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Reportaje:

Vigo renueva la escena del hockey

El recinto ferial de Cotogrande se convierte en emblema del Mundial que arranca el sábado - La carpa del evento espera más de 4.000 espectadores

En septiembre de 2006 el Vigo Stick convocó en el Pabellón de As Travesas a lo más granado del hockey sobre patines a nivel de club para jugar un torneo internacional. Liceo, Porto y el Follonica italiano acudieron a la llamada de Enrique Urdiales, alma del club. Entonces quiso dar el paso más audaz. "Vino gente de la Federación y me comentaron que iban a intentar traer el Mundial a España. Pensé que podíamos intentarlo". Lo consiguió. Desde el día 4 al 11 de julio, el sur de Galicia irá sobre ruedas.

El hockey sobre patines, que no figura en el programa olímpico, pone en juego su máximo cetro cada dos años. Aunque dio sus primeros pasos en Inglaterra y Suiza, anidó en la Península Ibérica, sobre todo en Cataluña y Portugal. También en Galicia, gracias al impulso del Liceo coruñés. Carlos Gil vestía de verdiblanco cuando Augusto C. Lendoiro empezaba a manejar los hilos del club del colegio que llegó a ganarlo todo. Argentino de nacimiento a Gil la vida le trae y le lleva entre A Coruña y Vigo. Urdiales no dudó cuando el proyecto necesitó un ejecutivo que dirigiera toda la vertiente técnica del evento.

El alcalde de Pontevedra no dudó en posar con la selección española
El Ayuntamiento de Vigo prevé que se ocupen 1.200 plazas hoteleras

Pero antes hubo que luchar por traer el Mundial a Galicia. Las dos experiencias anteriores, Reus (1999) y A Coruña (1988), y el interés federativo por difundir la disciplina en otros pagos, jugaban a favor del interés de Cáceres o Madrid, que buscaba músculo organizativo y proyección ante su sueño olímpico. Vigo triunfó con un proyecto singular al que se unió Pontevedra como subsede y que se pone en marcha desde el sábado hasta el día 11. "Queríamos ofrecer una nueva escenografía para el hockey", alega Urdiales. La encontraron en el Ifevi, el recinto ferial ubicado en Cotogrande. Allí estará la sede principal, la que acogerá a España en la primera fase y donde se verá la parte final del campeonato, un montaje inédito que incide en una nueva opción para organizar eventos deportivos en el sur de Galicia. "El esfuerzo fue tremendo", reconoce Urdiales, "y si sólo hubiera sido para una semana no sé si hubiera merecido la pena; creo que ante el futuro será trabajo amortizado".

El espacio central diáfano del Ifevi es ahora una cancha con capacidad para más de 4.000 espectadores rodeada de un village en el que los aficionados tendrán acceso a tiendas de material deportivo o a una oferta de ocio, un valor añadido que se complementa con la organización de unos torneos paralelos que congregarán a equipos femeninos y de base procedentes de Argentina, Andorra, Portugal, Francia o Italia o a más de cien chicos en unas jornadas de perfeccionamiento. Son iniciativas sin parangón en mundiales anteriores y que amplifican el esfuerzo organizativo.

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El consistorio vigués anuncia un mínimo de 1.200 plazas hoteleras cubiertas sólo entre participantes, organización y medios de comunicación; y Santiago Domínguez, primer teniente de alcalde e involucrado en el proyecto desde sus días en la Xunta, no duda en comparar el campeonato con la salida de la regata Volvo Ocean Race.

Al final resta lo deportivo, pero también la vertiente divulgativa de un deporte que quiere emerger en el sur de Galicia. Situadas entre Porto y A Coruña, dos de las mecas del hockey mundial, Vigo y Pontevedra buscan su espacio. "Queremos dar un empujón a la formación de los jóvenes y desarrollar el hockey. Buscamos continuidad y por eso hemos acudido a los colegios para que los chavales participen en las actividades, conozcan nuestro deporte y que lo vean en directo porque es así como engancha", precisa Gil. Tanto él como Urdiales saben que la televisión no se lleva bien con el hockey sobre patines y por eso también buscan un parqué especial sobre el que sea más sencillo seguir la bola o ingenios robotizados que ofrezcan otra visión del juego.

La fiebre del hockey ya la sienten incluso profanos y descreídos. La selección española se pasó el jueves por Pontevedra y sus jugadores atendieron a la demanda de los niños, que les inquirieron sobre cuestiones relacionadas con su deporte, por cuando empezaron a practicarlo o cuánto cobran. Por allí andaba el alcalde, el nacionalista Miguel Anxo Fernández Lores, que no dudó en posar en plena Alameda con la roja y declarar que animaría a aquellas selecciones que más interesase para que ganase España. El equipo, dirigido por el barcelonés Carlos Feriche, lo integran nueve catalanes y un mallorquín que afrontan el desafío de conseguir que por primera vez la selección encadene la victoria en tres campeonatos de mundo.

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