fusiones que se avecinan "el País Valenciano puede perder la dirección de sus cajas de ahorro".

Este comentario nos hizo recordar cómo los dirigentes de algunas de las susodichas cajas han hecho gala también últimamente de una interesada desmemoria. A buenas horas pide el ex presidente de la Generalitat por gracia de Zaplana (y hoy mandamás de Bancaja) José Luis Olivas que cese el control partidista. A buenas horas piden estas entidades un alargamiento de la vida laboral, cuando en los últimos años ellas mismas han jubilado a buena parte de sus plantillas con poco más de 50 años de edad para contratar a mitad de precio y de derechos.

Haz lo que digo y no lo que hago. O algo así.

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