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POLÍTICA ALEMANA | Laboratorio de ideas

¿Demasiado bueno para ser cierto?

Una crisis económica inaudita en el periodo posterior a la II Guerra Mundial está obrando maravillas en el pensamiento económico alemán. Un país que durante mucho tiempo se basó en los dos pilares de una máquina exportadora en apariencia irresistible y en un estado del bienestar paternalista parece inclinado a replantearse las premisas en las que basaba su prosperidad, pero está poniendo a prueba los límites del modelo.

La negativa del Gobierno a avalar al minorista Arcandor es sólo la última señal de que está ganando terreno una línea más dura contra la ayuda estatal. Esta negativa se produce después de que el Gobierno se hiciera un poco el duro con Opel y rechazara una solicitud de fondos públicos de Porsche, el fabricante de coches deportivos que ahora está pasando apuros. También llega pocas semanas después de que el Gobierno enviara señales claras de que se muestra abierto a que los fondos soberanos extranjeros inviertan en valores estrella alemanes.

La recesión y sus consecuencias tal vez tengan algo que ver con el examen de conciencia de la élite alemana. El presidente del Bundesbank, Axel Weber, se preguntaba no hace mucho en voz alta si es bueno para la economía alemana depender tanto de las exportaciones, lo cual hace que el país sea más vulnerable a las recesiones mundiales. Además, puede que Alemania esté rechazando las peticiones de ayudas estatales a sectores con problemas porque desea mantener la disciplina fiscal en la medida de lo posible.

Buena parte de la retórica sobre el libre comercio proviene del ministro de Economía, Karl-Theodor zu Guttenberg, un conservador bávaro en rápido ascenso. Al dejar que Arcandor se hunda, Guttenberg demuestra que también es capaz de predicar con el ejemplo.

Guttenberg se ha convertido en centro de las críticas del centroizquierdista SPD, socio minoritario de la gran coalición liderada por Angela Merkel. Pero las ideas intervencionistas del SPD no tienen eco entre la ciudadanía. En las elecciones europeas, sus votos caían hasta un triste 21%, muy por debajo del 39% obtenido por la conservadora CDU. Los liberales del FDP, partidarios del libre mercado, obtenían unos resultados especialmente buenos, aumentando sus votos cinco puntos porcentuales, hasta alcanzar el 11%.

Esto sienta las líneas de debate para lo que podrían ser unas elecciones generales muy interesantes el próximo septiembre, que a lo mejor llevan a la ruptura de la gran coalición y a su sustitución por una alianza CDU/FDP. -

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