Del juzgado al 'draft'

La fulgurante carrera de Ricky Rubio como jugador de baloncesto podría servir de bonito cuento de Navidad. Esta semana, en la madrugada española del jueves al viernes, en el Madison Square Garden, nada menos que el comisionado de la NBA, David Stern, desvelará a qué equipo se va el joven de 18 años que ha roto todos los récords de precocidad debutando como profesional en la ACB con 14 y convirtiéndose en el medallista olímpico más joven de la historia en su deporte. Pero algo no cuadra.

El dinero es el motivo de la discordia entre el precoz Ricky y su club de toda la vida, el DKV Joventut. Los abogados han entrado en materia. La maquinaria judicial ha iniciado su inexorable puesta en marcha. El acto de conciliación previo al juicio se escenificó ayer en Barcelona. Paradójicamente, no hizo sino evidenciar lo irreconciliable de las posturas. El baloncestista considera abusiva la cláusula de 4,7 millones de euros para desligarse de su contrato en vigor por dos años más y el club no está dispuesto a rebajarla ni un céntimo. De no mediar un acuerdo que por ahora no se vislumbra, el conflicto llegará a los tribunales el 14 de octubre, cuando la próxima temporada de la NBA ya esté próxima al inicio. El acto no duró ni un cuarto de hora, otro síntoma de la nula predisposición a limar asperezas.

El acto de conciliación no duró ni 15 minutos, síntoma de la distancia entre las partes

La gran incógnita en este momento es cuál de los muchos equipos de la NBA interesados en Ricky asume su particular situación contractual y cómo se conjugan los intereses del jugador de dar el salto sin salir perdiendo económicamente. Los Clippers de Los Ángeles, los primeros en elegir, parecen apostar por Blake Griffin, pívot de la Universidad de Oklahoma. Rubio podría ser la opción para los Grizzlies de Memphis, que eligen en la segunda posición. Pero el base no parece muy por la labor de recalar en el equipo de Tennessee. Oklahoma y Sacramento son los siguientes en elegir. Las reglas de la NBA garantizan un sueldo que va desde los 6,4 millones de euros por dos temporadas para el número uno del draft hasta los 5,2 millones para el tres.

Josep Via, abogado del Joventut, no descartó que el conflicto pueda desbloquearse en los despachos y no en los tribunales. Pero, al tiempo, añadió que el club no tiene ningún miedo a proseguir con el embrollo en los juzgados. Expuso, como antecedente esperanzador para sus intereses, el caso de otro jugador del Joventut, Albert Miralles, que se acogió en 2001 al decreto 1006 para romper de manera unilateral su contrato. Miralles tenía una cláusula de 1,2 millones. El Joventut le demandó. El juez estimó parcialmente esa demanda y obligó al jugador a pagarle 0,6 millones, pero el Tribunal Superior de Justicia de Cataluña, al que el club recurrió, determinó que tenía que abonarle la totalidad de la cláusula.

Ricky considera que su cláusula es desproporcionada respecto a lo que cobra, 230.000 euros. Aduce además que el Joventut avaló con ella una deuda con Hacienda y entiende que, bajo estas condiciones, el club ya no podía pactar libremente con él una rebaja en la indemnización.