"La NASA eligió nuestro sistema de planificación por ser más flexible"
Una misión de la NASA que partirá hacia la Luna el próximo día 17, la Lunar Reconnaissance Orbiter (LRO), lleva una contribución tecnológica esencial que es española. Se trata del sistema de planificación, desarrollado por la empresa GMV. "La NASA tenía tres alternativas: su propio desarrollo, el de una empresa estadounidense y nuestro sistema, que eligió porque es más flexible que los otros", explica Jesús Serrano, director general de GMV. La empresa nació hace 25 años casi en las aulas de la Escuela de Ingenieros Aeronáuticos de Madrid, y ahora aporta tecnología a la NASA, vende sus desarrollos a los operadores de satélites de todo el mundo, participa en los programas de la Agencia Europea del Espacio (ESA) y se ha diversificado adaptando su experiencia espacial a otros sectores, como la gestión de transporte. "Somos una empresa de tecnología con más de mil empleados, de los que el 85% son titulados universitarios", señala Serrano. GMV factura al año 95 millones de euros. Este ingeniero aeronáutico, de 49 años, arrancó su carrera profesional trabajando en la ESA, en Alemania, y a su regreso a España se incorporó a la empresa que ahora dirige.
"La empresa fue creada en 1984 con un crédito de 500.000 pesetas"
"En este sector los programas son plurianuales y la crisis se nota poco"
Pregunta. ¿En qué consiste la Lunar Reconnaissance Orbiter?
Respuesta. LRO es la primera misión para obtener información con vistas al regreso de los astronautas a la Luna, incluyendo la búsqueda de posibles lugares de descenso. El satélite, de casi dos mil kilos y con varios instrumentos científicos, será lanzado en un cohete Atlas 5, llegará a la Luna en cuatro días y se pondrá en órbita polar, a 50 kilómetros de altura.
P. ¿Qué aporta GMV a LRO?
R. Hemos hecho todo el sistema de planificación, el cerebro en tierra para la misión que recibe información tanto del satélite como de las infraestructuras implicadas; hay que planificar y gestionar todo, desde los instrumentos científicos hasta las maniobras del satélite, las comunicaciones o los recursos humanos.
P. ¿Es difícil entrar en el sector espacial estadounidense?
R. Hace cinco años creamos la filial de GMV en EE UU, que es una empresa enteramente estadounidense y no tiene restricciones. Esto es importante porque la mayoría de las actividades espaciales entran en la regulación de tecnologías restringidas de International Traffic in Arms Regulations (ITAR), y quien trabaje en estos sistemas tiene que tener nacionalidad estadounidense o haber pasado el control para obtener la llamada tarjeta verde.
P. ¿Cómo se da el salto al sector del otro lado del Atlántico?
R. GMV tiene una actividad muy importante en el ámbito institucional y en el mercado de satélites comerciales, sobre todo en el segmento de tierra. Tenemos clientes en todo el mundo, incluidos los mayores operadores de satélites. Pero vimos que nos faltaba entrar en el entorno institucional de EE UU. El mercado allí es potencialmente muy grande porque se invierte en espacio mucho más que en Europa, pero también hay unas empresas muy grandes bien asentadas. Aun así, estamos satisfechos: con nuestra filial hemos superado barreras, hemos entrado en varios programas y facturamos cinco millones de dólares al año.
P. ¿Están en más proyectos de la NASA?
R. Sí, en Oco y en Glory, de observación de la Tierra los dos. Hemos desarrollado el sistema de dinámica orbital en ambos. Lamentablemente, el lanzamiento de Oco falló, el pasado febrero, pero Glory se lanza dentro de unos meses. Además, en la misión de continuación de Landsat somos responsables de gran parte del segmento de Tierra.
P. GMV nació en un departamento universitario de la Universidad Politécnica de Madrid. ¿Cabía pensar entonces en vender alta tecnología a la NASA?
R. Era absolutamente impensable. La empresa fue fundada en 1984 por Juan José Martínez García, profesor de la Escuela de Ingenieros Aeronáuticos, con un crédito a riesgo de 500.000 pesetas del Ministerio de Industria y con la ESA como referente para trabajar. Actualmente, de 95 millones de euros de facturación anual, la mitad corresponde puramente al espacio; el sector del transporte supone el 17%, el de defensa y aeronáutica, entre el 16% y el 18%, y el resto son otras actividades, como tecnologías de la información y comunicaciones, robótica, observación de la tierra y seguridad marina.
P. Muchas empresas aeroespaciales europeas están en los grandes consorcios Astrium y Thales. ¿GMV también?
R. Somos una empresa independiente y trabajamos tanto con Astrium como con Thales, pero también con Boeing, Orbital, General Dynamics, Lockheed Martin, Loral, Orbital, etcétera. Empezamos hace tiempo a hacer transferencia de tecnología del espacio a otros sectores. Por ejemplo, a finales de los años ochenta teníamos experiencia en navegación por satélite, GPS, y nos planteamos llevar la tecnología al sector transporte, a la gestión de flotas de camiones o autobuses. En aquella época no había forma de vender estos sistemas y nos costó muchísimo, pero hoy somos el número uno en la gestión de transporte en superficie; dentro de poco todos los trenes de Renfe (cercanías, largo recorrido y mercancías) llevarán el sistema GMV de navegación y gestión.
P. ¿El trabajo para la ESA sigue siendo importante?
R. Sí. Empezamos con la ESA, nos hemos desarrollado con ella y luego con el mercado institucional europeo (Eumetsat y CNES). Pero desde hace tiempo trabajamos también en el sector comercial en los cinco continentes, y ahora cerramos el bucle porque hay tecnologías que hemos desarrollado para este último que interesan a la ESA.
P. Gran parte del trabajo de GMV es de sistemas y de software, pero también hace robótica.
R. Sí. Hemos tenido aquí un rover de demostración de tecnologías de la ESA que podría servir para la exploración con astronautas en la Luna o en Marte. Nosotros aportamos los sistemas de navegación, control y planificación del vehículo. De robótica también, pero diferente, es el simulador de cirugía artroscópica, para el entrenamiento de médicos, que hemos hecho aquí y que nos ayuda a comercializar una empresa estadounidense.
P. ¿En qué proyectos de la ESA es fuerte su participación?
R. La ESA es una de las agencias más importantes del mundo, y nuestro mayor cliente. Ahora estamos muy involucrados en Galileo con elementos clave del segmento de Tierra. También estamos en Exomars, el futuro rover de la ESA para explorar Marte; hemos desarrollamos el centro de control de la nave espacial ATV; estamos en SMOS, un programa muy importante de observación de la Tierra, etcétera.
P. ¿Cómo va el Galileo?
R. Europa tiene muchas ventajas y algunos inconvenientes. Los países se juntan y desarrollan proyectos que no pueden afrontar individualmente, pero cada uno tiene intereses y prioridades y todo hay que discutirlo y negociarlo. En Galileo se ha perdido mucho tiempo y recursos en discusiones entre los países, la ESA y la Comisión Europea. También están los éxitos: los dos satélites de demostración -Giove A y Giove B- ya en vuelo. La siguiente etapa es de cuatro satélites y todo el sistema de Tierra; en 2012 o 2013 la constelación de satélites debe estar casi completa.P. ¿Se nota la crisis económica en el sector espacial?
R. Por ahora, poco. En este sector, los programas son plurianuales, así que no está tan sujeto a los vaivenes. Si la crisis se alarga, se podría notar cuando los países decidan sobre futuros programas, aunque la actividad espacial significa comparativamente poco dinero. España dedica 200 millones de euros a los programas de la ESA. En el mercado comercial, los grandes operadores están revisando sus planes de adquisición de nuevos satélites, y si sus clientes cancelan contratos o los ralentizan, entonces podrían demorar sus proyectos y notaríamos la crisis. -
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