Sebastián planifica con energía
El ministro de Industria busca el apoyo de empresas privadas para sus proyectos
Las elecciones europeas han servido de acicate, y no precisamente por el resultado negativo para el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero, para activar una serie de proyectos de impulso económico en terrenos como las infraestructuras, la industria y las finanzas. El presidente ha tocado a rebato. También la vicepresidenta segunda y ministra de Economía, Elena Salgado, instó, en la Comisión Delegada para Asuntos Económicos del Gobierno, que se adelantó al martes por la jornada festiva del jueves en Madrid, a apretar el acelerador a todos los ministros del área económica. Y en parecidos términos, la vicepresidenta primera, Teresa Fernández de la Vega, arengó el miércoles a los secretarios de Estado y subsecretarios en su reunión semanal.
El cambio de Gobierno de hace dos meses ya respondía en gran parte a la necesidad de estimular la economía y recobrar el pulso, maltrecho por la situación como se puede comprobar en las cifras macroeconómicas aprobadas el viernes por el Consejo de Ministros. En primera línea de parrilla de esos proyectos, al margen del Plan de Reestructuración y Ordenación Bancaria (FROB) que ultima Economía, están los ministros de Fomento, José Blanco, con su plan de infraestructuras, y de Industria, Miguel Sebastián, que maneja varios programas en sectores innovadores.
Los dos ministros se presentan con el apoyo de la iniciativa privada para sacar esos planes adelante sin dañar las arcas públicas. Los de Blanco están muy avanzados y se espera que este mismo mes se conozcan, con los detalles de la financiación constructoras y las garantías correspondientes, que estas empresas exigen como seguridad para su inversión. Pero de eso el ministro ya ha dicho bastante en sus últimas intervenciones. Sebastián, metido ahora en solucionar el futuro de Garoña y Opel, prepara los suyos para septiembre.
No obstante, ya ha comenzado a pergeñarlos. Los primeros pasos de Sebastián se han enfocado, precisamente, a negociar la participación de las grandes empresas (telecomunicaciones, energéticas, además de construtoras, que están en todos los frentes, entre otras) en esos programas, que se centran en ahorro energético, coche eléctrico y uso de nuevas tecnologías.
Posiblemente, el proyecto más avanzado, que el ministro sólo ha confiado a muy pocos, consiste en la puesta en marcha de empresas de servicios energéticos, conocidas como escos, por su denominación en inglés (energy service companies), o por la española eses (empresas de servicios energéticos). La actividad estriba en optimizar el gasto energético en otras empresas, comunidades de propietarios o instituciones públicas. Su rentabilidad se basa en tomar un porcentaje de la factura eléctrica de los clientes, que una vez pagadosesos servicios tienen importantes ahorros.
Hay varios factores que explican el interés: España se sitúa en tercer lugar en gasto energético de la UE en los últimos 10 años, con un desembolso que supera en un 20% la media europea; la inestabilidad en el precio de las materias primas hace más rentable la inversión en ahorro energético; la coyuntura es propicia por la crisis del sector de la construcción, en el que es más fácil contratar oficios para el desarrollo de los proyectos de ahorro energético y su posterior mantenimiento; el potencial de ahorro energético de la industria es muy elevado (la alemana, con un peso de un 27% en su economía, usa un 25% del consumo final de energía, mientras que en España, con un peso del 20%, usa un 31%).
Según las perspectivas del ministerio, que se mira en la experiencia de Estados Unidos, cubriría parte de la bolsa de empleo que se ha generado por el parón del sector de la construcción. Por esa razón, Industria apoyaría la implantación de estas empresas facilitando su financiación. Y también por eso, el ministro ha recurrido a las constructoras, que podrían configurarlas como filiales o divisiones.
No se puede despreciar la experiencia internacional de estas compañías para mejorar la productividad y otras asignaturas pendientes de la economía española. A ello responde también los planes en nuevas tecnologías, como uso de fibra óptica, en el que contará con la aportación de grupos de telecomunicaciones, aunque eso obligue a aflojar algunas exigencias regulatorias.
El presidente de GM tranquiliza al ministro sobre Figueruelas
El presidente de General Motors, Fritz Henderson, llamó el viernes a Miguel Sebastián para comunicarle que el futuro de la planta de Figueruelas se decidirá por razones económicas e industriales y no políticas. Un alivio para el ministro de Industria, al que le faltaba por conocer la opinión de la tercera pata de Opel después de haberlo hecho la semana pasada en San Petersburgo con el grupo Sbenbank y el Gobierno ruso, y esta misma semana con la canadiense Magna. Así, podrá visitar el miércoles con buena cara a la planta zaragozana. La empresa ha planteado un recorte de 10.000 empleos en Europa y parece que, al margen de las bajas ya pactadas, a Figueruelas, donde trabajan 7.500 personas, apenas le tocará.
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