Arquitectos y vecinos aplauden el plan de Moneo y los empresarios recelan

Planteó Rafael Moneo en Vigo que un proyecto como el suyo sólo es posible con el respaldo de toda la ciudad. No será fácil. El plan del prestigioso arquitecto para la reforma del entorno del Ayuntamiento pasa por derribar la torre que alberga la casa consistorial y sustituirla por una gran plaza abierta al mar, una idea que cuenta con un apoyo mayoritario. Pero también con detractores, y no sólo políticos, como la oposición municipal, del PP, que se apresuró a calificarla de "megafantasía". Los promotores inmobiliarios, por ejemplo, tildan el proyecto de "barbaridad", y hasta abogan por mantener la gran torre municipal.

No es la opinión de la Federación de Asociaciones de Vecinos de Vigo. Su presidenta, Elena González, aplaudiría cualquier proyecto que eliminase esa "monstruosidad" del Ayuntamiento; para la mayoría de la ciudad, una metáfora del desarrollismo que arrampló con Vigo en los 70. "Las ideas básicas son perfectas: la unión con la Panificadora, alcanzar la cota del Castro..." El temor de los vecinos no es tanto el proyecto como las posibilidades de que se ejecute: "No nos extrañaría que se quedase en otra infografía más".

Jorreto: "Sustituir la torre municipal es un buen punto de partida"

El escepticismo es quizás el mayor enemigo del plan de Moneo. "¿Es esa reforma una necesidad para Vigo o no?", se pregunta el arquitecto Manuel Gallego Jorreto. "Si la respuesta es afirmativa, la solución que aporta Moneo parece inteligente y tiene muy buena pinta, pero la ciudad debe tener claro que es un proyecto que necesita", aclara. Coincide Jorreto con quienes abominan del actual Ayuntamiento. "Es de poca calidad; emblemático, pero feo, de modo que su sustitución me parece un buen punto de partida para cualquier proyecto", reflexiona.

Tampoco le gusta el Ayuntamiento al presidente de la Confederación de Empresarios de Pontevedra, José Manuel Fernández Alvariño, pero duda de que su sustitución sea prioritaria. "En las infografías todo es bonito, pero no está la economía para afrontar proyectos con tantas incógnitas", expone. Su apuesta pasa por estudiar "la viabilidad del proyecto". "En función de eso, contará o no con el apoyo de los empresarios", adelanta.

Las reticencias empresariales se convierten en rechazo en los promotores inmobiliarios. El gerente de los de Pontevedra (Aproin), Miguel Font, reduce el proyecto de Moneo a "juguetito del alcalde", Abel Caballero. "Es otra barbaridad más de este señor, como el monolito de la ría de Jean Nouvel". Además, le parece "feo". "Un paredón frente a las Cíes", lo califica, en contraste con la torre municipal, que es "desastrosa", pero "está ahí". "Se puede reformar o adecentar, pero tirarla es un dispendio", opina Font.