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Reportaje:Primer plano

La soledad de las hamacas

Reservas y recesión no auguran un buen verano en la primera industria nacional

El turismo abre la temporada alta, las vacaciones de verano, con varias semanas de retraso y bandera roja izada. El año pasado lo hizo con la bandera amarilla y con las cajas registradoras sometidas a una drástica cura de adelgazamiento. Pero el verano de 2009 no va a ser tan bueno. Va a ser un 10% peor en afluencia de visitantes extranjeros, en palabras del ministro responsable, Miguel Sebastián, titular de Industria, Turismo y Comercio, y un 15% peor en rentabilidad, según la Confederación Española de Hoteles Y Alojamientos Turísticos (CEHAT).

Menos turistas, destinos más cercanos, estancias más cortas, alojamientos más baratos, ofertas y rebajas en todo tipo de servicios, menor gasto medio diario per cápita en viajes y vacaciones, y operaciones corporativas y transacciones inmobiliarias ligadas al negocio en su mínima expresión. Ha sido la tónica del primer semestre y es el punto de partida -un 10% menos de reservas de viajes que en 2008 a 15 de junio- para los meses de julio y agosto, aunque hoteleros, agencias de viaje y responsables políticos crucen los dedos y vaticinen con desigual convicción que las compras de última hora pueden paliar en dos meses la debacle que vive el sector. No en rentabilidad, que va a seguir deteriorándose, pero al menos en ocupación de plazas en transportes y alojamientos.

Este verano vendrán 23,3 millones de turistas, 2,5 millones menos que en 2008
La banca acapara hoteles por impagos y no tiene equipos para gestionarlos
La crisis en sus países reduce este año la llegada de ingleses y alemanes
Dos mayoristas europeos controlan el 50% de las plazas en algunos destinos
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El número de extranjeros que viajará a España durante este verano rondará los 23,3 millones, 2,5 millones menos que en la temporada alta de hace un año (en el ejercicio completo de 2008 hubo 1,8 millones de turistas menos que en 2007). No es un buen dato, advierte el Gobierno, pero matiza que de cumplirse esta estimación, se suavizaría en casi dos puntos la caída del primer cuatrimestre. "El sector no es ajeno a la crisis económica internacional. Los países de los que recibimos turistas también la sufren, e inevitablemente nos repercute", explicó también, al término de un reciente Consejo de Ministros, la vicepresidenta primera, María Teresa Fernández de la Vega.

Según un estudio elaborado por la consultora española THR en colaboración con

IPK Internacional, a partir de una encuesta a 15.000 personas en Alemania, Reino Unido, Francia, Italia, Holanda, España, Suecia, Suiza, Rusia y EE UU, un 15% de los turistas que habitualmente iban de vacaciones cada verano al extranjero este año renunciará al viaje y un 35% limitará seriamente sus gastos en estas vacaciones.

No obstante, esta misma semana, en línea con el optimismo proverbial del Ejecutivo de Rodríguez Zapatero, el secretario de Estado de Turismo, Joan Mesquida, ha dicho, aprovechando un encuentro con el presidente de la Federación de Touroperadores (IFTO), M. Brackembury, que seguramente las previsiones para el verano son peores que los resultados que finalmente se van a producir y que el desfase entre pronóstico y realidad habrá que atribuirlo, entre otras razones, a un cambio en el modelo de reservas. Hace unos años se hacían las reservas con más de 73 días de antelación, y ahora se están llevando a cabo con 40 o 35 días.

También ven el vaso o la playa medio llena los hoteleros miembros de CEHAT y los afiliados a la Federación Española de Asociaciones de Agencias de Viajes (FEAAV). "Estamos en un momento complicado. Tendremos una larga temporada baja, una corta temporada alta y una escasa temporada media", señala Joan Molas, presidente de CEHAT, y afirma que el Gobierno aún está a tiempo de tomar medidas concretas para lograr "amortiguar" la caída en el número de turistas que recibirá España este año. "Si hacemos bien las cosas, seremos los primeros en salir de la crisis", añade.

Por su parte, Rafael Gallego, presidente de la FEAAV, sostenía el martes, en conversación telefónica, parecido estado de ánimo: "Estamos más ocupados que preocupados" por la crisis. "Nadie puede alegrarse de una caída de casi un 12% en la entrada de turistas internacionales entre enero y mayo", explicó, "pero a principios de año se hablaba de una debacle del 30%, y ese batacazo en las entradas no se va a producir. A final de año, el retroceso puede estabilizarse entre el 8% y el 10%".

Respecto al verano, Gallego dice que la FEAAV maneja expectativas de caídas en número de turistas del 12% al 13% hasta septiembre y octubre, "para luego recuperar el paso a final de año".

Gallego, Molas y Mesquida suelen recordar estos días, a raíz de las últimas estadísticas del sector, que se están comparando los cinco primeros meses de este año con los cinco primeros de 2008, que fueron récord para el turismo, y que la crisis en turismo comenzó más tarde que en otras actividades y puede concluir antes.

El presidente de CEHAT, en la presentación a mitad de junio del Observatorio de la industria hotelera para el segundo cuatrimestre, que elabora

Pricewaterhouse, se hizo eco del último informe de Mondial Assistance, realizado sobre 360.000 personas que contratan seguros de viaje, que refleja que, a pesar del incremento de los destinos vacacionales competidores, España sigue encabezando, con un 25%, la lista de lugares preferidos por los europeos. "Perdemos volumen global y cuota de mercado, pero no perdemos cuota de preferencia. España sigue siendo el principal destino al que viajen los europeos", concluyó Molas.

Otros muchos, sin embargo, ven la playa medio vacía y arremeten contra el síndrome del avestruz. "¡Basta ya de negar la realidad!", clamaba, por ejemplo, hace 10 días, ante 300 personas que asistían a un foro de la revista Hosteltur, Sebastián Escarrer, presidente del grupo Sol Meliá y del lobby turístico Exceltur. Y la realidad a la que alude es que la primera industria española -engloba a 370.000 compañías, ocupa a millón y medio de personas y aporta el 10,7% del producto interior bruto- está en crisis y de poco valen paños calientes.

En los primeros cinco meses del año, los datos son elocuentes: España recibió 2,5 millones de turistas menos que en igual periodo de 2009; la ocupación hotelera en cifras absolutas se redujo un 10,2% en términos interanuales y más de la mitad de las plazas ofertadas hasta el 31 de mayo, el 52,6%, quedaron sin cubrir; un 85% de los hoteleros afiliados a CEHAT adelanta que este verano sus ingresos serán inferiores a los del verano pasado; han desaparecido mil puntos de venta de agencias de viajes en un año; tampoco les va mejor a las líneas aéreas, con algunas suspensiones de pagos y unas pérdidas de pasajeros que en las principales compañías de capital español superan en conjunto el 10% anual a estas alturas del ejercicio. Gigantes como el Grupo Barceló han reducido un 75% sus inversiones o han puesto en marcha, como Sol Meliá, exigentes planes de reducción de gastos. Los hoteles han reducido la contratación de personal para el verano de 500.000 a 425.000.

El "¡basta ya!" de Escarrer hay que enmarcarlo en la polémica solapada abierta semanas antes entre Exceltur y el Consejo de Turismo de la patronal CEOE, que preside Gonzalo Pascual, presidente a su vez del Grupo Marsans. Exceltur hizo pública en abril una encuesta realizada entre sus empresarios afiliados sobre la situación del sector en el primer trimestre, en la que se recogía, entre otros aspectos, que la gran mayoría de los integrantes de la muestra constataba caídas de beneficios y de ingresos, que se había producido una pérdida de empleo de hasta 86.000 puestos hasta el 31 de marzo y un descenso del PIB turístico del 7%, y fue muy crítica con la Administración en sus conclusiones. El Consejo de Turismo de CEOE emitió horas después una nota en la que, sin citar a Exceltur, afirmaba que "no compartía criterios catastrofistas expresados por algún círculo empresarial turístico ni sus críticas injustificadas", expresaba su disconformidad con las conclusiones de tal estudio y quería dejar patente "la buena situación económica de las empresas turísticas".

Hay quienes creen dentro de la industria que no se debe hablar de la crisis, aseguró Escarrer en el foro citado, para evitar que los bancos corten las líneas de financiación. Pero en realidad, añadió, la concesión de créditos dependerá de los balances de las empresas, de sus trayectorias, etcétera.

Simón Pedro Barceló, copresidente de la tercera hotelera española, Grupo Barceló

y presidente del Instituto de Empresa Familiar, tampoco tiene pelos en la lengua al enjuiciar la situación. Señala que al desajuste entre la oferta y la demanda, la estacionalidad y la baja rentabilidad empresarial, que son "problemas estructurales que los últimos años de bonanza han escondido", se une el impacto de una recesión económica que amenaza con dejar a los turistas en casa y lastrar una de las actividades que más aporta al PIB.

La escuela de negocios ESADE, que ha organizado este mes un Observatorio de Turismo, concluye que el sector se enfrenta a una temporada difícil, con expectativas de caída de ingresos de entre el 4% y el 8%, como consecuencia de una disminución de la confianza de los consumidores y de la reducción del gasto turístico, que a la postre acabarán afectando al empleo y a la rentabilidad de las empresas. El sector, según el profesor de economía del MBA de ESADE Josep M. Sayeras, "tenía todos los números para caer en esta crisis" y aventura que "habrá limpieza" general con "concursos e incluso cierres de compañías". La crisis va a dejar fuera, según los profesores de ESADE, a empresas con calidad-precio deficitarias y va a provocar el replanteamiento de muchos negocios.

Un replanteamiento esbozado ya en los últimos meses en el mercado, y en la totalidad de sus actores (hoteles y restauración, mayoristas y agencias de viajes, aerolíneas, alquiler de coches...), por tres factores de cambio: flexibilidad, última hora y precio.

Los ciudadanos, en la mayoría de los países, se muestran inseguros ante la situación económica y demandan paquetes turísticos con menos estancias, precios ajustados a presupuestos reducidos y fechas más abiertas. Una demanda muy volátil que ha obligado a las empresas a reinventar tarifas, crear contratos más sencillos y combinar servicios intercambiables. Una especie de viajes a medida a partir de una base general que incrementa el valor añadido de los productos, pero que a veces repercute en la rentabilidad.

Los consumidores, además, posponen sus decisiones de compra de vacaciones y no sólo por la incertidumbre económica, sino también porque creen que podrán obtener mejores precios. Las agencias prevén estos días, con el ecuador del mes de junio superado, que las reservas de última hora alcanzarán sus máximos niveles este verano, como ya sucedió en vísperas de Semana Santa.

Entre tanto, la falta de demanda, como el hambre, aviva el ingenio y los grupos turísticos se afanan en lograr clientes a base de grandes descuentos y compitiendo con algo más novedoso como son las compras garantizadas con seguros de anulación y de asistencia. Es el caso de Viajes Iberia, que acaba de lanzar una campaña de verano que permite al turista contratar a un precio ajustado y con el compromiso de que si encuentra una oferta mejor para sus vacaciones, se le iguala, y que si después de su reserva baja el precio, le devuelve la diferencia. Barceló también ofrece una "garantía de mejor precio online", y Accor,

Sol Meliá y Vincci han incorporado ofertas de viajes con garantías. Operadores turísticos como TUI o Thomas Cook y grupos domésticos como Mundicolor o Travelplan han ampliado el periodo de reservas anticipadas y los descuentos.

En general, las empresas recurren a desplomes de precios "nunca vistos antes", de hasta el 35% -en el caso de Viajes Iberia-, para animar al consumo. Viajes Marsans está reduciendo el precio hasta el 70% en algunos productos y

Globalia hace rebajas del 20%. Soltour ofrece descuentos del 30% en las salidas a las islas y del 80% para acompañantes. La rebaja de Mundicolor se sitúa en el 20%, y la de Iberojet, en un 15%. La tendencia de reservar en el último minuto ha hecho mella también en las aerolíneas, en sus cuentas de resultados y en su actividad, al afectar incluso a los vuelos de larga distancia.

El tercer factor del cambio que vive esta industria es la mayor sensibilidad del consumidor por los precios y la profusión de descuentos y rebajas para intentar reanimar la demanda. El vicepresidente ejecutivo de Exceltur, José Luis Zoreda, decía hace un mes en Málaga, donde asistió a la Feria de Turismo, Arte y Cultura de América Latina y Europa, que el sector español está "en una guerra de precios", lo que supone "una estrategia peligrosísima". Precisó que cada vez hay que vender más barato, lo que ha conllevado a una caída de precios de más del 30% y a un deterioro de los resultados de las empresas.

Los problemas del turismo español no vienen sólo de estos cambios relativamente recientes en el comportamiento de los consumidores, en el mayor nivel de desintermediación en estos negocios o del castigo al que les somete una crisis financiera y económica generalizada. Tienen origen doméstico más que internacional, como apuntan los profesores de ESADE, y en muchos casos son de índole estructural y no coyuntural.

Vienen de no haber hecho los deberes en los años de bonanza y de haberse subido al carro de la especulación y de haber sobredimensionado el sector.

Burbuja inmobiliaria y hotelera. "La banca está acaparando hoteles", por impagos de deuda de promotores inmobiliarios y constructoras, "y no tienen equipos preparados para gestionarlos", explicaba por teléfono esta semana Paloma Boceta, responsable del sector en Aguirre Newman. Aconseja a la banca que invierta y ponga en valor sus hoteles porque vender hoy es casi imposible. Por su parte, Aurora Prat i Pubill, directora de Jones Lang La Salle Hotels para España y Portugal, explica que en 2008 cambió el mercado, con una caída de venta de habitaciones del 47%. "Hasta mayo de 2009", dice, "en España se han cerrado 13 transacciones. Todas en Baleares y Canarias, y de 3 y 4 estrellas. En ningún caso se ha revelado el precio, pero anticipamos que los inversores han comprado a rentabilidades superiores a las de los años anteriores". Varias cadenas han puesto a la venta algunos de sus hoteles menos rentables o que encajan menos en su estrategia de futuro.

En Málaga, el vicepresidente ejecutivo de Exceltur reconoció también que en España "sobra oferta en todos los escalones del sector turístico" y abogó por, en vez de crear nuevos establecimientos, "remodelar, reconvertir y reposicionar los que ya hay", y aludió a la "caducidad" de algunos destinos. "Hay que hacer un ejercicio potente de inversión y no vivir en la anarquía del crecimiento, porque si no tenemos un lánguido futuro", manifestó. En su opinión, el sector turístico es "víctima de su propia indiferencia", puesto que los destinos los "han fabricado los operadores turísticos y nosotros hemos intervenido muy poco en el producto". Por todo ello, esta crisis supondrá, dice Zoreda, "nuevos retos y un revolcón importante a muchos de nuestros valores", lo cual desembocará en "austeridad".

Barceló está convencido de que la crisis va a provocar una reducción del número de jugadores en el sector hotelero, en el que la mayor parte son pequeñas y medianas empresas de tipo familiar. "Se lleva hablando de concentración más de 14 años, pero lo cierto es que hay una gran diferencia entre las cinco grandes cadenas [Sol Meliá, NH,

Barceló, Riu e Iberostar] y las que vienen detrás", apunta. "Las medianas de 15 o 20 hoteles y de propiedad individual que sólo están presentes en España van a tener serias dificultades y se verán obligadas a mirar hacia las grandes cadenas, que serán la alternativa más atractiva porque aseguran mayor capacidad de distribución", argumenta.

Otra fuente de problemas para el sector, según Barceló, es el enorme desequilibrio entre los grandes operadores turísticos y los hoteleros españoles. "Los dos grandes europeos [

TUI-First Choice y My Travel-Thomas Cook] controlan más del 50% de la demanda en algunos destinos españoles, mientras que una hotelera apenas ronda el 5%". Una situación de mercado complicada que "resta capacidad de negociación al hotelero independiente, que está en peores condiciones que hace cinco años", destaca.

Playa de Benidorm (Alicante), destino principal del turismo doméstico y del británico.
Playa de Benidorm (Alicante), destino principal del turismo doméstico y del británico.ROSA FUSTER

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