México, en cuarentena
La economía del país norteamericano se enfrenta a su peor recesión desde la 'crisis del tequila' de 1995
El dato es lapidario: la economía mexicana se contrajo un 8,2% durante el primer trimestre de este año, el peor retroceso desde 1995, cuando el desplome de su estructura productiva contagió a toda Latinoamérica con el célebre Efecto Tequila. Hoy las causas son bien distintas y el culpable no es el Gobierno, pero esta nueva recesión deja al descubierto que México -uno de los países emergentes que tenía mejores perspectivas antes de que estallara la crisis mundial- tiene un largo camino por recorrer para situarse en la primera división de las economías.
La tormenta financiera internacional ha desnudado dos de sus principales carencias, que en época de bonanza son, sin embargo, sus principales motores de crecimiento. La primera es su excesiva dependencia de EE UU, su principal socio comercial y el destino del 87% de sus exportaciones. La caída de la economía estadounidense ha afectado, además, al envío de remesas de los emigrantes mexicanos y ha congelado la inversión extranjera directa. De esta manera, entre enero y marzo se produjo una salida de capitales por 3.900 millones de dólares.
La excesiva dependencia de EE UU pasa factura
El segundo problema es la caída del precio internacional del petróleo. Fuentes de la Secretaría de Energía calculan que Pemex ha perdido un 60% de ingresos debido a la bajada del crudo. La petrolera estatal aporta casi el 40% de los ingresos tributarios del Gobierno, por lo que el presupuesto fiscal del próximo año necesariamente deberá ajustarse en función de estos recortes. Un preocupante cuadro que se completa con el brote de gripe A que paralizó al país durante tres semanas a finales de abril.
Las cifras oficiales indican que el cierre de comercios, escuelas e industrias durante este periodo generó unas pérdidas económicas equivalentes a 2.270 millones de dólares, equiparables a una disminución del 0,3% del PIB mexicano. Adicionalmente, el brote de influenza en el sector turístico generará una pérdida de otros 2.500 millones de dólares. Con estos datos, el Ejecutivo presidido por Felipe Calderón elevó sus previsiones de caída al 5,5% del PIB para este año, desde el 4,1% pronosticado antes del brote de la nueva cepa de la gripe.
Todo este complejo cuadro macroeconómico ha hecho que la producción industrial cayera un 13% durante marzo, la más pronunciada en los últimos 14 años. A esto se suma la depreciación del 20% registrada por el peso mexicano frente al dólar y las previsiones de caída del PIB que se sitúan en el 7,3% para el segundo trimestre y en el 3% entre julio y septiembre de este año. ¿Luz al final del túnel? Los analistas de institutos privados creen que a partir de octubre el PIB podría crecer un 1% para que en 2010 se repita esta alza.
Por su parte, el Ejecutivo mexicano ha puesto en marcha una decena de programas para estimular la economía basándose en planes de inversión pública y de estímulo al consumo. No obstante, muchos de ellos se han saldado sin éxito y la mayoría se ha relanzado después de que se controlara el brote de gripe. Con todo, el país tiene una línea de crédito aprobada con el FMI por 47.000 millones de dólares, un programa similar al que ha sido suscrito hace unas semanas con el Banco Mundial.
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